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| Foto: Archivo SEMANA

ENTREVISTA

“Hay que garantizar que los proyectos del campo tengan clientes"

Adecuar el campo para hacerlo más productivo y tender un puente entre la Colombia rural y las capitales, que acorte la brecha económica, es el horizonte que persigue la Agencia de Desarrollo Rural. Hablamos con su director Carlos Eduardo Gechem.

19 de octubre de 2017

De todos los desafíos que tiene Colombia, uno de los más importantes es cerrar la enorme brecha que separa la población rural de la urbana. Lograrlo no sólo tendría efectos sobre la economía sino que ayudaría a potenciar un sector que como el agroindustrial tiene todas las salidas en el país.

Después de Brasil, México, Argentina, Chile, Ecuador y Perú, Colombia ocupa el séptimo lugar como exportador de productos agroindustriales en América Latina. Hay mucho potencial que el país está en mora de aprovechar y sin la excusa de las Farc en el territorio, el camino está despejado para andar. 

Hace unos días, como parte del tránsito que intenta dar el país en el posconflicto, un total de 69 gremios, entidades del sector privado, de la academia y del sector agropecuario, ratificaron su interés de trabajar con la Agencia de Desarrollo Rural. El objetivo: fortalecer el campo.

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Uno de los palos en la rueda que impiden que el sector crezca es la dificultad que tienen muchos campesinos para comercializar sus productos. Por eso, la idea no solo es recuperar con los distritos de riego miles de hectáreas sin utilizar sino también abrirle paso al último eslabón de la cadena: llegar a importantes mercados.

Los hogares rurales tienen menos posibilidad de generar ingresos y de tener sostenibilidad económica en el mediano y largo plazo. Un dato que ilustra esta situación es que más del 60 por ciento de los hogares rurales no accede a ningún activo productivo (tierra, asistencia técnica, crédito o riego) y solo un 5 por ciento tiene capacidad de acumularlos.

SEMANA habló con el director de la Agencia de Desarrollo Rural sobre la gestión que adelanta la entidad para acortar la brecha. Este es el balance a un año de haber nacido la organización.

SEMANA.: Pocos conocen la Agencia de Desarrollo Rural, ¿cuál es su fin?

Carlos Eduardo Gechem.: La Agencia de Desarrollo Rural apareció junto a la liquidación de INCODER. Eso fue en marzo de 2016. Lo que se ha buscado es cofinanciar proyectos integrales de desarrollo rural que presentan las asociaciones de productores, las alcaldías y las gobernaciones.

SEMANA.: ¿En el territorio con quién se entienden?

C. E. G.: Trabajamos directamente con las asociaciones. Les ayudamos a formular el proyectos que presentan a la entidad. No hay intermediarios o asesores sino que en las regiones tenemos un equipo de funcionarios que les ayuda a estructurar los proyectos.

SEMANA.: ¿Hace unos meses se informó que los estaban suplantando?

C. E. G.: Personas que aparentemente hacen parte de asociaciones, les estaban cobrando a los campesinos (o a otras asociaciones) por formular proyectos. Uno de los puntos preocupantes es que engañaban a las personas diciendo que tenían garantizado y que la entidad lo cofinancia. El tema está en manos de las autoridades. Ningún proyecto tiene garantía de ser cofinanciado. Todos pasan a evaluación porque hay que ver parámetros legales, ambientales y económicos. La agencia busca la forma de cofinanciar proyecto, pero no financiar el 100 por ciento. A muchos los engañan diciéndole eso y que les va mejor si pagan a una fundación para que les ayude. Pero eso no es así. 

SEMANA.: La cúspide del trabajo que ustedes impulsan tiene que ver con los distritos de riego, ¿de qué se trata?

C. E. G.: Para esos proyectos integrales tenemos cuatro pilares fundamentales: la asociatividad, que es con quien se cofinancia el proyecto; la asistencia técnica, el apoyo que se brinda a los productores; la adecuación de tierras, que tiene que ver con los distritos de riego y de drenaje. Al final de la cadena, está la comercialización. Pero el grueso de nuestro presupuesto está por ley dedicado a la adecuación de tierras. Es decir, a los distritos de riego, drenaje y protección ante inundaciones.

