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¿Alcalde a la sombra?

Muchas personas, incluidos funcionarios públicos, visitan a diario en la cárcel al alcalde de Cúcuta Ramiro Suárez, suspendido del cargo y acusado por colaboración con paramilitares. La duda es si sigue gobernando desde allí.

23 de enero de 2005

CÚCUTA PARECIERA TENER dos sedes de gobierno: el Palacio Municipal en el céntrico parque Santander y la Cárcel Especial de Choferes. En la primera está Gustavo Villasmil Quintero, que despacha como alcalde encargado. En la segunda está el alcalde Ramiro Suárez, acusado por la Fiscalía de supuestamente colaborar con grupos paramilitares.

Por supuesto, Suárez no firma documentos ni preside actos formales de gobierno, pero la romería que lo visita a diario, entre ellos funcionarios públicos, ha hecho que muchos cucuteños se pregunten cuál de los dos alcaldes, si el encargado o el preso, es el que realmente tiene el poder en la ciudad.

Según la concejala Margarita Silva, entre Suárez y Villasmil existía un acuerdo. La misión del segundo era mantener las cosas como estaban, pues se creía que el enredo iba a durar pocos días. Pero el panorama se ha complicado.

Suárez, detenido por la Fiscalía en junio del año pasado, fue trasladado de inmediato a la cárcel La Picota, en Bogotá. Su esposa interpuso una tutela alegando que no se le podía alejar de su familia. Luego de dos meses un juez se la concedió y ordenó su traslado a Cúcuta y que, por motivos de seguridad, su reclusión fuese en un lugar diferente a una cárcel corriente.

Cuando llegó de regreso a su ciudad fue recibido por una multitud de seguidores. Y hoy es común ver todos los días un gentío a las puertas de este centro de reclusión, esperando entrar para hablar con 'el alcalde'. Vecinos de este lugar le dijeron a SEMANA que "los que quieren hablar con Ramiro lo único que tienen que hacer es golpear en la puerta y mandarle la razón de quién lo quiere ver". Sin embargo el director encargado del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), mayor Juvenal Brugés, dice que esto sólo es posible con un permiso de la dirección local del Inpec. "Si sucede algo diferente tendríamos que investigarlo", dice.

El concejal William Villamizar, una de las personas que le habla al oído a Ramiro Suárez, confirmó a SEMANA que en sus múltiples visitas no sólo se ha encontrado con otros políticos sino también con funcionarios públicos. "Algunos de ellos son muy amigos de él, dice Villamizar, yo me he encontrado allá con varios secretarios del despacho". Para él no es malo que se discutan temas administrativos en la cárcel, pues "es justo que el programa político de la ciudad se discuta con Suárez, que es quien lo presentó a los cucuteños".

El alcalde encargado Villasmil dice que desconoce si los funcionarios de su despacho visitan a Suárez. "Si lo hacen en horas no laborales no hay problema, pero sería deplorable si descuidan sus deberes por asistir a estos encuentros".

Asegura que no es verdad que Suárez cogobierne. "La última palabra en el municipio la doy yo", dice, y como evidencia de su independencia asegura haber cambiado en el último mes a la mitad de los secretarios de despacho, sin consultar con nadie. Explica, sin embargo, que respeta y apoya las ideas programáticas de Suárez. SEMANA buscó infructuosamente contactar a Ramiro Suárez para conocer su posición al respecto.

Si en efecto el alcalde Suárez está ejerciendo su poder en la sombra, sería grave para Cúcuta y para la justicia. Está acusado de colaborar con los paramilitares, un delito que no es menor, y por eso mismo fue separado del cargo hasta tanto no se aclare si es culpable o inocente. Valdría la pena que la justicia corroborara si Suárez sigue gobernando como si nada, porque de ser así, la estaría burlando olímpicamente.