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Y ahora qué?

Después de la muerte de Lisandro Ospina, el gran <BR>interrogante es que va a pasar con los Pepes .

3 de mayo de 1993

DURANTE 15 DIAS LAS LLAMADAS SIEMPRE decían lo mismo. En la línea caliente de la Dijín, una y otra vez, voces anónimas señalaban que Lisandro Ospina se encontraba secuestrado en Bogotá en el barrio Normandía, en la carrera 74 #48-43. Los que llamaban agregaban que había permanente movimiento de hombres armados alrededor de la residencia. Inicialmente, a la información se le prestó poca atención, pues había múltiples llamadas en el mismo sentido. Pero la insistencia de estas llevó a los organismos de seguridad a darle prioridad sobre otras.
El resultado fué un operativo catastrofico. Lisandro Ospina murió al igual que todos sus secuestradores.
Llovieron críticas sobre las autoridades por la manera como se ejecutó y planeó el rescate. La explicación de una doble puerta que no cayó ante la carga de dinamita, no dejo convencidos a muchos.
La familia Ospina, en medio de su dolor, reflejaba un sentimiento similar al de doña Nidya Quintero después de la muerte de su hija Diana Turbay.
Siempre temieron por la vida de Lisandro mientras su suerte estuviera en manos de Pablo Escobar. Pero nunca anticiparon que fuera un intento de rescate el que le costaría la vida. Sin embargo, las dolorosas circunstancias, tanto del secuestro como el del desenlace, fueron enfrentadas con un total hermetismo por todos los parientes de Lisandro. Su entierro fué totalmente privado y no se le permitió la entrada a nadie excepto a sus más allegados familiares. Nadie quería hablar, nadie quería comentar, los Ospina solamente aspiraban a recuperar la paz que a esa familia se le había vuelto tan esquiva en los últimos años.
Pero el secuestro de Lisandro Ospina no solo era un drama familiar. Era una pieza clave en el tablero de la guerra que se está viviendo en Colombia. El enfrentamiento entre Escobar y los Pepes estaba en alguna forma relacionado con este secuestro. Era para presionar al jefe del cartel que los Pepes habían intensificado sus acciones. Y una de las razones por las cuales se decretó la tregua era para no poner en peligro la vida de Lisandro Ospina. Con su muerte el juego de poker comenzaba otra vez de cero.
Qué puede pasar ahora? La primera conclusión es que la entrega de Escobar por el momento esta aplazada. En varias ocasiones, en las últimas semanas, se llegó a afirmar que era inminente. Sus abogados habían estado hablando con las autoridades sobre teléfonos y cocinas. El Fiscal y el Procurador llegaron a creer que la reentrega era posible. En este momento, nadie esta muy optimista. Se han encontrado tres mil kilos de dinamita y 29 rockets que demuestran que en Colombia alguien se esta preparando para algo grande.
El Bloque de Busqueda perdió la pista de Pablo Escobar hace más de dos semanas y desde ese momento lo consideran "enterrado". Este término significa que su grado de aislamiento se volvió total. Y aún los informantes de los bajos fondos están desconcertados. "El patrón se desapareció", están diciendo.
Antes no se sabía dónde estaba pero siempre se tenían noticias de él.
Lo único que se sabe es que tiene a su servicio a unos 100 sicarios del cartel de Medellín y que cuenta con la colaboración de un grupo autodenominado America Libre, que es una milicia popular de la comuna nororiental, conformada en parte por exguerrilleros. Sorprendió también la organización con que mantenía cautivo a Lisandro Ospina en Bogotá, pues para una persona acosada, escondida y sin comunicaciones no es fácil controlar un secuestro en otra ciudad durante cuatro meses. Lo que nadie descarta es que en cualquier momento asome la cabeza y si lo hace no necesariamente será suavemente.
Según las autoridades y la propia familia Ospina, la liberación de Lisandro se encontraba en un proceso de negociaci6n cuando tuvo lugar el fatal desenlace. Fuentes de los organismos de seguridad afirman que los secuestradores pidieron inicialmente 12 millones de dólares por el rescate. Rodolfo Ospina, la contraparte en la negociación, manifestó que era imposible pagar esa suma. Después de múltiples negociaciones se llegó a una cifra de siete millones de dólares que también fué rechazada por Rodolfo Ospina. En medio de este punto muerto en la negociación ocurrió el tragico operativpo de la semana pasada.
La gran incógnita es que va a pasar ahora con los Pepes. Al cierre de esta edición no habían emitido ningún comunicado. El últi- mo había sido la declaratoria de tregua hace cerca de un mes cuando se suspendió la cacería humana de ellos contra Escobar, con el argumento de que se pretendía solamente facilitar su entrega. Las autoridades no descartan que los Pepes desaparezcan por lo menos como sigla. En la poca vida que se le ha conocido, el movimiento tuvo un perfil muy alto y se rumora que algunos de sus integrantes llegaron a considerar esto contraproducente. Se ha dicho que los Pepes aspiraban a salir de Escobar para posteriormente arreglar sus problemas con la justicia. Los medios de comunicación, sin embargo, comenzaron a afirmar que despues de Escobar el problema del país iban a ser ellos. Por esto es po-
sible que la organización no vuelva a reivindicar ninguna acción aunque no se descarta que estas continuen con caracter anónimo, mientras Escobar siga libre. Ni el desmantelamiento de la organización ni la entrega de los Pepes será posible mientras el jefe del cartel este en guerra. En esas circunstancias lo más conveniente para ellos es pasar agachados mientras se define la situación.
Escobar, por su parte, se enfrenta ahora a un nuevo problema. Las autoridades lo han responsabilizado del secuestro de Lisandro Ospina y este sería el primer delito en su carrera que tiene una pena de 60 años. En la recientemente expedida ley antisecuestro la condena por este crimen se duplicó de 30 a 60 años. Todos los otros delitos en Colombia tienen una pena máxima de 30 años, incluyendo el asesinato. Por lo tanto, si todos los crímenes que se le habían atribuido a Escobar en el pasado fueran probados, su condena sería de 30 años. Aún cuando fuera verdad que voló aviones, mató a candidatos, puso bombas, etc., etc., las penas no serían acumulables y la condena sería la misma que por un solo delito. El secuestro de Francisco Santos, que es el único al cual ha sido vinculado judicialmente el jefe del cartel, tampoco pasa de los 30 años, pues fué efectuado antes de la promulgación de la nueva ley antisecuestro.En la práctica, aún si lo encuentran culpable de todo lo que se le acusa, con todas las negociaciones, rebajas y beneficios que existen en la actualidad, Escobar hubiera podido reducír su permanencia en la cárcel a alrededor de 10 años.
Si se le demuestra la culpabilidad en el caso del secuestro de Lisandro Ospina, los 30 años de condena se vuelven 60 y la pena real, con todas las rebajas posibles, no bajaría de 20. Esto, para un hombre de 42 años con el prontuario de Escobar, no sería un mal negocio.
Pero para alguien que esperaba pasar unos siete años en la comodidad de la cárcel de La Catedral, estar 20 en una celda en Itagüí representa un bajonazo considerable.
Todo esto depende, sin embargo, de que se pueda probar la responsabilidad en el caso del secuestro de Ospina Baraya. Al fin y al cabo una cosa es saber quién lo hizo y la otra poder demostrarlo.