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"Yo soy inocente. Yo no cometí ningún delito y menos uno que amerite 17 años de cárcel", señala Arias. | Foto: Alejandro Acosta

ENTREVISTA

“Las Farc pidieron mi extradición”: Andrés Felipe Arias

Mientras se define su regreso a Colombia, el exministro habla sobre el calvario que ha vivido y lo que espera sobre el futuro. Asegura que no extraditarlo sería un gesto de paz política por parte del gobierno.

25 de diciembre de 2016

SEMANA: ¿Cuál es su situación jurídica hoy?

Andrés Felipe AriasMi familia y yo venimos tramitando asilo político desde hace ya dos años y medio. Sin embargo, ahora también enfrento un juicio de extradición debido a la presión y persecución del gobierno de Colombia en contra mía. A esa persecución estamos sometidos todos los que hemos servido al presidente Uribe y todos los que desde el exterior resistimos lo que el presidente Santos está haciendo con Colombia.

SEMANA: ¿En qué va el proceso de extradición? ¿Cuándo podría tomarse una decisión?

 A.F.A.: No sabemos nada sobre las fechas. Lo que puedo decir es que el proceso sigue su curso. Pero en este momento ni siquiera está fijada una audiencia para ese fin. Lo que el juez analizará en esta etapa es si hay o no tratado de extradición.  Eso quiere decir que por ahora apenas se está debatiendo si el gobierno de Colombia tiene jurisdicción para hacer esta solicitud. No hemos llegado al juicio de fondo.

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SEMANA: Usted dice que no hay tratado de extradición, pero Colombia ha extraditado centenares de personas a Estados Unidos...

A.F.A.: No lo digo yo. Lo han dicho la Cancillería, la Corte Suprema de Justicia, el ministro de Justicia de Colombia y el propio presidente Santos cuando decidió extraditar a Walid Makled a Venezuela y no a Estados Unidos. Tan no hay tratado que esa es la razón por la cual el presidente Santos les puede prometer y cumplir a las Farc que no los va a extraditar. Ahora bien, la razón por la cual Colombia ha extraditado tantas personas sin un tratado es porque su legislación interna le permite hacerlo en ausencia de tratado. Eso no sucede ni en Estados Unidos ni en la mayoría de países del mundo. Y esta es la razón por la cual me devolvieron mi libertad. Lo absurdo es que ahora el gobierno de Colombia está buscando que Estados Unidos me aplique un tratado que Colombia misma ha reconocido que no existe. 

SEMANA: Pero en estos años no solo se ha extraditado desde Colombia, también personas detenidas en Estados Unidos han sido enviadas al país. Su caso no sería ni el primero ni el único.

A.F.A.: No sé si esas personas se fueron a juicio de extradición o aceptaron devolverse a Colombia sin someterse a un juicio. En caso de que se hayan ido a juicio de extradición tampoco sé si conocían la inexistencia del tratado. Que haya sucedido antes no quiere decir que el argumento de la ausencia del tratado no sea válido en este momento. 

SEMANA: Entonces en resumen, en términos estrictamente jurídicos, para usted el hecho de que Colombia pueda extraditar por vía administrativa no significa que tiene que haber una reciprocidad de Estados Unidos.

A.F.A.: Así es. Y menos cuando puedo demostrar que soy un perseguido político y que mi condena por la Corte Suprema es injusta e ilegal. 

SEMANA: Pero ya que usted reconoce que la iniciativa parte de la Corte Suprema de Justicia, ¿por qué asegura que el gobierno de Juan Manuel Santos está presionando para que lo traigan a Colombia?

 A.F.A.: Eso no es una opinión mía. Yo tengo pruebas muy fuertes para demostrarlo. Los invito a que también piensen en lo que significaría para un nobel de paz que se demostrara que persigue a quienes pensamos diferente a él. Eso no lo entendería nadie. Por lo tanto, el presidente Santos intentará hacer todo lo que esté a su alcance para que no se perfeccione mi asilo. Y la única forma en que puede lograrlo es presionando mi extradición.

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SEMANA: ¿Le parece posible que cuando Humberto de la Calle estuvo negociando en La Habana con Iván Márquez temas como la amnistía,  la dejación de armas, la justicia transicional, la  participación en política, y otros, se pusieron a discutir qué hacían con Andrés Felipe Arias? Eso no tiene mucha lógica.

A.F.A.: Todo lo que me están haciendo a mí no tiene mucha lógica. Y en cuanto a ese punto, tres meses antes de mi arresto, una persona que ha acompañado la mesa en La Habana me hizo llegar la información según la cual las Farc estaban exigiendo mi extradición a Colombia. Luego mi arresto se produce el mismo día en que se firma el acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. Luego de salir libre, esa misma persona me hizo llegar la misma información. Yo a esa persona, a estas alturas, le doy plena credibilidad. Les repito que tengo información concreta de alguien que tuvo conocimiento de que eso sucedió. 

SEMANA: La solicitud de extradición suya fue hecha por la Corte Suprema y usted siempre parece atribuirle esa responsabilidad al gobierno. ¿Cree que el presidente puede manipular a la corte para que tomen una decisión así?

