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Adiós a las armas

Una operación policíaca desmanteló una gran red de tráfico de armas al servicio de la delincuencia.

17 de octubre de 2004

Desde hace varios años Wayne Lever Duke era considerado 'el dueño' de la isla de San Andrés. Su nombre inspiraba miedo y respeto. A pesar de ser un absoluto desconocido para la mayoría de los colombianos, era un hombre bastante popular en el mundo de la delincuencia en Colombia y Centroamérica.

Conocido con los alias de 'El Casco' este sanandresano aprovechó por años la lejanía de la isla y el poco control de las autoridades para crear un imperio y convertirse en el principal proveedor de armas para la guerrilla, paramilitares o narcotraficantes en el país.

Con importantes contactos en Honduras, Nicaragua y El Salvador, 'El Casco' conseguía cualquier tipo de armamento de guerra, que en la mayoría de los casos obtenía pagándolo con cargamentos de droga proveniente de las diversas redes en varios lugares del país. Por años fue intocable y aunque las autoridades conocían sus actividades nunca lograron atacarlo, lo que le permitió transformarse en el principal proveedor de material de guerra para los grupos ilegales . Pero todo eso terminó el pasado 22 de septiembre, cuando él y toda su red fueron capturados.

La operación que permitió el desmantelamiento de la red de traficantes más grande de los últimos tiempos comenzó en enero de este año e implicó un trabajo de inteligencia conjunta entre la Policía, la Fiscalía y la Armada que se desarrolló en cuatro países.

El 20 de enero de este año la Policía descubrió que uno de los contactos de Lever en Cali estaba gestionando la compra de 200 fusiles AK-47, medio centenar de lanzagranadas, rockets y otros materiales de guerra. El comprador era nada más y nada menos que el frente 14 de las Farc a cargo de Fabián Ramírez. Durante varias semanas empezaron los seguimientos de inteligencia que los llevaron a diferentes ciudades del país. Durante esas tareas establecieron los contactos de Lever y las Farc en Colombia y los eslabones de la red en Centroamérica, de donde saldrían las armas. Las autoridades comenzaron a cercar a los contactos de Lever, y mientras consolidaban el caso consiguieron que el cargamento que estaban necesitando las Farc no llegara a tiempo, con lo que el 'negocio' con ese grupo se dañó. El inconveniente para Lever es que ya tenía listo en Honduras gran parte del cargamento. El sanandresano decidió entonces buscar un nuevo cliente: una facción del cartel del norte del Valle. El negocio se cerró en Panamá, hasta donde lo siguió la Policía colombiana en coordinación con autoridades de ese país.

El 26 de julio el cargamento salió de la Isla del Maíz en Nicaragua rumbo a San Andrés, desde donde se llevaría hasta el Valle del Cauca. Ese día, sin embargo, la Policía y la Armada interceptaron la lancha que llegó a las playas de la isla colombiana e incautó 12 ametralladoras calibre 7,62 de fabricación alemana, 11 fusiles AK-47 y lanzagranadas antitanque de fabricación rusa, entre otros. Durante el operativo fue detenido el principal enlace de Lever con los traficantes centroamericanos: Juan Carlos Herrera.

Tras ese operativo Lever sintió por primera vez el acecho de las autoridades que continuaban recolectando pruebas en su contra. Aparte del acoso de la Policía, el traficante tenía otro problema adicional. Aunque parte del cargamento de armas había caído en manos de las autoridades, lo que originó que el cartel del norte del Valle desechara el negocio, Lever estaba encartado con el resto de las armas que no había alcanzado a enviar. Intentó entonces buscar un tercer comprador: los paramilitares. Pero no pudo concretar la transacción. En la madrugada del pasado 22 de septiembre un grupo élite de la Armada, acompañados por miembros de la Policía y la Fiscalía, arrestaron a Lever en su residencia en San Andrés. Doce personas más fueron arrestadas simultáneamente en Medellín, Cali y Bogotá. Ese fue el fin de uno de los mayores traficantes de armas del Caribe.