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José Alfredo Dimas Mateus asesinado en Estación Policía Agua de Dios | Foto: Cortesía para Semana.com / Google Maps

DENUNCIA

El misterioso asesinato en un comando de Policía

Un joven de 19 años fue ultimado el pasado 31 de diciembre en la estación de Policía de Agua de Dios (Cundinamarca). El presunto homicida es un auxiliar que continúa en la institución.

10 de marzo de 2016

Eran las 5:00 a. m. del 31 de diciembre del 2015 y Esperanza Mateus estaba intranquila: sentía que algo malo iba a pasar. Sus corazonadas nunca la engañan. Eso lo comprobó minutos después, cuando le avisaron que su hijo, José Alfredo Dimas Mateus, estaba malherido en la estación de Policía de Agua de Dios (Cuandinamarca).

Sin pensar en nada más, salió tras su hijo. El sitio estaba acordonado y rodeado de uniformados, investigadores y habitantes del municipio. Desesperada, Esperanza intentó ingresar para encontrarlo y llevarlo de urgencias a un centro médico.

“Pero no me dejaban entrar, me dijeron que regresara por el carnet de salud de mi hijo y yo fui corriendo por ese papel. Cuando regresé a la estación no me querían dejar ingresar a ver a Alfredo. Ahí sentí que algo andaba mal. Entré y cuando lo vi estaba tendido sobre el piso del patio, tenía un disparo en su frente. Ya estaba muerto”, narró Esperanza.

José Alfredo murió dentro de las instalaciones de la Policía de Agua de Dios. Según informaron los uniformados a Esperanza, a un auxiliar “se le disparó” su arma de fuego Mini-Uzi, de calibre 9 milímetros, que portaba para “prestar su servicio de vigilancia”.

Esa fue la única justificación que le dieron a Esperanza sobre el cuerpo sin vida de su hijo. Van más de dos meses del asesinato y las dudas siguen haciendo un nido en su cabeza.

“Lo que nos dice uno de los amigos de José Alfredo, que también estuvo detenido, es que el auxiliar se puso a jugar con el arma y les apuntó en la cabeza. Como una especie de ruleta rusa. (…) Lo que más preocupa de esto es que, al parecer, ni siquiera tenían motivos para detenerlos. Se los llevaron a la estación porque sí”, narró Iván Uribe Mateus, hermano de José Alfredo.

Iván Uribe Mateus, hermano de José Alfredo. Foto: Esteban Vega / SEMANA

Según declaraciones contenidas en el proceso judicial, en la madrugada de ese 31 de diciembre José Alfredo y otro joven se encontraban sentados en el parque principal de Agua de Dios en “una actitud sospechosa”. Fue así como una patrulla de la Policía, que se encontraba haciendo guardia, decidió pedirles sus documentos de identidad.

Como los jóvenes no los portaban, fueron detenidos y llevados a la estación para una supuesta identificación y “posteriormente verificar sus antecedentes penales”.

El patrullero Yesid Orlando Suárez, que estaba a cargo de la guardia en la Estación de Policía, aseguró a las autoridades judiciales que a las 2:55 a. m. de ese día, una patrulla de vigilancia ingresó a las instalaciones con dos hombres para establecer la identidad de cada uno.

Aseguró que el auxiliar Nicolás Andrey Hidalgo Cruz los trasladó hasta el patio para “identificarlos” y posteriormente verificar sus antecedentes penales. De un momento a otro, escuchó una detonación. Al llegar al lugar de los hechos, vio el cuerpo de un hombre tendido en el suelo y el auxiliar le manifestó que “se le había ido un disparo”.

Pero estas declaraciones distan un poco de lo que aseguran otros testigos. Según Esperanza e Iván, esa noche José Alfredo estaba acompañado de dos amigos, Duván Castelblanco y Juan Carlos Saavedra. Los tres fueron detenidos, no dos, como dicen los policías.

En una declaración juramentada ante la Fiscalía, Duván aseguró que fueron detenidos por el auxiliar Nicolás Hidalgo y trasladados a la parte trasera de la Estación “para hacer aseo de esas dependencias”.

“Luego de algunos momentos en ese lugar, fuimos abordados nuevamente por el auxiliar Nicolás (…) quien empezó a realizar en repetidas oportunidades amenazas a José Alfredo, al Chinche (Juan Carlos) y a mí con su arma de fuego. Nos ponía el cañón del arma en la cabeza manifestando que nos quería matar y justo cuando estaba con José Alfredo Dimas poniéndole el arma en la cabeza, el auxiliar Nicolás disparó el arma y lo asesinó”, dijo

Y agregó: “El policía Nicolás empezó a gritar diciendo ‘Dios mío, por qué la tenía que cagar’, me di cuenta que los otros compañeros (…) lo desarmaron, le quitaron el arma (…). Cuando fui llevado a la estación no había cometido ningún delito, solo me encontraba tomando licor con José Alfredo y Juan Carlos”.

Y aunque las versiones frente al misterioso asesinato van y vienen, Semana.com conoció que el dictamen de Medicina Legal dice que se trató de un “daño severo al sistema nervioso central”, lo que ocasionó un “shock neurogénico causado por arma de fuego” y que el disparo fue “a corta distancia”.

Según un médico forense que habló con este portal, esos conceptos se refieren a que la persona murió por un “trauma craneoencefálico severo y penetrante ocasionado por proyectil de arma de fuego en la cabeza. El daño severo al sistema nervioso central quiere decir que el proyectil impacto el cerebro, lo que provoca que fallen muchos sistemas del cuerpo humano (a eso se le llama shock neurogénico)”.

Así mismo, aseguró que para que se diera ese “shock neurogénico” tuvo que haber pasado un tiempo entre la lesión y la muerte. Una explicación que deja aún más preguntas sobre lo que pudo ocurrir en la madrugada de ese 31 de diciembre.

“El dictamen lo dirá todo. Una cosa es un homicidio culposo, como si fuera un accidente, y otra cosa es un homicidio con el dolo, que es lo que estamos intentando demostrar. Las cosas se deben esclarecer”, dijo el abogado de la familia de José Alfredo, Manuel Villanueva, quien denunció que no le han entregado el dictamen del organismo forense.

Polémica

Semana.com se comunicó con el comandante de esa estación de Policía, intendente Eduardo Mazuera. Él aseguró que están a la espera de los resultados de la investigación.

“En el momento en que ocurrieron los hechos yo me encontraba en descanso, así que no puedo dar mi versión. Sin embargo, al parecer fue un accidente y por eso el auxiliar no tiene medida preventiva, pero fue trasladado al distrito de Girardot (…) El próximo lunes (14 de marzo) termina la prestación de su servicio militar”, explicó.

Cuando Semana.com le preguntó sobre las razones para que el auxiliar portara un arma -pues no es usual que un joven que apenas presta el servicio militar las lleve-, aseguró que él fue entrenado en armas. “Él era un auxiliar regular, no bachiller”, dijo.

Sin embargo, las dudas siguen, una Mini-Uzi es un arma de asalto, que solo usan los hombres más experimentados, y tampoco es normal que se haya encontrado en una localidad apacible como Agua de Dios, tal y como lo constató Semana.com con un oficial retirado.

Mientras las autoridades continúan con la investigación, la familia de José Alfredo espera que se haga justicia y que se aclare lo que ocurrió. “No es justo que un joven se muera dentro de una estación de Policía y no pase nada. Y es más triste que el joven que lo asesinó continúe en la institución, como si no pasara nada. Definitivamente, hay cosas que no se entienden”, puntualizó Esperanza.