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ANTONIO CABALLERO ENTREVISTA A LANDAZABAL

6 de octubre de 1986

Antonio Caballero, coordinador editorial de SEMANA, entrevistó al general (r) Fernando Landazabal Reyes, ex ministro de Defensa, para conocer sus puntos de vista sobre la controversia desatada por los asesinatos de dirigentes de la Unión Patriotica en los ultimos días.
SEMANA: General, usted dice que los únicos "grupos paramilitares que hay en el país son los guerrilleros, ¿Cree que no hay ninguno más? En su opinión, ¿quién está asesinando a los concejales y parlamentarios de la UP?
GENERAL FERNANDO LANDAZABAL REYES: En Colombia hay una delincuencia de sicarios a sueldo, eso no se puede negar... En el caso de la UP los dos últimos asesinatos me hacer empezar a pensar que tal vez pueda existir algo organizado contra ella Pero que eso obedezca a una organización nacional, yo no sé. Mire: en Colombia hay dos clases de sicarios: los que reciben plata para matar, que se llaman criminales a sueldo, y los que reciben plata para no matar, que se llaman secuestradores. Y usted sabe que todas las cuadrillas o frentes de las FARC han secuestrado personas para exigirles rescate. Pero lo que no se puede hacer, como se ha hecho, es sindicar a las Fuerzas Armadas de que son ellas quienes dirigen a los sicarios. Esa es una acusación infame.
Sería la contradicción más tremenda con la propia moralidad profesional con el honor de las Fuerzas Armadas.
Aquí se ha dicho que existe una "guerra sucia", pero las FF.AA. no participan en ella. Combaten la subversión con todos los medios de la Constitución y la ley, pero no pagando asesinos de la moto o poniendo bombas. Eso sería infame, y no podemos tolerar que se diga semejante infamia.

S.: Pero si se dice es porque es precisamente en las zonas más militarizadas y patrulladas por el Ejército donde se presentan más casos de asesinatos y desapariciones. Y nunca hay detenidos.
F.L.R.: La Procuraduría General de la Nación dio la lista de los detenidos por razones de orden público que hay actualmente en las FF.AA. Desgraciadamente la prensa no le dio publicidad. Pero tenemos más detenidos de las FF.AA. que subversivos. Si hay una denuncia sobre un delito cometido por un soldado, un sargento, un coronel, eso va inmediatamente a la justicia penal militar, y se hace la investigación. Y hay fallos, y hay condenas.

S.: En poquísimos casos. Y condenas muy leves. Eso hace que no se tenga excesiva confianza en la justicia militar para los militares.
F.L.R.: Entre 1980 y 1986 el Tribunal Superior Militar ha confirmado doce sentencias condenatorias contra catorce agentes de la Policía por delitos cometidos contra las personas en orden público: maltratos y homicidios. Hay seis sentencias condenatorias más contra dos suboficiales y cuatro soldados del Ejército por el mismo tipo de delitos. En 1986 el Tribunal confirmó dos llamamientos a juicio más: uno contra un mayor de infantería de Marina, y otro contra un subteniente, un cabo primero, dos cabos segundos y dos infantes de Marina, por homicidio en la persona de un particular que tenía relación con la subversión.

S.: Dieciocho condenas en seis años no suena excesivo, dado que ha habido millares de denuncias no sólo por parte de la UP, sino del Comité de Derechos Humanos, de Amnistía Internacional, del procurador...
F.L.R.: Hay casos que están en curso, y como le digo hay mucha gente detenida preventivamente. No tengo los datos, pero hay muchos procesos esperando la segunda instancia.
Pero lo interesante es ver a quién le convienen estas muertes. Usted sabe que dentro de la extrema izquierda existen sectarismos tremendos. En el caso de la emboscada a los soldados bachilleres--esa sí forma parte de la guerra sucia--, las FARC acusaron al M-19 o al EPL: a un grupo paramilitar que no había cometido ese asalto.
Como fue un acto que produjo el repudio nacional, esa gente se sintió herida en su prestigio, llamémoslo así, y se llenó de ira. Y ahora están tomando represalias contra las FARC que les hicieron ese cargo: ahora sacaron un comunicado en la radio de Ciudad Kennedy. Entre ellos se dan esas guerras. No voy a decir que esto lo está haciendo el M-19 o el EPL, porque no me consta. Pero quiero mostrar que ellos si tienen odios dentro de sus organizaciones. ¿Y quién puede estar interesado en causar esas muertes? Pues los que quieren agravar la situación de orden público e ir contra el proceso de paz. Pero la única institución que no puede estar en ese plan, por pura y santa lógica, son las Fuerzas Armadas.