A.F.A.: Es claro que en su momento la Corte actuó políticamente contra mis compañeros de gobierno y contra mí. Recuerden los audios que se conocieron en donde varios magistrados afirmaron que contra nosotros debían proceder políticamente. Sin embargo, el gobierno ha sido cómplice de semejante atrocidad. Si no fuera así, entonces ¿por qué el presidente Santos, sabiendo que se ha cometido semejante injusticia en mi contra, como cabeza de Estado y teniendo la potestad para hacerlo, no ha retirado la solicitud de extradición en mi contra?

SEMANA: Si usted es extraditado a Colombia, no sería un trofeo sino un mártir del uribismo. Eso le serviría al Centro Democrático, pero le haría daño al gobierno.

 A.F.A.: Le repito, si eso fuera así, el presidente no tendría sino que renunciar a mi solicitud de extradición. Él tiene esa facultad. ¿Por qué no lo ha hecho? ¿No cree usted que eso sería un gesto de paz política muy grande que derrumbaría nuestra tesis de persecución?

SEMANA: Eso tocaría preguntárselo a él. Pero lo que ha hecho el gobierno hasta ahora es lo que hace con todas las solicitudes de extradición. Simplemente darles trámite a las decisiones de la corte. Ir en contra de la corte sería una decisión política con grandes implicaciones.

A.F.A.: Los hombres de Estado, y especialmente los defensores de la paz, hacen lo que es correcto independientemente de las repercusiones políticas que eso genere. En este caso está en juego la libertad de un hombre inocente al cual lo esperan 17 años de cárcel. ¿Qué haría un hombre de paz con el poder para revertir esa injusticia? 

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SEMANA: ¿Qué alternativas le quedan?

A.F.A.: Me queda la verdad y la justicia de Estados Unidos en la que confío. Por eso, yo me vine a este país. Tengo también la alternativa de saber que aunque sigo siendo perseguido por la Corte Suprema de Justicia y por el presidente Santos, yo sé que soy inocente y que Dios me va iluminando el camino.

SEMANA: Luego de varios meses de detención usted se reencontró con su esposa y sus hijos. ¿Cómo fue ese momento?

A.F.A.: El reencuentro con mi esposa y mis hijos fue impresionante, una de las experiencias más fuertes que he tenido en mi vida. Ellos son unos valientes y unos guerreros espirituales. Han irradiado luz tanto para mí como para muchas personas, siendo capaces al mismo tiempo de sobrellevar este karma con amor e integridad. Cuando los abracé a los tres, después de los tres meses más duros de mi vida, sentí una expresión de amor infinito que no puedo describir. Lo que sentí en ese momento es la prueba de que Dios existe.

En video: Así fue el reencuentro de Andrés Felipe Arias con sus hijos. 

SEMANA: ¿Si su extradición se concreta, qué cree que pase con usted jurídicamente?

A.F.A.: No hay que ser abogado para saber que si llego a Colombia voy directo a una cárcel a enfrentar una condena ilegal, injusta, política, desproporcionada y que, además, enfrentaría un riesgo muy grande sobre mi vida y mi integridad física.

SEMANA: ¿Cuánto tiempo estuvo en la cárcel en Colombia y en Estados Unidos? ¿Cómo eran las condiciones de reclusión?

A.F.A.: En Colombia dos años, en Estados Unidos tres meses. Eso último fue muy duro. Los primeros tres días estuve en una celda de castigo sin saber qué estaba pasando. Solo había un huequito en la puerta para uno sacar las manos para que lo esposen por cualquier movimiento. Estuve 48 horas encerrado. Aguanté, no sé cómo, tal vez porque Dios es muy grande y porque mi esposa me mandó a decir a través del abogado “aguanta, por favor, hazlo por nosotros”. Ya después me bajaron a la unidad normal, que igual es muy apretada. Ahí acabé conviviendo con personas como Macaco, Gordo Lindo, Cuco Vanoy y Don Berna.

SEMANA: Uy, eso está jugoso. ¿Qué clase de relación puede tener una persona como usted con ellos?

A.F.A.: A ese nivel humano, se mantiene una relación de respeto. Fue muy duro, muy bravo. Pude hablar con ellos muchas horas, me contaron muchas cosas. Pero por lo menos podía salir a hablar con muchas personas. Allí había gente del Clan del Golfo, del cartel de Venezuela, una cantidad de muchachos de Buenaventura, de Tumaco. Ellos me regalaron calzoncillos el día que bajé, porque se demoraron cinco días en darme la dotación. Me regalaron la cucharita para poder comer los primeros días. Es una experiencia muy brava. La verdad es que todos me ayudaron cuando llegué allá.

SEMANA: En Colombia muchas personas creen que usted es culpable, pero también muchas otras creen que es inocente. En lo que casi todo el mundo parece estar de acuerdo es que su condena a 17 años de cárcel y la multa de 30.000 millones de pesos son desproporcionadas. ¿Si la condena fuera menor usted se habría sometido a la justicia?

A.F.A.: Yo soy inocente. Yo no cometí ningún delito y menos uno que amerite 17 años de cárcel. Si me concedieran una segunda instancia no ante la Corte Suprema sino ante un juez imparcial podría demostrarlo. Así las cosas, un solo día de cárcel es una injusticia muy grande no solo conmigo, sino también con mi esposa y mis hijos.