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La estrategia del presunto violador en ‘Andrés’

Aunque se presentó voluntariamente al interrogatorio, se acogió al derecho de guardar silencio. ¿Por qué?

14 de noviembre de 2013

Como llevaba el rostro cubierto, pocos detallaron que llegó impecablemente vestido. Lo acompañaba su abogado y otra persona no identificada. Había mucha expectativa en el exterior del complejo judicial de la Fiscalía de Cundinamarca porque su testimonio era valioso para aclarar lo que realmente ocurrió en la madrugada del 2 de noviembre en el parqueadero del restaurante Andrés Carne de Res, en Chía.

Se trata de Camilo Ramírez Ayala, un abogado quien pertenece a un bufete especializado en derechos de autor. El mismo pidió ser escuchado en interrogatorio después de que trascendió que podría ser el protagonista de una relación no consentida con una joven de 19 años.

Los fiscales prepararon la mayor cantidad de elementos para recibir su declaración. Tenían la información que la Policía de Chía, un municipio en las afueras de Bogotá y en donde está la sede principal del restaurante, les había proporcionado. Sobre éstas, sin embargo, hay dudas porque tan solo fueron enviadas al despacho de un fiscal 10 días después de ocurrido el episodio.

Ramírez Ayala entregó los datos de rigor, nombre, profesión, fechas, direcciones entre otras. Informó que estaba saliendo de una convalecencia por haberse sometido a una cirugía de columna y entonces vino la sorpresa: no declaró más.

Cuando los fiscales le invitaron a que contara lo que había ocurrido esa madrugada en el restaurante Andrés Carne de Res, Ramírez Ayala anunció que se acogía al derecho constitucional de guardar silencio.
Un silencio que se tomó la sala donde se estaba llevando a cabo la diligencia. Tras el breve desconcierto, empezaron los murmullos. Pocos entendían la posición de Ramírez pues había sido él quien solicitó ser escuchado en interrogatorio.

Quienes conocen los detalles de este tema judicial aseguran que Ramírez Ayala estaría orquestando una estrategia jurídica. Es muy probable que con su presentación y con ponerse a disposición de los fiscales, haya tratado de evitar una pronta orden de captura.

De hecho, varias fuentes consultadas por Semana.com coincidieron en informar que el caso se tomará su tiempo. Lo hará porque entrará en una etapa de análisis de las pruebas técnicas y de los testimonios de al menos cinco empleados del lugar que declararon ante la Policía de Chía. La mayoría de ellos son favorables para el abogado según conoció este portal.

La Fiscalía no la tiene fácil. Como se anticipó, el ente acusador analizará con lupa cada aspecto debido a que la Policía, de manera inusual, entregó las pruebas a la Fiscalía 10 días después de ocurrido el episodio. Se cree que varias de ellas podrían estar contaminadas, como los videos grabados por las cámaras del restaurante, lo mismo que dos declaraciones entre ellas al de la joven presuntamente violada, que al parecer son contradictorias.

Expertos consultados por Semana.com explican que no necesariamente esto signifique que la joven cambiara la versión a propósito, sino que su primer testimonio se hizo cuando apenas recobraba la conciencia de lo que ocurrió y se encontraba en un estado de nerviosismo natural.

Pero además los videos, que podrían esclarecer muchos datos, no fueron entregados a los fiscales, sino puestos en cadena de custodia por la Policía. No son los únicos elementos importantes, hay más: un zapato rojo y unas medias pertenecientes a la joven agredida que fueron hallados en el parqueadero del restaurante, cuatro días después de sucedido el episodio. Por eso la Fiscalía enfoca sus pesquisas contra cuatro uniformados de Chía para que expliquen por qué guardaron estas evidencias durante varios días.

El caso ahora está en manos de los fiscales que actuarán con cautela. Hasta ahora se sabe que hay una denuncia por violación, que hay un señalado de la autoría pero nada más. Los allegados a la joven creen en su testimonio y claman justicia. Esperan, dicen, que el país conozca la verdad. Los abogados de él, se aferran a la inocencia de su cliente. “Por eso se presentó voluntariamente”, argumentan. Aunque, eso sí, no aclaran si su asistencia hace parte de una calculada estrategia.