Alberto Rojas, a ganar por punta y punta

En el Consejo de Estado hay un rumor fuerte en el sentido de que el exmagistrado Alberto Rojas no sería postulado una vez más a la Corte Constitucional para ocupar el cargo que él mismo tuvo que dejar hace un par de meses, cuando su elección fue anulada por vicios de forma. 

Rojas se opuso a salir por la puerta de atrás y, bajo el argumento de que no existe tacha moral o ética en su contra, puso su nombre a consideración de nuevo. Pero ¿por qué no se le cumpliría este deseo? Porque algunos magistrados piensan declararse impedidos, ya que fueron ellos mismos quienes pusieron su nombre en la terna pasada de la que resultó elegido.

Los magistrados tienen un problema adicional. Hace varias semanas, Rojas interpuso una acción de tutela en la Sección Quinta de ese mismo tribunal con la que busca reclamar que se decreten medidas cautelares para mantenerse en el cargo. Esto mientras se estudia de fondo una demanda de nulidad contra la decisión que lo ‘tumbó’ como magistrado. Así ocurrió con el alcalde Gustavo Petro.  

Esa tutela se ha convertido en un verdadero problema porque el documento ha transitado por las secciones primera, segunda y tercera del Consejo de Estado, en donde llovieron impedimentos por parte de los magistrados para conocer la solicitud.

Los togados evitan ser señalados de falta de independencia ya que fue ese tribunal el que postuló a Rojas en el pasado. Más allá de la mecánica jurídica y las conveniencias políticas, analistas advierten que Rojas quiere ganar por punta y punta. “Su aspiración es del todo perturbadora”, dice uno de ellos, quien advierte que, de entrada, Rojas tiene una posición favorable frente a los demás aspirantes (lea sobre el pulso que existe por el cupo de la Corte Constitucional).

“Si Rojas gana la tutela, regresa a su cargo. Y si logra ser postulado entre el listado de 41 aspirantes, seguramente vuelve a ser elegido pues, según se ha dicho, tiene a los congresistas amarrados”.

Rojas, reservado como de costumbre, espera paciente a que los magistrados del Consejo de Estado hagan su trabajo. Quienes lo conocen consideran que está haciendo una efectiva y sigilosa campaña en ese tribunal para lograr una de las dos cosas. Es decir, ganar por punta y punta.