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Aire fresco

La marcha del 10 de septiembre revivirá la presión ciudadana por la paz.

2 de octubre de 2000

El 10 a las 10. Con esta consigna, una alianza de organizaciones de la sociedad civil va a volver a salir a la calle a marchar el 10 de septiembre con el propósito de dejar una constancia contundente de que la guerra y el miedo aún no han copado todos los espacios.

Convocan al movimiento—que hace parte de la Semana por la Paz— más de 100 organizaciones, lideradas por las que ya han participado en las marchas multitudinarias del octubre y en las votaciones por la paz. Entre ellas la Asamblea Permanente, el Mandato Ciudadano, la Pastoral Social y Redepaz.

Pero también participan em-presarios del Consejo Gremial, la Andi y Fenalco, los sindicalistas de la Cut y la Cgtd, los religiosos de varias iglesias, artistas, campesinos… Leerán una proclama conjunta dirigida a los violentos para apoyar la negociación de paz, exigir el cese al fuego y el respeto a la población civil y a los acuerdos humanitarios.

“Es contra todos los que hacen la guerra, vengan de donde vengan”, explicó Luis Eduardo Garzón, presidente de la CUT. El terror y la fragmentación que causa la guerra cobrará, sin embargo, una víctima en esta marcha: estará ausente el ¡No Más!

Lo que fue un lema tras el cual las organizaciones en pro de la paz movilizaron al país se convirtió, a fines del año pasado, en una asociación con junta directiva y desde hace unos meses nombró gerente: Eduardo Díaz Uribe. Al frente de esta asociación han estado, entre otros, el periodista Francisco Santos y su esposa, María Victoria, ambos gestores de la Fundación País Libre en contra del secuestro.

No obstante, con el exilio forzado de Santos y de otro miembro de la junta, y por el mismo desánimo que infunde el auge de las amenazas y la guerra, ¡No Más! entró en una diáspora: su gerente salió y sus voluntarios se dispersaron.

“Estamos en proceso de reorganización, de recoger fondos, de repensar cuál es la mejor manera en que podemos seguir actuando, explicó Pacho Santos desde Madrid. Pensamos metérsela toda a la marcha, pero luego vimos que no teníamos el aliento”.

Como consecuencia, no han estado ausentes las tensiones entre los directivos del ¡No Más! y otras organizaciones que convocan la marcha. “El lema No Más es patrimonio de los colombianos que quieran usarlo; este grito convoca a todos más allá de la asociación que especifica que lleva su nombre”, dice Ana Teresa Bernal, directora de Redepaz. “Estamos con la marcha y compartimos su objetivo”, explica Santos.

Y en efecto, como lo han repetido sus convocantes, la marcha está abierta a todos los que quieran participar. De lo que se trata es de devolverle el protagonismo a la mayoría que rechaza la vía de las armas y la intimidación para cambiar el país. No es tarea fácil cuando la ferocidad de la guerra ha ido socavando y paralizando a la incipiente sociedad civil que ha empezado a tomar fuerza en los últimos dos años. Por eso, que los colombianos se vuelvan a tomar la calle para meterle el acelerador al proceso de paz, es un aire fresco en el enrarecido clima de polarización en que está cayendo la opinión colombiana.