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SEMANA.: ¿Qué son los distritos de riego? ¿Cuál es la radiografía del país?

C. E. G.: Hace un año cuando aparecimos, se hizo un inventario de los distritos de riego en el país. Eso no existía y en el proceso nos encontramos que en el país hay 733. Los distritos de riego se dividen en tres niveles: pequeños, medianos y de gran escala. Su dimensión dependerá de la zona. Por ejemplo: de cero a 50 hectáreas son de pequeña escala, de 50 a 500 de media y de más de 500 es de gran escala. Sin embargo, en el análisis preliminar que se hizo nos encontramos con que de esos 733 sólo 80 son de la nación y son administrados por la agencia. El problema es que más del 50 % está sin funcionar. Por eso, iniciamos un proyecto de rehabilitación de distritos de riego.

SEMANA.: ¿Cómo fue el proceso?

C. E. G.: Se hizo una licitación a la que se presentaron 104 proponentes. Con 40.000 millones estamos rehabilitando 102.000 hectáreas de tierra. En el cuatrienio la meta es rehabilitar 102.000 y en diciembre estaremos entregando 120.000. Cuando termine el periodo se habrá entregado 183.000 que es el 179 por ciento de la meta.

SEMANA.: ¿Cuántas personas se benefician a partir de esas hectáreas recuperadas?

C. E. G.: En Becerril (Cesar) estuvimos en la vereda Estados Unidos. Allí Jorge 40 y Simón Trinidad eran los dueños. El distrito de riego estaba abandonado por la violencia, nosotros llegamos y lo rehabilitamos. La gente nos decía cuando se instaló que nunca antes había ido la autoridad. El que venía terminaba muerto. En cuanto a los beneficiados, eso depende del nivel del distrito de riego. Se tiende a pensar que entre más grande beneficia a grandes productores, pero eso no es así. Las directamente beneficiadas son las hectáreas y las personas que estén a su alrededor. Es muy difícil determinar el número, eso depende de las zonas.

SEMANA.: ¿Cómo fue el proceso?

C. E. G.: Antes decían: ‘vamos a construir distritos de riego para que aumente el valor de la tierra‘. El problema es que eso se hacía sin estar atado a algún proyecto integral. No más era una obra. Lo que nosotros estamos impulsando es pegarles a esos distritos proyectos donde se materialice la asociativdad, la asistencia técnica y la comercialización. Además, eso facilita que sean sostenibles económicamente y en el tiempo.

SEMANA.: Por ejemplo...

C. E. G.: Tenemos el caso de Belén de Hungría (Risaralda) que es una maravilla. Son 320 familias que se asociaron y producen plátano. Aunque no hubo necesidad de poner distrito de riego, se les ofrece asistencia técnica, adecuación de tierras y apoyo para la comercialización. Ahora ellos venden su producción a Pepsico. A ellos se les puso una planta con unas bandas transportadoras que costó 346 millones pesos, construyeron la planta y el alcalde donó el terreno. 

SEMANA.: ¿En qué consiste el proyecto que tienen en Sucre y Bolívar?

C. E. G.: Ese esquema de Risaralda se replicó en los Montes de María donde trabajamos con Coltabaco. Son alrededor de unas 350 familias asociadas y la empresa les ofrece asistencia técnica para producir. Nosotros construimos un distrito de riego con unos estudios y diseños que dio Fundación Semana y Coltabaco les compra la producción. Es un proyecto integral.

SEMANA.: ¿Cuáles son las problemáticas más recurrentes con las que se topan esas sociedades que intentan salir adelante?

C. E. G.: Si pensamos desde la agencia hay dificultades desde los cuatro pilares. Es decir, en la asociatividad porque normalmente hay zonas del país donde es muy fuerte como el eje cafetero, pero otras donde no. Nosotros trabajamos es de esa forma, en algunos territorios hay que llegar a convencerlos y eso a veces es complicado. Sin embargo, cada vez se convencen más de que ese es el camino. Hay gente que va a la oficina y nos dice: tenemos esta idea. Nosotros les decimos listo tenemos que estructurar el proyecto y lo primero es crear la asociación.

SEMANA.: Y... ¿en los otros puntos?

