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Con esta ley pretendemos hacer equivalente la conducta de quien atenta contra el Estado con el de quien intenta sustituir su autoridad

Al paredón con maría isabel

¿Al fin qué: el gobierno va a conservar el delito de sedición, o va a eliminarlo?

El Ministro Carlos Holguín Sardi le responde a María Isabel Rueda.

11 de agosto de 2007

M.I.R.: Sobra preguntarle si este es el ministerio más difícil que ha ejercido…
C.H.S.: Ah, sí. Desde luego que lo es. Y le confieso que aunque quería volver a ser ministro, dije que jamás aceptaría serlo de Justicia.

M.I.R.: Y como al que no quiere caldo se le dan dos tazas, le encimaron el del Interior. ¿Comparte la opinión de quienes dicen que estos dos ministerios hay que volver a separarlos?
C.H.S.: Le oí a la vicepresidenta del gobierno español, quien fue ministra del Interior y de Justicia en el gobierno de Felipe González, que si Interior tenía el tema de la seguridad, la seguridad y la justicia van unidas de la mano: no se puede pensar en la una sin la otra.

M.I.R.: Pero en Colombia eso se nos está volviendo una mezcolanza. Uno es el tratamiento jurídico que debe tener la situación que atravesamos, y otro el jurídico…
C.H.S.: Creo que vale más en el momento actual conservar la fusión porque le da mucha capacidad de manejo tanto al proceso político como al jurídico. Eso hace un ministerio demasiado complejo, pero permite tener una visión conjunta de los dos campos.

M.I.R.: ¿En el conflicto del gobierno con las Cortes, no sería bueno otro intermediario que no fuera el ministro de la política?
C.H.S.: Ese mediador perfectamente puede ser el Ministro del Interior y de Justicia.

M.I.R.: Que hasta ahora no ha podido mediar…
C.H.S.: Pero es que la Corte dijo que no hablaba del tema, por lo que por ahora no tiene mucho sentido hacer la reunión. Se pueden tener otros canales de comunicación, y buscar más adelante un ambiente propicio.

M.I.R.: Pero el problema está creado. Son 30.000 delincuentes que se estaban tratando como sediciosos, y por orden de la Corte deben ser tratados en adelante como delincuentes comunes…
C.H.S.: Ese es exactamente el problema.

M.I.R.: Aunque yo comparto el afán del gobierno, el proyecto que van a presentar para resolver el problema me genera grandes dudas. ¿Si a las Farc se las considera un grupo narcoterrorista, por qué no sólo mantener la categoría del delito de sedición, que ya no les sería aplicable, sino además hacerlo extensivo a los paramilitares?
C.H.S.: Porque hay muchos que pertenecieron al grupo armado y que no necesariamente cometieron delitos de narcotráfico o de lesa humanidad. Si llegare a haber un proceso de paz con los guerrilleros, tendríamos que aplicar la misma fórmula. Lo que ha dicho el Presidente es que debe haber igualdad de condiciones para los unos y para los otros.

M.I.R.: Ya que me habla de igualdad de condiciones, el proyecto excluye a los funcionarios públicos de la posibilidad de que se les acuse de sedición y no de concierto para delinquir. ¿No se corre el riesgo de que ese artículo se caiga por una excepción que se puede considerar que viola el derecho de igualdad? ¿Es que acaso un congresista o un alcalde no pueden cometer sedición?
C.H.S.: El político y el funcionario público no son iguales a los demás. A diferencia de un particular, el funcionario no puede hacer sino lo que le permite la ley. No puede ser sedicioso porque por su condición está obligado a actuar del lado de la ley. En ese caso cometería otro tipo de delito, como abuso de autoridad, o usurpación de jurisdicción.

M.I.R.: ¿No sería ese el camino para que los congresistas salgan de la cárcel?
C.H.S.: No creo que suceda. Para alegar que viola el principio de igualdad, la igualdad debe ser entre iguales.

M.I.R.: También me inquieta el tema del límite de esta ley. El Presidente dice que tiene que tenerlo, pero usted dice que no.
C.H.S.: Estamos estudiando el punto. Es una inquietud que le crearon al Presidente, que aspira a que nadie pueda apelar a ese tipo de conducta de ahora en adelante. Nadie sería nadie.

M.I.R.: ¿Lo que me está diciendo es que aspiran a eliminar el delito de sedición? ¿O sea que al ponerle límite a esta ley, sería la última vez que se aplicaría, en este caso a los paras desmovilizados?
C.H.S.: Así es. Es una alternativa. En una democracia no se justifica que exista ese delito. Pero lo que intentamos hacer con esta ley es volver equivalente el delito de quien atenta contra el Estado y quien intenta sustituir al Estado.

