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Peñalosa trepa en las encuestas

Los bogotanos están buscando un cambio y están dispuestos a premiar con el ‘voto útil’ a quien asuma esa bandera.

12 de septiembre de 2015

Enrique Peñalosa está afianzando su liderato en la competencia por la Alcaldía de Bogotá. Si hace un mes y medio, en la anterior encuesta de Ipsos para la Gran Alianza de medios, había sorprendido su ventaja, en la nueva Medición la consolida. Casi duplica a Rafael Pardo, quien ocupa el segundo lugar, multiplica por tres a Clara López, candidata del Polo, y por cuatro a Francisco Santos, del Centro Democrático. Los otros aspirantes –Carlos Vicente de Roux, de la Alianza Verde; María Mercedes Maldonado, de Progresistas; Ricardo Arias, Daniel Raisbeck y Alex Vernot– no llegan al 1 por ciento.

Desde un punto de vista técnico, la fotografía actual de la campaña no es diferente a la anterior. Los pequeños movimientos se han producido dentro del margen de error. Sin embargo, mientras el cambio de Peñalosa es hacia arriba, los de Pardo, López y Santos son hacia abajo. Lo cual, en balance, aumenta la ventaja del líder y lo reafirma en el primer lugar.

La encuesta explica las razones por las que Enrique Peñalosa va adelante. La principal de ellas es que los bogotanos están muy inconformes con la situación de la ciudad: 80 por ciento dice que las cosas van por mal camino, el mayor índice de pesimismo de todas las ciudades investigadas. Y entre el grupo de candidatos punteros, Peñalosa ha sido el más crítico de la gestión del alcalde Gustavo Petro y el más vehemente contra el estado de la ciudad. En sus intervenciones de campaña es frecuente oírle epítetos como “recuperar a Bogotá”, “la ciudad está destruida”, “la catástrofe de la situación”, que lo están sintonizando con el electorado. Peñalosa, en la actualidad, es el anti-Petro que anhelan algunos sectores –aparentemente mayoritarios– del electorado.

Varios de los hallazgos de la encuesta alimentan esa hipótesis. El apoyo a Peñalosa es mayor en la medida en que aumenta el estrato. Su liderazgo es más sólido en el alto (63 por ciento) y menor en el bajo (22 por ciento). En el medio (34 por ciento) les lleva una ventaja a sus dos competidores siguientes. Por partidos, Peñalosa logra apoyos en todos los puntos del espectro. Tiene más respaldo, incluso, que Francisco Santos en el Centro Democrático, y en los verdes supera ampliamente a su candidato, Carlos Vicente de Roux. Y conserva el apoyo de la gran mayoría de quienes votaron por él hace cuatro años: el 72 por ciento está dispuesto a repetir su voto.

El segundo en la carrera, en la foto de hoy, es Rafael Pardo. Su campaña no ha sido tan crítica de la administración Petro como la de Peñalosa. Y, del conjunto de aspirantes, es quien captura una proporción mayor de los votantes que cuatro años atrás optaron por Petro: una cuarta parte, 7 por ciento más que en la última encuesta, del mes de julio. En el último mes, Pardo le ha quitado petristas a Clara López. El candidato liberal y de La U tiene menos rechazo que Peñalosa, menor imagen negativa y ocupa el último lugar en la pregunta de ‘por quién no votaría usted jamás’. En teoría, tiene características de las que buscan los expertos en estrategia electoral.

En cuanto al perfil de Rafael Pardo, las diferencias por estrato no son tan significativas, y por partidos recoge más entre los que forman parte de la Unidad Nacional: liberales, La U y Cambio Radical. Su imagen está asociada a la del presidente. No hay que olvidar que Pardo fue ministro de Trabajo de Santos. Y al primer mandatario no le va bien en esta encuesta.

Clara López, la tercera en la línea, tiene un talante muy característico de un candidato de izquierda. Es particularmente fuerte en el estrato bajo (en el que le gana a Pardo, pero pierde con Peñalosa) y no cosecha muchos votos por fuera de su partido. En el otro extremo, tiene rechazos notables en el estrato alto (71 por ciento) y, por partidos, en el Centro Democrático y en La U. Encabeza la lista de los candidatos cuando se les pide a los encuestados ordenarlos según por quién ‘nunca votaría’. Clara López está pagando un precio por su asociación con Petro, con quien hoy no comparte filiación política –ella es Polo Democrático, él es Movimiento Progresistas– pero quien fue su compañero de luchas en el pasado. La idea vaga de una parte significativa del electorado que ‘no quiere más izquierda’ la deja en un lugar débil frente a las encuestas.