C. E. G.: Frente a la adecuación de tierras están todas las dificultades. La Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) que es la unidad de adecuación del sector dice que sólo el 7 por ciento de las tierras cultivadas en Colombia están adecuadas. Es decir, ahí lo que hay es un reto gigantesco para poder adecuar todas las hectáreas que hay en el país.

En la comercialización también porque ahí normalmente lo que ocurre es que la gente produce y luego busca quién le compre. Nosotros lo hacemos desde el inicio. Arranca el proyecto y de una ver a quién se le va a vender. Se han hecho ruedas de negocios como puentes. Por ejemplo, en la primera sentamos a unos productores de durazno en Boyacá y ellos ahora le están vendiendo su producción a Andrés Carne de Res y Don Jediondo. Hay que garantizar que los proyectos tengan cliente, ese es el éxito de la cosa.

SEMANA.: ¿Hay receptividad de los empresarios?

C. E. G.: Sí, se han hecho acuerdos de entendimiento y voluntades con grandes cadenas de supermercados para que garanticen que nuestros productos estén ahí vendiéndose. Las ruedas de negocio son una plataforma importante de la que participan.

SEMANA.: ¿Cuántos proyectos están acompañando en el país?

C. E. G.: Desde que nació la agencia hemos adelantado alrededor de 1.000 proyectos. Y, por ejemplo, se han cerrado negocios con el Éxito, Olímpica, Don Jediondo, Andrés Carne de Res y Corabastos.

SEMANA.: ¿Qué tanto afecta las utilidades de los pequeños productores los intermediarios y todo el atraso de las regiones?

C. E. G.: Por ejemplo, en el caso de Belén de Hungría, Pepsico va hasta la puerta de la finca. No hay un estándar. Otro proyecto en ese municipio es con Jugos Hit. Nosotros les ayudamos a organizar unos cuartos fríos y unos camiones con cuartos fríos especiales para que la mora permanezca a la temperatura que es. Hay que garantizar la efectividad entre la producción y la comercialización. En todo ese proceso es clave el tema de la cantidad y la calidad. Muchos nos dicen: estoy dispuesto pero si no hay cantidad adecuada y calidad permanente, es difícil sostener los procesos. Por eso es que las asociaciones les permitirán comercializar la cantidad que les piden.

SEMANA.: ¿A qué regiones han llevado?

C. E. G.: En Tumaco estamos con una asociación de camarón y piangua que estamos enlazando para que se puede comercializar fácilmente con los correspondientes requisitos. Frente al tema de infraestructura y los distritos de riego, estamos en zonas específicas: sur del Atlántico, Córdoba, Putumayo y el distrito de drenaje de Sibundoy que es de 8.800 hectáreas. En Tolima, Huila y La Guajira. Cesar va ser el primer departamento en Colombia con el 100 % de sus distritos de riego a pequeña escala rehabilitados.  

SEMANA.: ¿La Guajira? 

C. E. G.: Allí tenemos un convenio con Findeter. Estamos construyendo 37 pozos para 42 comunidades Wayúu. Todo hace parte de una mesa de concertación. En ese caso no se hacen distrito de riego sino pozos. Soluciones de agua de cultivo.

SEMANA.: Al comienzo de la entrevista usted decía que un buen porcentaje de distritos están en manos privada...

C. E. G.: Tenemos distritos nuevos, rehabilitados y se está impulsando algo clave que es la posibilidad de hacer alianzas público-privadas para construcción de los distrititos de riego.

SEMANA.: Esas alianzas siempre generan inconformidades por el difícil acceso, ¿no?

C. E. G.: Eso es fundamental porque permitirán garantizar que privados interesados en construir los distritos de riego lo puedan hacer a través de alianzas con el Estado, asociaciones o capital privado. Falta ver qué pasa con el proyecto en el Congreso. Es importante regularlo porque hay una cantidad de distritos que funcionan, otros que no y por diversas razones el Estado o son de asociaciones de usuarios. Regularlo es importante para que funcione el tema de riego que es muy importante para el país agrícola que necesita mucha agua.

SEMANA.: ¿Cuánto les ha costado la recuperación de los distritos de riego?

C. E. G.: Alrededor de 41.000 millones de pesos.