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ALGO ES ALGO

Un éxito en materia comercial y un discreto resultado diplomático, obtuvo el presidente Gaviria en su viaje a los Estados Unidos.

29 de octubre de 1990


No hubo ovación de pie, ni largos aplausos como los que años antes escucharon Belisario Betancur y Virgilio Barco. Esta vez, el presidente Gaviria tuvo que resignarse al moderado entusiasmo que despertó su presencia en el seno de la Asamblea de las Naciones Unidas la semana pasada. Gaviria, quien de todas maneras no pasó desapercibido, tuvo que enfrentar una coyuntura adversa: los ojos del mundo, y con ellos naturalmente los de los delegados de todo el planeta, estaban puestos en la crisis del golfo Pérsico.

Gaviria, pues, contó con una discreta audiencia en Nueva York, mientras su derrocado colega, el Emir de Kuwait, Yaber Al Sabah, despertaba todo tipo de manifestaciones favorables y una prolongada ovación por parte del pleno de la ONU. Al fin y al cabo, Al Sabah era la víctima de Irak, el objeto de las violaciones de las leyes intemacionales, mientras que Gaviria no era más que otro Presidente colombiano con los mismos problemas de siempre. Y aunque no era de ningún modo fácil hacerse sentir entre 80 mandatarios del mundo y otros tantos cancilleres, Gaviria logró, una vez más, hacerse escuchar las tesis sobre narcotráfico y la necesidad de ayuda por parte de los países del mundo no necesariamente en forma directa, sino a través de la eliminación de trabas y obstáculos para el libre comercio.

Sus asesores y entre ellos la firma Sawyer and Miller de los Estados Unidos lograron que el Presidente apareciera, aunque discretamente, en algunas páginas de los diarios norteamericanos, incluso The New York Times, diario que registró la visita del Primer Mandatario colombiano a un centro de rehabilitación de drogadictos, y en una entrevista en directo en el noticiero de la noche de la NBC, realizada por el anchorman Tom Brokaw. En ésta, Gaviria, con muy mala pronunciación pero con un nuído inglés, contestó las tres o cuatro preguntas que le hizo Brokaw con tanta claridad, que el entrevistador cerró la noticia exaltando el coraje del Presidente.

Desde luego, el Presidente se sometió al inevitable ritual que este tipo de reuniones y de "vitrinazos" le exigen a un jefe de Estado. Gaviria se entrevistó con el presidente George Bush, visitó al "zar" de las drogas William Benett, fue averse al estilo Belisario con un grupo de drogadictos en plan de rehabilitación, habló con el Club de la Prensa en Washington, con parlamentarios del Coloso del Norte, con sus colegas Salinas de Gortari, de México, y Carlos Andrés Pérez, de Venezuela, asistió a una cumbre sobre los derechos del niño con su esposa Ana Milena y hasta tuvo tiempo para dejarse ve con sus hijos Simón y María Paz.

Pero aparte de tanto compromiso social, Gaviria obtuvo una concesión bien importante: el gobierno de los Estados Unidos incluyó a Colombia dentro de la iniciativa de la Cuenca del Caribe,lo cual debe traducirse en un régimen arancelario mucho más favorable para las exportaciones de productos nacionales, tal como es el caso de las flores. Aunque el impacto real de esa decisión aún no se ha sentido, ésta responde a las demandas del gobierno colombiano a Washington en el sentido de ayudarle al país con un régimen comercial especial.

Entre todas estas actividades, en materia diplomática la más importante fue el discurso que Gaviria pronunció ante el pleno de la Asamblea de las Naciones Unidas. Inició sus palabras con una evocación emocional de la lucha que Colombia adelanta contra el narcoterrorismo, y entre las evidentes formalidades protocolarias (saludó a Lichtenstein y a Yemén, nuevos miembros de la organización) hizo un recuento de los muertos y del luto general del país.

