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Grietas en el Centro Democrático

Las discusiones en el partido evidencian que en el partido de Uribe también hay vertientes y que solo lograrán la unidad cuando tengan candidato.

3 de septiembre de 2017

El Centro Democrático es considerado un partido unido y cohesionado. “Se hace lo que dice Uribe”, es una de las frases que más se oye en el Congreso cuando alguien se refiere a su organización. Sin embargo, varios episodios recientes demuestran que la fuerte autoridad del jefe máximo no significa que no haya diferencias profundas entre los caciques.

En el reciente foro realizado por La W, ‘¿Qué proponen los precandidatos presidenciales para superar la polarización?’, dirigido por Vicky Dávila, Iván Duque –uno de los cinco precandidatos uribistas– dijo algo que algunos malinterpretaron, otros sacaron de contexto y para otros resultó desafortunado. “¿Esto es un tema de dos personas, (…) como si el resto del país fueran miembros de una secta que se dejan guiar por dos monjes?… ¡No!, no vamos a trivializar esto en enfrentamiento de dos personas”. Se refería a las tensiones entre el presidente Juan Manuel Santos y su antecesor, Álvaro Uribe.

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El senador Duque le estaba respondiendo a Gustavo Petro, quien minutos antes había calificado de mentira histórica “decir que el que polarizó fue Santos y no Uribe”. Pero al día siguiente los representantes del ala dura del Centro Democrático, encabezados por el director nacional, Fernando Londoño, lo calificaron de traidor. En su programa radial La hora de la verdad, el exministro se refirió a Duque como “un mozalbete inteligentón”. “Si piensa que Uribe es un monje que conduce un rebaño y que el Centro Democrático es una secta, que no diga que es uribista”, dijo en su espacio.

Ante de la arremetida de Londoño contra Duque, José Obdulio Gaviria entró a la discusión para defender al precandidato. Después de que Uribe le encomendó trabajar por la unidad de la colectividad, dijo que la reacción de Londoño era exagerada y que descontextualizar las palabras de Duque era “un intento por sabotear la elección del candidato único del partido”. Pero el exministro nunca se retractó e insistió en su programa al decir que “no hay duda de que Iván Duque tiene muchos buenos pareceres en esas filas de personas que no son uribistas”.

La confrontación va más allá de un tema personal. Con el paso de los días y la creciente tensión sobre el mecanismo para escoger un candidato entre Iván Duque, María del Rosario Guerra, Paloma Valencia, Carlos Holmes Trujillo García y Rafael Nieto, en el partido se han conformado dos bloques. El primero, en el que están Londoño, Rafael Nieto y algunos parlamentarios como María Fernanda Cabal, que consideran que cada día el partido debe radicalizar sus posiciones para interpretar al 50 por ciento de los electores que votaron No en el plebiscito del 2 de octubre. “Si llegamos al poder, volveremos trizas el acuerdo de paz”, había dicho Londoño en un encuentro partidista meses atrás.

En otro sector están aglutinados Duque, varios representantes a la Cámara y el propio jefe de debate del partido, Francisco Santos. Mientras para ellos la posibilidad de hacer alianzas con otros sectores es positiva y depende de que el Centro Democrático tenga un discurso menos fundamentalista frente a temas como la paz, la diversidad y la concepción de familia, Londoño y otros miembros del partido creen que no necesitan alianzas para llegar a segunda vuelta.

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No es la primera vez que Duque recibe fuego amigo en el Centro Democrático. Hace poco lo habían criticado porque una de sus candidatas a la Asamblea del Atlántico tuiteó contra la candidatura del exprocurador Ordóñez. Y meses atrás, desde su propio partido, lo habían cuestionado por valorar la elección del general Óscar Naranjo como vicepresidente o por mostrarse proclive al matrimonio igualitario. Algunos uribistas crearon la página de Facebook ‘Duque no me convence’, en la que aparecen fotos del senador con ministros del gabinete, critican sus declaraciones y aseguran que el senador es un infiltrado del gobierno en el Centro Democrático. “¿Nos vamos a meter otro autogol?”, dice uno de los posts compartidos en la página, en el que comparan a Duque con el presidente Santos e insinúan que va a cometer la misma ‘traición’.

Esos planteamientos han tenido acogida entre los políticos del partido que están con Óscar Iván Zuluaga. Varios representantes a la Cámara no le perdonan a Duque haber dicho que el ex candidato presidencial debía aclarar ante la Justicia la posible entrada de dineros de Odebrecht a su campaña. Más aún, por cuanto Duque estuvo en Brasil acompañando al candidato a una reunión con el publicista Duda Mendonça, al que Odebrecht le habría pagado por trabajar para la campaña.

Detrás de la macartización de Duque también se encuentra la mirada que este sector hace de su trayectoria. El senador fue investigador de la fundación Buen Gobierno, plataforma de Santos, y asesor del actual presidente cuando fue ministro de Hacienda durante el gobierno de Andrés Pastrana.

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El expresidente Uribe no ha dicho nada sobre las tensiones en su partido. Meses atrás se había limitado a señalar que las diferencias del Centro Democrático eran con Santos, pero no deberían ser internas. Sin embargo, las peleas se han agudizado. Por eso, los congresistas de su partido le enviaron una carta en mayo para pedirle escoger el candidato presidencial por consenso. Pero la misiva no tuvo respuesta y se profundizó una incertidumbre a la que se sumaron las especulaciones sobre cómo se definirán las alianzas con otros sectores del No, como Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez y los conservadores.

Francisco Santos ha invitado a los miembros del partido a que “tengan diferencias, pero con argumentos” porque “la campaña que le han hecho a Iván ha trascendido límites de conciencia del partido y es más destructiva que cualquier cosa”. No obstante, en el partido ideológicamente más cohesionado, los ánimos solo se calmarán cuando se sepa con nombre propio quién es ‘el que diga Uribe’.