Home

Nación

Artículo

AMANECERA Y VEREMOS

Andrés Pastrana y 'Tirofijo' miden fuerzas en torno a la liberación de 224 soldados y policías que están en poder de las Farc.

21 de septiembre de 1998

La semana pasada las Farc pusieron por fin sus cartas sobre la mesa. Tras un prolongado silencio acerca de lo que pensaban hacer con el enorme botín de 224 soldados y policías en su poder, esa organización manifestó su intención de devolver a los miembros de la fuerza pública a cambio de la liberación de un buen número de guerrilleros que hoy están tras las rejas, procesados por diversos delitos. La exigencia de las Farc se produjo ocho meses después de haber puesto en marcha una estrategia encaminada a secuestrar militares con el fin de incrementar su poder de negociación. Para ello, entre diciembre del año pasado y la segunda semana de agosto, las Farc arrasaron las bases militares de Patascoy, El Billar, Miraflores y Pavarandó. Durante todo este tiempo y mientras aumentaba el número de uniformados retenidos, la organización se abstuvo de hacer algún pronunciamiento público sobre lo que pretendía obtener por su liberación. Informes de los servicios de seguridad del Estado dejaron en claro que en esta oportunidad las Farc no pretendían actuar de la misma manera que en el episodio de Las Delicias, cuando lograron la desmilitarización de cinco municipios del sur del país a cambio de la entrega de 61 soldados retenidos.Entonces surgió por primera vez la palabra canje. Pero ningún vocero de las Farc quiso referirse a esta posibilidad. Ante la sorpresiva reunión del entonces presidente electo Andrés Pastrana con los líderes de las Farc, Manuel Marulanda Vélez, 'Tirofijo', y Jorge Suárez Briceño, 'Mono Jojoy', tanto los familiares de los retenidos como analistas nacionales e internacionales partieron del supuesto de que uno de los temas centrales de tal encuentro había sido el de la liberación de los soldados. Las madres de los soldados y policías llegaron a expresar su júbilo por los noticieros. Inclusive se llegó a plantear que, como muestra de su voluntad de paz, las Farc liberarían a un número representativo de soldados el día de la posesión de Pastrana. Pero ello no ocurrió. Por el contrario, se estableció que el tema de los soldados retenidos ni siquiera fue considerado durante tal encuentro. Entre tanto, aumentaron tanto las acciones y arremetidas de la guerrilla como el número de secuestrados. Día tras día creció la incertidumbre, hasta el pasado jueves cuando por primera vez el propio Tirofijo envió a Fabio Valencia Cossio, presidente del Congreso, una carta mediante la cual protocolizó su pretensión de canjear a los miembros de la fuerza pública por guerrilleros de su movimiento que han sido capturados y esperan la definición de su situación jurídica. El legendario jefe guerrillero solicitó la aprobación de un proyecto de ley destinado a que tal meta pueda cumplirse. ''Esto _según el jefe de las Farc_, teniendo en cuenta que nada es imposible si hay voluntad política de los gobernantes para solucionar la crisis que nos han dejado los gobiernos anteriores". Horas después de que Valencia Cossio señalara que la figura del canje no está consagrada ni en la Constitución ni en los códigos de la legislación penal, y que para que esa figura sea incluida en la Carta Política se requiere una reforma constitucional, el Presidente Pastrana decidió responder a Tirofijo pidiéndole claridad sobre su petición. Desde Cartagena, en la clausura de la asamblea de los industriales agrupados en la Andi, el mandatario solicitó a las Farc que den a conocer la lista precisa de los insurgentes detenidos con el fin de estudiar la situación de cada uno de ellos. Tras el anuncio de Pastrana los analistas se dieron a la tarea de interpretar el alcance de las palabras del jefe de Estado. De entrada quedó claro que el primer mandatario no cerró las puertas a un posible canje. Mediante un hábil juego de palabras, Pastrana se fue por el camino del medio. En un principio algunos de sus asesores habían llegado a contemplar la posibilidad de responder que el gobierno no aceptaba ningún tipo de condiciones. No obstante el criterio que finalmente primó fue devolver la pelota al terreno de las Farc. Todo parece indicar que el Presidente le está apostando a que la eventual liberación de presos se pueda dar a través de una amnistía. Ésta, a su vez, sólo es aplicable a cierto tipo de delitos clasificados como políticos, entre ellos la sedición y la rebelión. En este sentido es que se plantea la necesidad de una evaluación caso por caso, como lo señaló Pastrana en su pronunciamiento. Sin embargo los analistas estiman que una posible amnistía sólo puede darse al final de un proceso de negociación y no al comienzo. Especialmente en este caso, en que con su voluntad de paz el nuevo gobierno ha aceptado algunas exigencias de la guerrilla, como el despeje de cinco municipios, a cambio de nada. Hasta el momento las voces de los más respetables juristas, como las del fiscal general de la Nación, Alfonso Gómez Méndez, y del defensor del Pueblo, José Fernando Castro Caycedo, coinciden en que el canje es jurídicamente imposible. Con todo, existe la posibilidad de que el Congreso apruebe una amnistía, pero eso implicaría una labor legislativa de por lo menos un año. Pierre Gassman, presidente de la Cruz Roja, sostiene que el canje de prisioneros, aunque no está dimensionado en el Derecho Internacional Humanitario, sí se ha presentado en muchos conflictos, como los de El Salvador o Nicaragua. Para el funcionario el canje no es nada excepcional, sino que se trata de decisiones jurídicas que corresponden al gobierno, al Parlamento y al país mismo. Sin embargo, en medio de esta controversia jurídica está el futuro de 224 hombres que fueron privados de su libertad cuando prestaban un servicio. El mismo número de familias padece, día tras día, un verdadero suplicio. Esto mientras el gobierno recibe cada vez más presión, ya que tendrá que asumir el costo político que representan las diarias manifestaciones de dolor y angustia de las madres, esposas e hijos de los retenidos, que claman por el retorno a casa de sus familiares.