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Santiago Londoño | Foto: Archivo Particular

ENTREVISTA

“Muchos de los que instalaron minas están muertos”

La tragedia de las minas antipersonal en Antioquia es devastadora. Santiago Londoño, secretario de Gobierno, dice que se trata del departamento con más víctimas desde 1990.

9 de marzo de 2015

Hay veredas remotas del norte y el bajo Cauca antioqueños a donde difícilmente ha podido entrar el Ejército. La razón es que no se sabe a ciencia cierta dónde puede estallar un artefacto explosivo, de aquellos que las FARC o el ELN han instalado para frenar el avance de las tropas y para proteger cultivos de coca. Y en medio del riesgo, las comunidades han tenido que arreglárselas para sobrevivir.
 
Antioquia es el departamento que más víctimas reporta: 2.459, de un total de 11.000 en todo el país. El tema es tan preocupante, que 98 de los 125 municipios tienen minas sembradas. Desde febrero del año 2013, el secretario de Gobierno de Antioquia, Santiago Londoño, hizo un llamado para que representantes del Gobierno y las FARC, que adelantan negociaciones en Cuba, acordaran el cese de la instalación o siembra de minas antipersonal. La petición se demoró, pero llegó.
 
Semana.com: ¿Qué tan grave es la tragedia de las minas antipersonal en Antioquia?
 
Santiago Londoño:
  Desde 1990 hemos tenido momentos muy críticos, sobre todo en el oriente antioqueño, en municipios como San Carlos, San Rafael, Cocorná, San Francisco. Pese a que el conflicto en esa zona cedió, las minas siguieron ahí. Y por eso se inició un proceso de desminado humanitario que ha permitido declarar a San Carlos libre de sospechas de minas. San Francisco va a ser declarado dentro de muy poco y el Carmen de Viboral está a cinco meses de lograrlo.
 
Semana.com: ¿Dónde se han seguido sembrando minas?
 
S. L.:
El problema comenzó a crecer en el norte y en el bajo Cauca, concretamente en Ituango, Briceño, Tarazá, Cáceres, Yarumal y Valdivia. Y en el año 2012, Briceño se convirtió en el epicentro. En este cuatrienio se ha seguido desminando con el apoyo de batallones del Ejército y ONG que se dedican al tema, pero en estas zonas a las que hago referencia han subido las víctimas, pese a que en todo el departamento han ido disminuyendo año a año. Pero todavía es una tragedia. Desde enero del 2013 a la fecha  hemos tenido cerca de 150 victimas.
 
Semana.com: ¿Que tan grave es lo que se vive en el bajo Cauca y en el norte? ¿Hay zonas donde no puede entrar el Ejército?
 
S. L.:
Barro Blanco, en Tarazá, es una de las zonas más difíciles porque allí hacen presencia todos los grupos bacrimes, más el ELN y las FARC, intentando proteger cultivos ilícitos. También hay zonas de Ituango, en la frontera con Tarazá, donde es muy compleja la entrada.
 
Semana.com: Briceño ha puesto una gran cantidad de víctimas, incluidos niños. ¿Cómo sigue la situación allá?
 
S. L.:
Ha mejorado mucho, no hemos vuelto a tener victimas en Briceño, pero en Ituango tuvimos dos hace 15 días, en la zona rural de Santa Rita. En Briceño se ha hecho un trabajo muy importante en educación en el riesgo  de minas. También ha habido desminado de emergencia por parte del Ejército.
 
Semana.com: ¿Antioquia está lista para desminar ya?
 
S. L.:
Con el gobernador Sergio Fajardo rápidamente hablamos una vez se hizo el anuncio desde la Habana. Y estamos en la capacidad de iniciar un trabajo. Pero antes del anuncio ya habíamos destinado unos recursos importantes para el desminado de emergencia en la zona de Hidroituango, con cerca de 800 millones de pesos para Ituango, San Andrés y Yarumal. Y seguimos invirtiendo en oriente en el desminado humanitario. De hecho, estoy en Bogotá para hablar con el gobierno nacional de ese y otros temas.
 
Semana.com: ¿Las FARC sí saben dónde instalaron las minas?
 
S. L.:
Un asunto muy importante es el papel de las comunidades en lo que viene. Finalmente los campesinos en muchos casos tienen la información de dónde están los campos minados, incluso con más certeza que los combatientes, pues ellos en la cotidianidad han tenido que convivir con esta problemática. No tienen información oficial, pero sí muy real, y el trabajo con ellos es fundamental. Lo que nos vamos a encontrar como país es que muchos de los que pusieron las minas ya están muertos, eso va a ser muy normal. Y yo estoy absolutamente seguro de que la guerrilla no tiene un mapa actualizado por frentes de los campos minados. La siembra de minas se hacía de manera desorganizada, se instalaban donde estaban los cultivos ilícitos para frenar al Ejército.