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Álvaro Uribe Vélez se consolida como el gran elector

A pesar de que la lista del expresidente y ahora reelecto congresista perdió un senador, los 4 millones de votos de Duque son un resultado impresionante. Queda por verse cuántos de esos votos eran uribistas y cuántos antipetristas.  

17 de marzo de 2018

En el país todavía no existe consenso sobre el gobierno de Álvaro Uribe. Para la mitad de los colombianos salvó al país y para la otra mitad le hizo mucho daño. Los dos bandos solo están de acuerdo en que el expresidente es el gran fenómeno político de la historia contemporánea.

A primera vista, el Centro Democrático el domingo pasado obtuvo una victoria agridulce. Uribe no logró el millón de votos que todo el mundo esperaba y su partido, con la lista abierta, perdió una curul en el Senado. Sin embargo, la sorprendente votación de Duque y el aumento de 13 representantes en la Cámara compensaron esas desilusiones. De todas formas, el Centro Democrático quedó convertido en la primera fuerza política del país y su candidato tiene asegurado el paso a la segunda vuelta.   

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Por lo general Uribe gana todas sus batallas. La última el domingo pasado, cuando su delfín, Iván Duque, obtuvo más de 4 millones de votos. Ese resultado superó a los 3.759.971 votos que obtuvo su otro protegido, Óscar Iván Zuluaga, cuando derrotó en 2014 al presidente Santos en primera vuelta. Pero sin duda tuvo su victoria más importante en el plebiscito. No la esperaba ni él mismo. Todavía es difícil entender cómo logró derrotar, contra las encuestas, el supuesto tsunami de la paz.  

El resultado del domingo pasado para el expresidente tiene un valor adicional. Tuvo lugar en medio de las más graves acusaciones que haya tenido mandatario alguno en la historia de Colombia. No hace falta repetirlas, pero queda claro que la mayoría de sus compatriotas no le dieron mayor importancia. Pero no está claro cuál será la posición de la Corte Suprema de Justicia. Cuando esta archivó el caso contra Iván Cepeda, por supuesta manipulación de testigos, pidió abrirle una investigación al expresidente por esos mismos delitos. Como en el país siempre lo político se mezcla con lo judicial, queda por verse si los resultados electorales incidirán en las decisiones de ese organismo.

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Pero en este momento lo importante no es lo judicial, sino lo político. Aunque las votaciones del domingo pasado superaron las expectativas, no son exactamente lo que parecen. Teniendo en cuenta que Duque prácticamente duplicó la votación de su partido, habría que concluir que muchos depositaron esos votos para atajar a Gustavo Petro. Una vez desvanecido el fantasma del castrochavismo, ese voto se reparte. Muchos de los seguidores de Germán Vargas, por ejemplo, votaron por Duque en la consulta, pero en la primera vuelta lo harán por su jefe. Algo parecido pasará con conservadores, liberales, de La U y hasta de Fajardo y los verdes.

Así como hasta la semana pasada las fuerzas políticas se alineaban para armar una coalición anti-Petro, a partir de ahora se están moviendo en dirección anti-Duque. Nadie duda de que él va a estar en la segunda vuelta, pero sobre Petro sí hay dudas. La ventaja que le cogió la derecha es tan grande que los otros candidatos creen que hay posibilidad de derrotarlo. Por esa expectativa Germán Vargas está lleno de entusiasmo y con las pilas puestas. Fajardo y De la Calle también creen que unidos tendrían juego para llegar a la segunda vuelta. Sin embargo, no saben cómo unirse, no solo por problemas jurídicos sino también de ego. A cada uno le gustaría que el otro lo apoyara.

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Todos esos movimientos tienen como meta final evitar que el uribismo vuelva al poder.

Eso no va a ser fácil. El expresidente despierta muchas pasiones en su contra, pero Iván Duque no. Le da un aire de renovación a la imagen de un partido liderado por Álvaro Uribe, una persona que no ha parado de hacer política en 40 años. Esa fórmula por ahora va ganando.