S.: Pero se ha dicho mucho que ellas no están interesadas en ese proceso, que lo han criticado y combatido. Usted mismo, general, cuando era ministro de Defensa...
F.L.R.: ¡Cómo no van a estar interesadas las FF.AA. en el proceso de paz! Si para respaldarlo crearon, a partir del 7 de agosto de 1982, los comandos de desarrollo para el Vichada, el Guainía, el Choco, el Magdalena Medio, Caquetá, Putumayo, Urabá. Comandos de desarrollo, montados sobre la base de un batallón de ingenieros, para hacer puestos de salud, escuelas, vivienda campesina, vías de penetración, exclusivamente para apoyar el proceso de paz en las regiones afectadas. Desgraciadamente sólo se hicieron dos, porque una vez hechos los planes, siempre nos hemos encontrado con que la colaboración de otros sectores del Estado se paraliza porque no hay dinero. Y así hemos llegado a un punto en que ya no se trata de rehabilitar el Magdalena Medio o Marquetalia, sino de rehabilitar a todo el país. Lo que se requiere es un plan total de cambio para acabar por lo menos con las causas objetivas de la subversión. En mi opinión, desgraciadamente, hay el deseo de cambio, pero no la voluntad de cambio: todo el mundo habla de él pero cuando llega el momento de hacerlo empieza la discusión y no se hace. Por eso Colombia necesita, como yo decía alguna vez, un alto. Vamos a arreglar este problema ya. ¿Qué es lo que el país necesita? No más jardines colgantes, aeropuertos espaciales, estadios como el de Barranquilla que costó mil novecientos millones de pesos mientras a dos cuadras hay un barrio que no tiene agua y la gente se está muriendo. Hay que empezar por resolver las necesidades elementales de la gente: llevarle agua, ponerle luz...

S.: General, usted está ahí hablando más como un candidato presidencial...
F.L.R.: No, no, no.

S.: ... proponiendo un programa de gobierno. Pero de lo que se ha acusado a las FF.AA., en particular cuando usted era ministro, es de no participar en el programa de paz del gobierno que había, que era el de Belisario Betancur.
F.L.R.: No. Nosotros sí participábamos en el plan de paz. Lo que pasa es que veíamos el engaño que se le estaba haciendo al país, y los resultados nos están dando la razón. Es que no se puede hablar de la paz mientras siguen los secuestros y los asaltos y la extorsión y los asesinatos. Se dice que las FARC se han acogido al proceso de paz: pero siguen patrullando todo el territorio, armándose, reclutando muchachos, en vez de desmovilizarse, que eso sí sería ayudar al proceso de paz. Eso lo sabe todo el mundo. Pero lo que pasa es que la credibilidad no se la dan sino al que acusa a las Fuerzas Armadas, y no al que acusa a los elementos de la subversión. Estamos en un problema muy grave, y es que la legalidad está a la defensiva. Y la han puesto a la defensiva ustedes los periodistas. Mire lo que dice Richard Nixon en su último libro. El presidente Nixon es una autoridad...

S.: No precisamente en credibilidad.
F.L.R.: Un momentico. ¿Usted le da más credibilidad a Braulio que a Nixon? Respóndame a esa pregunta.

S.: Es que Nixon dejó de ser Presidente por decir mentiras.
F.L.R.: A Nixon lo acusaron de decir mentiras, y tal vez sí las dijo, por haber negado que estaba grabando unas cosas. Pero ese es otro problema. Nixon es una autoridad. Y oiga lo que dice aquí, hablando de la guerra de Vietnam: "Con frecuencia las declaraciones de las autoridades militares americanas o sud-vietnamitas fueron consideradas inexactas por los mismos informadores que difundían la mentira de los nor-vietnamitas sin ningún asomo de duda". Y esto ha pasado aquí en Colombia.
Por eso a mí me tiene verdaderamente alarmado que la UP siga reclamando la posibilidad de mantener un brazo armado que se llama Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. Ellos mismos reconocen que es su brazo armado. Y usted sabe muy bien que las FARC eran el brazo armado del Partido Comunista, y que el Partido Comunista se llama hoy UP. No nos engañemos no le digamos mentiras al país. Ahora, de la gente de las FARC, de la guerrilla, hay personas que se han incorporado legalmente a la vida política y están ahí en las corporaciones públicas...

S.: ... Y son precisamente las que están matando.
F.L.R.: Y desgraciadamente son las que están matando. Pero no le pueden echar la culpa de eso al Ejército. Le podrían echar la culpa a los otros sectores políticos que en esas regiones podían haber estado interesados en la curul, en ganar las elecciones. Pero lo que no se puede tolerar es que se parta de la base de que las Fuerzas Armadas están en ese plan. Mire: el día que un país tenga unas Fuerzas Armadas capaces de cometer esos crímenes, ese pais ya no figura en el mapa como una democracia.

S.: Se han dado casos.
F.L.R.: Pero no en Colombia. En el Africa, o en Brasil o en Argentina se pueden haber cometido cosas, lo que usted quiera, pero allá se estaba jugando una guerra sucia. Aqui el Ejército no ha hecho guerra sucia: aqui la guerra sucia ha venido del otro lado. Hemos tenido que sufrirla, y la población colombiana está siendo victima de ella en este momento. Pero no metan a las Fuerzas Militares dentro de esos parárnetros de guerra sucia. Los únicos grupos paramilitares son las guerrillas. Los otros son asesinos a sueldo, que los paga esta o aquella agrupación, estos o aquellos intereses, desde todo punto de vista condenables. --