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"Advertimos lo de las Bacrim"

Por primera vez, Salvatore Mancuso habla para un medio desde la cárcel donde está preso en Estados Unidos. “Estamos haciendo el ridículo en Justicia y Paz”, dice.

2 de abril de 2011

El 13 de mayo, Salvatore Mancuso cumple tres años de haber sido extraditado a Estados Unidos. En su primera entrevista a un medio, Mancuso le dijo a SEMANA que advirtió al gobierno sobre el rearme de los desmovilizados y habló de su escepticismo sobre el proceso de Justicia y Paz.

Mancuso está recluido en Northern Regional Warsaw, a dos horas y media de Washington, en una unidad con otros 80 presos, en 40 camarotes, a 90 centímetros uno de otro. Puede ver el sol los lunes de 1:30 a 2:30 de la tarde, si las condiciones lo permiten y hay un guardia que los cuide. Le dieron un baúl de 35 centímetros de alto por 40 de ancho y 90 de largo, en el que guarda lo que puede escribir con un lápiz y los documentos sobre los miles de procesos en su contra como comandante de los bloques Córdoba, Catatumbo y Norte.

SEMANA: ¿Qué han sido estos tres años de extradición para usted?

Salvatore Mancuso: Ha sido una forma de retaliación, de alejarnos para que no reconstruyamos la verdad. Eso ha afectado enormemente la credibilidad del proceso y ha influido muchísimo en la desconfianza de los desmovilizados, en el rearme de los mismos y en las alianzas que luego se han dado con los otros actores delincuenciales.

SEMANA: Dijo en la audiencia de imputación, el 30 de marzo, que no asiste más a las versiones libres si no le dan seguridad a su familia y garantías jurídicas…

S.M.: Me están imputando hechos que confesé en 2006, 2007 y 2008. Mientras estuve en Colombia alcancé a confesar más de mil hechos, y en la imputación vamos por el 300, después de cinco años de la Ley de Justicia y Paz. ¿Cómo sigo en versión libre a través de videoconferencias, si no he vuelto a reunirme con los hombres de los bloques para reconstruir esas verdades? Acá, en Estados Unidos, fui como a cuatro versiones más, pero realmente me dio vergüenza con las víctimas continuar, porque no tenía respuestas para todas las preguntas.

SEMANA: ¿Habían entendido ustedes que el proceso sería distinto a lo que estamos viviendo?

S.M.: El gobierno se dedicó a trabajar para conseguir resultados en las desmovilizaciones, pero no pensó en una solución a los problemas que llevaron al surgimiento, crecimiento y evolución de las autodefensas, la guerrilla, el narcotráfico y las bandas delincuenciales. Si yo desmovilizo solo a quien carga un fusil, y creo que con eso acabo el conflicto, me equivoco. Propusimos erradicar los cultivos de coca antes de la desmovilización, pero no quisieron. Si no erradicábamos, la gente se iba a juntar con narcotraficantes, delincuencia común y la misma guerrilla para retomar su territorio.

SEMANA: ¿Se le advirtió al gobierno lo que podía suceder con el rearme?

S.M.: Yo le mandé unas cartas al gobierno al respecto y me mamé de la mesa de negociaciones. Dije: erradiquemos los cultivos, armemos los proyectos productivos y titulemos las tierras a los campesinos. Cuando me cansé, traté de hacerlo público.

SEMANA: Las Bacrim tienen desbordada la institucionalidad. ¿Por qué, si se había advertido?

S.M.: El gobierno dice que no quiere dialogar ni negociar con ellos. No hay otra forma que abrir un proceso. Ellos están en las bandas porque el gobierno incumplió, porque no tuvieron opción diferente que irse. Cómo es posible que a algunos les dijeran que, como eran militares y pasaron a las autodefensas, lo que hicieron como militares no se los reconoce la Ley de Justicia y Paz.

SEMANA: ¿Era previsible que los nuevos grupos armados terminaran unidos con la guerrilla en ciertas zonas?

S.M.: Nosotros se lo dijimos al gobierno: cuando estos muchachos se den cuenta de que el gobierno incumplió, no van a combatir más a la guerrilla. Se van a buscar para aliarse , en especial, cuando la guerrilla había quedado tan diezmada por nosotros. Ellos sabían de las redes urbanas que teníamos, el control territorial que habíamos ejercido y el apoyo que tuvimos, tanto de la ilegalidad como de la legalidad, ellos van a querer aprender cómo manejamos el tema y querer sacarle provecho, tanto unos como otros.

SEMANA: ¿Cuáles son las herramientas que necesitarían para poder aportar al proceso?

S.M.: A todos nos pasa lo mismo: no podemos reunirnos con nuestros hombres. Entonces, ¿cómo voy a referirme a algo que no recuerdo o no conocí porque no lo ejecuté yo? Estamos haciendo el ridículo porque no estamos construyendo nada y no nos están brindando las garantías jurídicas ni de seguridad a nuestras familias. A Hernán Giraldo le mataron un hijo.

SEMANA: ¿Cómo le llegan las noticias sobre Colombia?

S.M.: Aquí hay un televisor en inglés, la radio no coge un solo canal en español. Las noticias que me llegan de Colombia son las que me envían por correo mis abogados, o mi esposa, la familia. Los jueves me llega la revista SEMANA. ¿Qué siento? Una gran tristeza que se haya desaprovechado semejante oportunidad y que se haya engañado al país. Que hayan triunfado los intereses de pocos, pero de poderosas personas que les interesa perpetuar el conflicto porque viven de él. En mi Córdoba natal, lo que me dicen mis amigos es que están viviendo una época peor que la de la guerrilla. Recibo cartas que me dicen: “‘Mono’, esto ha llegado a niveles que nunca habían estado en el pasado”.