Y aunque al Presidente se le conoce más su afición por el rock and roll que por la literatura, citó una frase del escritor norteamericano William Faulkner, para ilustrar su condición vital: " Uno debe ensenarse a sí mismo que nada es más oprobioso que tener miedo. "
Como uno de los propósitos del actual gobierno es "desnarcotizar" la política intemacional de Colombia, el Presidente tocó el tema ecológico y aprovechó la ocasión para recordarle a la comunidad intemacional que Colombia es una de los países más ricos del mundo en materia de diversidad biológica.
Aprovechó también la oportunidad para criticar el armamentismo y dijo que Colombia lo ha vivido en came propia.
Pasó rápidamente sobre el tema del golfo Pérsico, y puso en evidencia al ministro de Salud, Antonio Navarro Wolf, al contarle al mundo que el ex comandante guerrillero, seis meses atrás, empuñaba las armas.

Y volvió sobre el tema del narcotráfico para decir, una vez más, que Colombia es consciente de sus deberes en materia de represión del tráfico de cocaína, pero que mientras subsista la demanda en los Estados Unidos, no habrá una solución definitiva. Por otra parte, Gaviria dijo que Colombia no quisiera pensaren las consecuencias de un incremento en la demanda por parte de Europa y el Japón, donde estan lejos de haber controlado el problema interno de adicción.

Finalmente, Gaviria se quejó, una vez más, de la indolencia del mundo ante el problema colombiano, y puso de manifiesto que mientras los Estados Unidos reciben la solidaridad económica para llevar adelante su lucha en el golfo Pérsico, los esfuerzos del pueblo colombiano han sido casi ignorados. El presidente Gaviria terminó su discurso citando a un anónimo campesino colombiano: "Pueden, los violentos, destruir las flores más bellas del jardín, pero jamás podrán depener la primavera" .


Apuntes de viaje
-Las directivas de la fima Sawyel and Miller, asesores norteamericanos de imagen del presidente Gaviria, están felices. Creen que el nuevo mandatario es una persona fácil de promover, agradable naturalmente y que, intuitivamente, el Presidente es "una máquina de propaganda". Consideran que el cambio de Barco a Gaviria es descomunal.

-Los siempre críticos analistas, políticos de los Estados Unidos han sido favorables a Gaviria. Dicen que el Presidente en sus discursos "sabe contar el cuento". Que estos tienen un principio, una narración y un remate efectista que siempre arranca aplausos.

-Gaviria "robó" pantalla en la televisión gringa. El pasado jueves, Tom Brokaw, presentador del noticiero de la cadena NBC, le dedicó 5 minutos de entrevista en directo, en tiempo triple A. El viernes, también en directo, habló durante otros 5 minutos en Headline News de la cadena CNN. La entrevista fue repetida varias veces durante todo el día para el mundo entero.

-las directivas del influyente Wall Street Journal de Nueva York, Gaviria les soltó de frente sus tesis. El Presidente les dijo que el error de los Estados Unidos, en materia económica, era invertir en el Lejano Oriente. Llamó a los inversionistas para que miren a Colombia y a América Latina y se den cuenta de que allí está su mejor inversión.

-El pasado viernes, 300 periodistas, corresponsales del mundo entero, pagaron cada uno 21 dólares para almorzar con Gaviria en el Club de la Prensa de Washington. El salón se llenó, se acabaron las boletas y, tras su discurso, Gaviria respondió en inglés a los periodistas.
Las preguntas giraron en torno a la matanza en Candelaria, Valle. La mayoría tenía una sólida información sobre los problemas colombianos. Las 30 respuestas de Gaviria fueron aplaudidas.


-El ministro de Salud Antonio Navarro Wolf, estuvo feliz. Por primera vez en muchos meses dejó los escoltas, los chalecos antibalas y la paranoia. A sus anchas, paseó por las calles de Washington y Nueva Ya se, se asoleó e hizo, de algún modo, lo que quizo. El antiguo dirigente guerrillero entró a los Estados Unidos con una visa temporal por seis días.

-Simón Gaviria también tiene asesores. Numerosas personas lo prepararon largamente en tomo a la actitud que debería asumir en la reunión del domingo con los niños del mundo.

-La Presidencia de la República se gastó muchos dólares en satélites y servicios de edición para los noticieros colombianos. El servicio fue gratuito para siete informativos nacionales.