En el cuarto lugar, Francisco Santos no despega. Solo tiene un 8 por ciento de intención de voto. No tiene apoyos significativos en algún estrato o en algún partido político. En el suyo, el Centro Democrático, es en el que mejor le va pero incluso allí Peñalosa lo duplica. Pacho ha enfocado su campaña en mostrarle al electorado que cuenta con el apoyo de Álvaro Uribe y que lleva sus banderas, pero la gente no lo ha registrado así. El hecho de que hace cuatro años Enrique Peñalosa hubiera contado con la bendición del expresidente está aún muy fresco en la memoria colectiva. En las últimas semanas, el perfil de su imagen ha mejorado: Clara López lo desplazó del primer puesto en la pregunta de por quién no votaría la gente, y su imagen negativa se redujo de 60 a 45 por ciento. Pero su rechazo en el liberalismo, en los verdes, y en la izquierda sigue siendo muy fuerte.

Los demás aspirantes no han logrado dar un salto hacia la visibilidad. Lo cual se entiende en los casos de Ricardo Arias, Daniel Raisbeck y Alex Vernot, que son muy desconocidos, no están respaldados por ningún partido con arraigo, y no han hecho una campaña publicitaria de impacto. Más llamativos son los casos de Carlos Vicente de Roux y María Mercedes Maldonado. De Roux ha sido concejal y forma parte de la Alianza Verde que tiene figuras de buen recibo en la capital en las elecciones del año pasado, como Claudia López y Antonio Navarro, ambos senadores. Los electores verdes todavía tratan a Peñalosa como uno de los suyos.

En cuanto a María Mercedes Maldonado, no cosecha las simpatías que mantiene el alcalde Petro en algunos grupos, y que hoy están con Clara Lopez y Rafael Pardo. No deja de llamar la atención que De Roux y Maldonado –ambos con experiencia y conocimiento en los asuntos de la ciudad– no logren mejores resultados en un electorado que tiene segmentos que, según la encuesta, apoyan con fuerza causas como la oposición a las corridas de toros y el aumento de los días sin carro. Ambos han sido temas promovidos por el alcalde Petro.

¿Qué está determinando el comportamiento del electorado en Bogotá? Varios hallazgos de la encuesta indican que el electorado está dispuesto a darle un voto castigo a la actual administración: hay pesimismo, el alcalde tiene mala imagen, la gente quiere un cambio. A eso se agrega que la coyuntura por la que atraviesa el país, dentro de la cual la crisis con Venezuela tiene un fuerte impacto, favorece propuestas de derecha, más que de izquierda o incluso de centro. La imagen positiva del expresidente Álvaro Uribe se trepó de 41 a 59 por ciento, mientras que la del presidente Juan Manuel Santos cayó de 41 a 34 por ciento. Y la del alcalde Petro está en 34 puntos. La inseguridad es vista como el principal problema de la ciudad por un 73 por ciento de los electores.

Otra explicación de la situación actual de la campaña es la del llamado ‘voto útil’. Hay electores que se suben en el tren de quien va ganando. Y Enrique Peñalosa tomó una delantera inicial en la anterior investigación de Ipsos para RCN, la F.m. y SEMANA. Otros trabajos, posteriormente, también lo mostraron con la camiseta amarilla. Con un 80 por ciento de bogotanos que afirma que las cosas van por mal camino, la tesis del voto útil se puede convertir en un factor que rompa la paridad que habían tenido en algunos momentos Enrique Peñalosa y Rafael Pardo, dos candidatos con algunas afinidades. A la hora de castigar a la izquierda, y de evitar su continuidad en el gobierno con Clara López, el que muestre una ventaja entre los dos puede propiciar en su favor una cascada de deslizamientos.

¿Es eso lo que está pasando en Bogotá? Es muy temprano para decir. Peñalosa tiene fama de que gana encuestas y pierde elecciones, pero nunca había llegado a estar tan cerca de la meta con una posición tan sólida. Al mismo tiempo, el electorado bogotano históricamente ha demostrado que le gusta decidirse al final. Juan Lozano, María Emma Mejía, y el propio Peñalosa hace cuatro años fueron grandes favoritos a quienes se les quemó el pan en la puerta del horno. Falta un mes y medio en el que las campañas sacarán todos sus argumentos y estrategias. Habrá múltiples debates. Y todavía, casi una tercera parte de los votantes está indecisa o en la posición de votar en blanco, que históricamente se reduce al final. Peñalosa está escapado, pero aún falta mucha montaña.