M.I.R.: Pero si no se le pone límite a esa ley, todo el que quiera delinquir, en adelante, constituye un grupo armado, alega que quiere sustituir a la autoridad y queda candidatizado de sedicioso…
C.H.S.: Por eso tiene validez la tesis del Presidente de ponerle un corte a la ley. Pero algunos penalistas opinan que en derecho penal no puede haber normas transitorias. Esa es la discusión en la que estamos, y por eso no hemos presentado el proyecto.

M.I.R.: ¿Alegar que los paras deben ser juzgados como sediciosos porque suplantaron la autoridad del Estado no implica un reconocimiento de la derrota del Estado?
C.H.S.: Esa tesis también la ha planteado el Presidente. ¿Cuál es la responsabilidad del Estado que dejó crecer este fenómeno hasta donde llegó? El paramilitarismo creció y produjo todos los estragos del mundo. Hace unos años me aterraba oír que las Farc habían atacado un pueblito, y la solución era sacar a la Policía. Así se fue entregando el territorio. No se reaccionó sino hace cinco años, cuando se dijo que la Policía volvería a todos los municipios del país. Esa tesis del Presidente no es contra ningún gobierno del pasado sino contra toda una era histórica en la que el Estado dejó que lo sustituyeran.

M.I.R.: Hay quienes sostienen que la Fiscalía no va a dar abasto para completar este proceso con los paras. Que, con el personal que hoy tiene la institución, tomaría 90 años tomarles las declaraciones a los implicados…
C.H.S.: Se tomó la decisión de aportarle 80.000 millones de pesos en el presupuesto del año entrante a la Fiscalía, para pasar de 23 fiscales a 225 en justicia y paz, y de 80 investigadores a 800. Eso le va a dar una inmensa capacidad. La Fiscalía ya debe estar seleccionando personal.

M.I.R.: ¿Y para los para políticos, el gobierno tiene pensado algo?
C.H.S.: Para serle franco, no. Hoy por hoy, simplemente aspiramos a que la justicia actúe y en su sabiduría distinga cuándo el para-político fue presionado o actuó por un interés particular de obtener un rédito político.
 
M.I.R.: ¿La arenga de Álvaro Araújo desde la cárcel, que fue interpretada como una participación en política, le estaba permitido hacerla?
C.H.S.: Se está investigando por ello una posible violación del código penitenciario.

M.I.R.: ¿Por dar una entrevista a un medio de comunicación?
C.H.S.: Por darla sin permiso. Ellos pueden solicitar al Inpec que les permita la entrevista con los medios, pero él no lo pidió. Y no es admisible, desde ningún punto de vista, que desde la cárcel se esté haciendo política, quien quiera que sea.

M.I.R.: Hablemos un poco de su experiencia personal en el ministerio. ¿Le molesta que lo caricaturicen como si siempre estuviera dormido? Me consta, porque lo conozco hace tiempos, que usted más bien es demasiado despierto…
C.H.S.: (risas). No me molesta. Finalmente aprendieron a caricaturizarme y eso me tiene contento. Pero le digo con toda franqueza: este tren es muy duro. De vez en cuando me echo mis pestañitas. Algo muy pasajero. Ojalá pudiera profundizarme…

M.I.R.: Pero quizás esa caricaturización vino dejando la idea de que usted no era la persona adecuada para ser el escudero que defendiera al Presidente. Es que él es muy frentero…
C.H.S.: Probablemente esa es mi función. Si los dos ponemos el acelerador…

M.I.R.: ¿Usted le baja el acelerador a él?
C.H.S.: No, eso es muy difícil. El Presidente es el Presidente. En una oportunidad dije que yo no era como Serpa porque Uribe no es como Samper. ¿Qué le va a dar uno consejos al Presidente, si es una persona tan exitosa? Yo tengo un papel qué cumplir y creo que lo cumplo.

M.I.R.: Hay quienes dicen que usted es más ministro hacia el Partido Conservador que hacia el gobierno. Y que el Presidente tiene muy en cuenta al partido con puestos para que le vote bien en el Congreso…
C.H.S.: En primer lugar, yo estoy en este ministerio como representante del Partido Conservador. Y no crea: le han quitado muchos puestos. Ya le quitaron un ministerio. Y eso no es cierto. Mire la terna para reemplazar al magistrado Álvaro Tafur en la Corte… Nunca pensé hacerla sólo de conservadores. ¿De dónde salió esa versión? Examiné más de 20 personas para el cargo y terminamos integrando una terna mixta.

M.I.R.: ¿Ante la eventualidad de que el presidente Uribe tomara la decisión de apuntársele a un tercer período, un rumor que ha venido creciendo, usted lo apoyaría?
C.H.S.: No creo que eso sea cierto. Personalmente sí lo apoyaría, pero él ha dicho que no tiene interés en eso. No lo veo viable.

M.I.R.: A la ministra de Educación, Cecilia María Vélez, se le escapó en un consejo comunal recientemente la frase ‘estoy mamada’. ¿Usted está mamado?
C.H.S.: Pero con ganas todavía, y eso me compensa. (risas).