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Alternativas de paz

La avalancha de propuestas de diálogo regional y el diseño de un acuerdo humanitario para liberar a los secuestrados no parece tener futuro en el corto plazo.

2 de septiembre de 2002

Los colombianos son demasiado pragmáticos. Ahora quieren y claman por una guerra total pero, por si acaso, no descartan ninguna alternativa de paz. Eso explica la avalancha de propuestas que en este sentido hubo la semana pasada después de que el presidente Alvaro Uribe manifestara que existía una posibilidad de realizar diálogos regionales con los actores armados.

En Córdoba el gobernador, Jesús López Gómez, dijo que estaba dispuesto a iniciar conversaciones con las autodefensas de la zona. En Cartagena los obispos de la Costa Caribe se reunieron con los siete mandatarios departamentales de la región para estudiar fórmulas que permitan iniciar nuevos diálogos de paz en sus jurisdicciones. En Cesar el gobernador, Rafael Bolaños, recibió un documento de 10 puntos titulado 'Propuesta para el consenso y el desarrollo del Cesar', en el cual tres frentes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) plantean su punto de vista sobre un diálogo local. En Medellín 15 alcaldes del oriente antioqueño presentaron un texto de trabajo para lograr acuerdos con el ELN y las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (Acmm). Y en Bolívar, en una actitud criticada por la ministra de Defensa Marta Lucía Ramírez, los habitantes de Santa Rosa del Sur se internaron en la serranía de San Lucas para establecer contactos preliminares con las Farc y el ELN en esa área.

Algunas de esas iniciativas fueron canalizadas a la oficina de Luis Carlos Restrepo, alto comisionado de Paz y Convivencia, quien se tomará su tiempo para estudiarlas y determinar su conveniencia. Como en la mayoría de las propuestas están involucrados frentes del ELN no es descartable que sean articuladas en los escenarios de paz que está construyendo el comisionado Restrepo para esta organización guerrillera. Pero salvo esta posibilidad no parece posible que a corto plazo haya humo blanco para ningún diálogo regional.

Con las autodefensas y las Farc el panorama es mucho más complicado. Las primeras insisten en no desmovilizarse hasta cuando no hagan lo mismo las segundas. La semana pasada Salvatore Mancuso, comandante de esta organización, reiteró la voluntad de participar en un proceso de paz de ese grupo pero aclaró que "la actitud de las Farc no nos permite ser en nada optimistas respecto de algo distinto, en el corto y mediano plazo, que una escalada del enfrentamiento militar".

Las Farc, por su parte, insisten en no aceptar la mediación de las Naciones Unidas para reanudar el diálogo y en que sólo volverán a sentarse en la mesa de negociación si se aceptan las condiciones de la propuesta que hicieron el 26 de mayo pasado. Para presionar al gobierno la semana pasada presentaron un video de los 12 diputados que secuestraron en abril de la Asamblea del Valle del Cauca. La grabación sirvió como prueba de supervivencia de estos hombres, algunos de los cuales utilizaron este medio para solicitarle a Uribe que reanude los diálogos con las Farc y busque la manera de lograr un acuerdo humanitario que permita su liberación. Sin embargo el gobierno se mostró inconmovible una vez más sobre este tema e insistió en que este asunto debe ser manejado por la ONU. Por ahora a estos diputados, a la ex candidata Ingrid Betancourt, al gobernador de Antioquia, a dos ex ministros, a cinco ex congresistas y a 50 militares, en poder de las Farc, no les queda más que seguir orando para que se diseñe una fórmula que permita su liberación.