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Carlos Germán Quintero Quiroga fue arrestado por desviar más de 1.400 millones de pesos de Bavaria. Era el tesorero y sorprendió a todos

JUDICIAL

Amarga despedida

¿Qué llevó a que un exitoso profesional que trabajaba en Bavaria fuera capturado intempestivamente por la Fiscalía?

19 de julio de 2008

Hasta poco antes de ser arrestado el pasado domingo13 de julio, el tesorero de Bavaria, Carlos Germán Quintero Quiroga, había logrado un ascenso meteórico en su profesión. En 1998, cuando estaba recién graduado de economía de la Universidad de los Andes, dio un salto a un puesto que a cualquier novato le costaría bastante esfuerzo y tiempo alcanzar: entró al Citibank, ni más ni menos que al área de banca de inversión, uno de los negocios con más futuro.

Varios de quienes lo conocieron recuerdan que era un hombre disciplinado, agradable, muy inteligente y que logró sacar adelante negocios muy importantes, como la estructuración de una millonaria emisión de bonos de la propia cervecera Bavaria.

Fue ese trabajo el que terminó vinculándolo con la compañía cervecera, a donde llegó en 2004 para ser el puente entre la empresa y los inversionistas del mercado financiero. De ahí pasó a la tesorería, uno de los cargos más apetecidos en el mercado por ser una de las compañías más grandes, que cuenta además con uno de los flujos de caja más caudalosos del país. El 31 de diciembre del año pasado, Bavaria tenía en su cuenta de disponibles 160.000 millones de pesos y el flujo de caja anual de la firma se puede acercar a casi 500.000 millones de pesos.

Hoy, luego de 10 años en el mercado de valores y financiero, la prometedora carrera de Quintero está prácticamente liquidada: fue arrestado por haber desviado más de 1.400 millones de pesos de Bavaria en unas operaciones que dejaron sorprendidos a todos aquellos que conocieron a este profesional.

Todo se empezó a develar hace 15 días, cuando Quintero aún estaba de vacaciones con toda su familia en Estados Unidos. Una empleada de la Tesorería de Bavaria se percató de una cuenta de cobro por 50 millones de pesos que había presentado una funcionaria del Banco Davivienda.

Al llamar a verificar la operación, la señora que aparentemente había firmado la factura negó que estuviera cobrándole algo a la cervecera.

Las averiguaciones de Bavaria terminaron señalando que el mismo Quintero había elaborado toda la operación. Primero, solicitó una cotización para unos servicios financieros. Luego escaneó la firma que venía en los documentos de la cotización y redactó él mismo la cuenta de cobro que después subiría el telón de este escándalo.

La empresa empezó a investigar y encontró más operaciones de este tipo. Inicialmente se ha estimado en 1.400 millones de pesos el monto, sin embargo, continúan las pesquisas de las autoridades.

El abogado defensor de Quintero, Salomón Salazar, dijo que su defendido reconoce que ejecutó esas operaciones; sin embargo, dice que el motivo de fondo no era defraudar a la empresa. Quintero, según su abogado, fue amenazado y extorsionado por alguien. "Una persona lo contactó (a Quintero) y dijo que ya le tenían seguimiento a toda su familia, a su esposa y a sus hijos y que en caso de no colaborar, tomarían medidas", explicó Salazar. De acuerdo con la versión del abogado, esa persona que amenazaba a Quintero sería parte de un grupo de delincuentes que cometieron un fraude electrónico a la misma Bavaria hace un par de años. Muchas de esas personas fueron judicializadas y hoy varios están en la cárcel. Según la versión del acusado, encontraron que amenazándolo podrían continuar con su desfalco.

Fuentes de Bavaria reconocieron que ese caso sí se presentó; sin embargo, enfatizaron en que no hay relación alguna entre los dos hechos aunque, aparentemente, los delincuentes emplearon un hacker para introducirse en el computador del mismo Quintero y utilizarlo para el ilícito.

La estrategia de la defensa apunta a demostrar que Quintero realizó esas operaciones completamente coaccionado por las amenazas y no le sacó provecho alguno. Pero la Fiscalía está convencida de que utilizó esos recursos para su beneficio personal.

Posiblemente lo único positivo de todo este cuento fue la actitud que asumió Bavaria. Que no sólo descubrió el hecho, sino que lo puso a consideración de las autoridades y de la opinión pública. Sabía que debía cuidar el mayor de sus tesoros: la confianza.