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ANTONIO GALAN NO TIENE OPCION

ENTREVISTA: JAIME CASTRO

11 de noviembre de 1991

SEMANA: ¿Qué opina un político de largo colmillo como usted, de la ventaja que, según las encuestas, le lleva Antonio Galán, un candidato a la Alcaldía de Bogotá sin mayor trayectoria política?
JAIME CASTRO: Uno no puede empezar una vida política y administrativa en la Alcaldía Mayor de la capital. Por el contrario, ésta puede ser la culminación de una vida pública. La Alcaldía no es un centro de preparación y capacitación, no se puede confundir con el Icetex o con el Sena.

SEMANA: ¿Está diciendo que Galán no tiene opción?
J.C.: A pesar de las encuestas, por ahora no. Puede llegar a ser un buen candidato cuando no necesite ser llevado de la mano de sus padres, ni esconderse tras la sombra de su hermano Luis Carlos que, por contraste con él, en corto tiempo mostró calidades excepcionales, talento político y capacidad de liderazgo.

SEMANA: Pero él cuenta con apoyo del antiguo Nuevo Liberalismo...

J.C.: Sólo de una parte. Hay dos candidatos más de este sector, Patricio Samper y Jorge Muñoz, que estuvieron siempre al lado de Luis Carlos y lo acompañaron en todas sus empresas políticas. Es más, yo también tengo un importante respaldo galanista y recuerde que Luis Carlos Galán me postuló para la Alcaldía en 1987. Lo hizo a nombre de la coalición SAGASA, como la bautizó SEMANA, y no acepté por razones que no es del caso mencionar ahora.

SEMANA: ¿Por qué cree que Luis Carlos Galán lo apoyó?

J.C.: Entre las razones que tuvo debió contar mi vocación por un tema que consideraba fundamental para su proyecto político: la autonomía regional y local, las formas de gobierno y administración de las ciudades, la descentralización. Las calidades que entonces me reconocía el líder sacrificado, se han acrecentado con el tiempo. He madurado más, gracias a nuevas y positivas experiencias.

SEMANA: ¿Por qué cree que usted también es mejor candidato que Patricio Samper?

J.C.: Patricio sería, sin duda, un buen Alcalde. Pero él era, más bien, nombrable y no elegible. Independientemente de sus condiciones profesionales y personales, le falta experiencia y capacidad política.

SEMANA: ¿Cuáles son sus ventajas frente a Saulo Arboleda, Jorge Muñoz y Enrique Peñalosa?

J.C.: Su participación en el proceso de consulta interna es legítima y válida, pero obedece más al propósito de colocarse en la fila india para aspirar con mayor capacidad en períodos posteriores.

SEMANA: ¿Y de Pum Pum Espinosa, qué ?

J.C.: Ella está haciendo sus pinitos en política, con miras a redondear su hoja de servicios a la ciudad.

SEMANA: Los problemas de Bogotá son cada dia más graves. ¿Cómo piensa solucionarlos?

J.C.: No sólo eso, algunos se han vuelto críticos: inseguridad, desempleo, transporte, vivienda, contaminación, deuda externa. A veces parecen inmanejables, como si la ciudad se hubiera vuelto ingobernable. Y esto sucede, en alguna medida, porque las autoridades carecen de los instrumentos para afrontarlos. Por eso hay que devolverle a Bogotá su gobernabilidad.

SEMANA: ¿Eso qué quiere decir?

J.C.: Crear nuevas condiciones politicas y otorgar a las autoridades las herramientas que permitan, con la colaboración de la comunidad, cumplir sus atribuciones.

SEMANA: ¿Cómo lograrlo?

J.C.: Mediante una forma de gobierno y administración pluralista, participativa y descentralizada que interprete la diversidad histórica, cultural, política, social y económica. Fue eso lo que dispuso la Constituyente con la creación del Distrito Capital, que yo concebí y diseñé.

SEMANA: Resuma las razones fundamentales para votar por usted.

J.C.: No llego a la Alcaldía a empezar una carrera pública.
Tampoco a aprender. Bogotá necesita como alcalde a un hombre de Estado, que es algo más que un administrador. En Bogotá hay un dicho popular que dice que a las comidas hay que ir comido, a los entierros llorado y a la Alcaldía sabido y preparado. Yo lleno estas condiciones. ¿No le parece razón más que suficiente para que los bogotanos voten por mí?