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| Foto: Carlos Julio Martínez

PALABRAS DE APERTURA

Colombia necesita un liderazgo colectivo

Palabras de apertura de la sexta entrega del premio Los Mejoes Líderes, por Álvaro Forero Tascón. Director de la Fundación Liderazgo y Democracia

5 de noviembre de 2016

Una encuesta realizada hace unos meses por el Centro de Liderazgo Público de la Universidad de los Andes, con apoyo de la fundación, mostró que el 75 por ciento de los colombianos consideran que hay una crisis de liderazgo en el país.

Tendríamos que decir entonces que el estado de salud de los líderes públicos en Colombia no es bueno. Sin embargo, no creo que ese sea el diagnóstico. Y no porque el premio Los Mejores Líderes sea la demostración de que Colombia está llena de liderazgos maravillosos. Sino porque, más que vacío, hay una necesidad de un liderazgo distinto.

Casi todos los años repito la importancia del liderazgo colectivo y que los problemas complejos de hoy no se solucionan con líderes heroicos tradicionales. Pero este año es diferente, no solo es teoría: tenemos en frente la evidencia de la necesidad del liderazgo colectivo. El proceso político que atraviesa Colombia en busca de la paz, esta coyuntura que parece tan confusa, podría entenderse perfectamente desde el punto de vista del liderazgo.

El resultado del plebiscito puede resumirse como un mandato para que los dirigentes políticos se pongan de acuerdo y ejerzan un liderazgo colectivo, en que todos los ciudadanos puedan confiar, y que no esté en ninguno de los extremos, sino en el medio.

Porque lo sucedido el 2 de octubre hizo evidente que los liderazgos individuales, aún el del presidente Santos, no son suficientes para lograr la paz, y que se requiere de trabajo conjunto. Que por la naturaleza del problema la solución requiere liderazgo colectivo. Y que ante el punto ciego al que habían llegado los líderes políticos, la ciudadanía salió a la calle a marchar para presionar un acuerdo. Es decir, en su sabiduría democrática, los ciudadanos entendieron la naturaleza colectiva de la solución política para lograr la paz.

Entonces, más que una crisis de liderazgo, en Colombia puede haber una demanda de liderazgo colectivo, que lleva implicito un rechazo mayoritario a líderes polarizantes.

Siendo la búsqueda de la paz el tema principal durante este año, el premio se ha enfocado en el liderazgo colectivo. Por eso hemos destacado la importante labor del equipo negociador de paz con las Farc, que son la representación misma de liderazgo colectivo eficaz. Así mismo hemos reconocido la labor de líderes que trabajan por la paz en las regiones del país, desde distintos sectores y actividades como el periodismo, la academia y la empresa.

Como todos los años, insistimos en nominar líderes de la sociedad civil, porque no hay duda que es allí donde hay más liderazgo en Colombia, haciendo énfasis en la defensa de derechos, uno de los principales desafíos en esta sociedad tan desigual. También hemos querido profundizar en el pluralismo ideológico uno de los requisitos del liderazgo colectivo, destacando líderes que hacen la política atacando los vicios del clientelismo y de la demagogia.
Y destacamos a un grupo de personas que ejercen el liderazgo colectivo más bonito de todos porque unen, como ningún otro, a todo el país: los medallistas olímpicos y paralímpicos, en representación de los deportistas, el mejor ejemplo de los niños y los jóvenes colombianos.

No quiero terminar estas frases sin hacer una última reflexión sobre una de las virtudes del liderazgo colectivo: es un antídoto contra el populismo, ese fantasma que si llega a la Presidencia de Estados Unidos seguramente se regará como una epidemia por todo el mundo, para desgracia de esta generación. El liderazgo colectivo es una vacuna contra el populismo, porque logra lo contrario, unir en lugar de desunir, y construir en lugar de destruir.