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Al gobernador de Antioquia le han criticado su papel de veedor del proceso y el poco acompañamiento que ha hecho del mismo. También su cercanía con Vargas Lleras y su posición ambigua frente al proceso. | Foto: Emanuel Zerbo

PAZ

“Si no corregimos, el proceso se convierte en una guachafita”

El gobernador de Antioquia, Luis Pérez, comisionó a un grupo de veedores para que evalúen las condiciones de las zonas de reagrupamiento de la guerrilla. La medida levantó críticas y aplausos.

7 de enero de 2017

La sutileza le tiene sin cuidado a Luis Pérez, gobernador de Antioquia, a la hora de poner el dedo en la llaga de los temas nacionales. Hace unos meses propuso crear el cargo de vicealcaldes policías o militares para cuidar el orden en las zonas alejadas donde las Farc eran, hasta hace poco, la autoridad de facto. La propuesta no cayó bien en muchos sectores, aunque los alcaldes de municipios como Ituango y Briceño lo apoyaron.

Pérez sabe que está en medio de un momento histórico y quiere quedar en él: gobierna el departamento con más víctimas del país —1.645.840, de las cuales cerca de 1.364.470 se vieron obligadas a dejar sus tierras, 299.000 fueron asesinadas, 43.830 fueron desaparecidas, 6.184 fueron secuestradas, 3.307 sufrieron un delito sexual— y uno de los más descontentos con el proceso de paz (la mayoría votó No en el plebiscito). Si algo ha demostrado el gobernador en su carrera es que sabe aprovechar los momentos para sumar en su capital político. Esta vez quiere caminar por la senda del medio entre los que quieren el proceso y los que no.  

Eso explica que a finales del año pasado haya salido con una perla que tomó descolocados al gobierno nacional y a las propias Farc: “No me da miedo denunciar los desmanes. Diferente pasa con los alcaldes de Antioquia, que están psicológicamente amenazados, porque no pueden hablar”. Pérez aseguró que había indisciplina en las zonas de preagrupamiento, y propuso 15 visitas “para que esto funcione bien, para que en mi territorio el proceso de paz se lleve de una buena forma”.

Desde la época del plebiscito, Pérez ha dicho que apoya el proceso de paz y en las urnas mostró su voto por el Sí. Sin embargo, su cercanía con el vicepresidente Germán Vargas Lleras, que ha sido incluso más ambiguo con el tema y a quien le debe el aval de la Unidad Nacional para la candidatura que lo llevó a la Gobernación, llena de incertidumbre a los paisas que quieren que el proceso marche sin trabas.

Y aunque Antioquia puede ser el polvorín de la paz —según lo ha demostrado ya la historia con la aparición de tantas guerrillas y grupos paramilitares—, Luis Pérez ha destacado que en su año de gobierno los enfrentamientos con las Farc han sido nulos y las extorsiones desaparecieron. “Hemos tenido muchos beneficios con este proceso de paz, pero debemos vigilar que todo ahora salga bien, debemos vigilar este tiempo de desarme, de eso depende el futuro de la paz”, dijo recientemente.

Las visitas son polémicas porque con ellas Pérez pasó por encima de las autoridades nacionales. Esto molestó al alto comisionado Sergio Jaramillo, y fue aprovechado por la oposición: el senador Álvaro Uribe Vélez dijo en Twitter: “Estamos listos a acompañar al gobernador de Antioquia a los sitios donde las Farc pretenden imponerle vetos”. Ya se sabe que Luis Pérez y Álvaro Uribe actuaron juntos, el uno como alcalde y el otro como presidente, en la Operación Orión, y ese también ha sido un temor entre organizaciones de derechos humanos que encuentran en esta oportunidad casos similares y no olvidan que, antes de llegar a la Alpujarra, Pérez se reunió con Uribe para que lo aconsejara.

Para Jorge Giraldo, decano de Humanidades de la Universidad Eafit y estudioso del conflicto armado en Antioquia, Pérez está ejecutando un papel que le permiten algunos párrafos del nuevo acuerdo de paz. El problema es que “el papel del gobernador hasta ahora es algo ambivalente en el sentido de que viene un poco en la postura de Vargas Lleras: sí, pero no. Tiendo a ver esa intervención como algo positivo, teniendo en cuenta el contexto en el que se está presentando el proceso de implementación”. Giraldo encuentra, entre otros problemas, que algunos alcaldes han negado lo dicho por Pérez. “Debería especificar las fuentes que está usando para plantear algunas de sus críticas y reclamaciones. Debería reclamarse una mayor coordinación entre el gobernador y los alcaldes”.

En diálogo con SEMANA, Pérez denunció que en varios municipios ya se ve a los guerrilleros por fuera de las zonas constituidas haciéndose fiestas, “y en Yondó acosaron a una niña, y yo como gobernador soy el primero que conoce problemas de indisciplina. Si no corregimos esos procesos de indisciplina, eso se multiplica y convierte el proceso de paz en una guachafita donde no hay orden ni nada tiene control. Creo que quien más favor le ha hecho a la paz, es la Gobernación de Antioquia”.

Pero como dice Giraldo, las versiones no concuerdan del todo. Según Lucía del Socorro Carvajal, alcaldesa de Remedios, en su municipio no ha tenido problemas ni con la guerrilla ni con el Ejército, y sí ha encontrado a una comunidad anhelante porque se le satisfagan sus necesidades mínimas. Carvajal cree que la iniciativa del gobernador es la más acertada para “recoger información objetiva que le permita hacer propuestas, pero conociendo la realidad, porque hasta ahora se han propagado malas informaciones”. Por su parte, el alcalde de Yondó, Gibert Cartagena, se reunirá esta semana con Pérez para “aclarar algunos rumores”.

Pérez ha señalado que no quiere estorbar el proceso de paz y que le preocupa el resultado mismo, porque Antioquia es el departamento donde hay más zonas de preagrupamiento y “nadie” está velando por ellas. “Encontramos que ninguna zona tenía vigilancia, verificación ni control. Además, hicieron que los guerrilleros llegaran a los municipios sin avisarle al alcalde ni al gobernador, y tenían una infraestructura muy deficiente para recibirlos”.

Jaime Fajardo Landaeta, exguerrillero del EPL y hasta hace poco gerente de Paz de Antioquia, asegura que desde hace varios meses la Gobernación le manifestó al gobierno nacional sus temores con las zonas de preconcentración, y ante las salidas de Luis Pérez dice: “Lo que pasa es que el gobernador ha sido muy activo en señalar las falencias del proceso, que son ciertas, pero poco activo en el acompañamiento. Solo en los últimos días se le ha visto más comprometido”.

Para Fajardo Landaeta, el gobernador —y quizá aquí está el corazón de la polémica— se ha convertido solo en un veedor, en lugar de ser un apoyo para “acompañar el proceso y tener proyectos y programas”. De eso, no se ha visto mucho.