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ARRANCO LA CAMPAÑA

Con una salva de acusaciones de corrupción contra el gobierno, se dió la largada en la campaña electoral.

28 de junio de 1993

FUE COMO SI ALGUIEN JALARA EL MANTEL de la mesa sin antes haber retirado la vajilla. La semana pasada la campaña política arrancó subita y ruidosamente, por cuenta de acusaciones de los diferentes candidatos de oposición contra la administración del presidente César Gaviria. En efecto, los candidatos conservadores Juan Diego Jaramillo y Rodrigo Marín, y el liberal Carlos Lemos Simmonds, rompieron fuego y sus cañones apuntaron principalmente hacia la Casa de Nariño. Al presidente César Gaviria, a su esposa Ana Milena Muñoz y a algunos de sus familiares, Jaramillo, Marín y Lemos les endilgaron por lo menos tres casos que ellos consideran ejemplos de corrupción. Entre las disintas acusaciones que saltaron a los titulares y columnas de los periódicos, se habló de la fundación Colfuturo, que preside la primera dama y que ha otorgado becas a decenas de estudiantes de posgrado en el exterior. Se habló también del hermano del Presidente el constructor Juan Carlos Gaviria y de sus programas de vivienda social que han obtenido subsidios del Inurbe.
Y finalmente, se hicieron referencias veladas a supuestos contratos con el Estado por parte de la firma de seguros de Jorge Hernán Muñoz cunado del Presidente.
Y como para que no quedará duda de que lo que está de por medio efectivamente es la campaña electoral uno de los candidatos de oposición el exministro Carlos Lemos emplazó a dos de sus contendores Samper y De la Calle, a que le dijeran al país qué sabían ellos y que participación tuvieron en la creación y manejo de Colfuturo, a pesar de que ni el Ministerio de Gobierno que ocupaba De la Calle, ni el de Desarrollo, que ocupaba Samper, tuvieron que ver con dicha iniciativa.
Capítulo aparte de esta agitada semana lo constituyó la decisión de El Tiempo de solicitar a Lemos y a Jaramillo, que debido a su condición de candidatos, abandonaran sus periódicas columnas de opinión en el diario. Jaramillo acusó al periódico de querer "tapar el sol con las manos" siendo el sol, según él, "el derrumbe moral del régimen". La respuesta del director de El Tiempo, Hernando Santos, no se hizo esperar.
Dijo de Jaramillo que "tiene un temperamento muy agresivo, es inteligente y bastante loquito ".

UN PLIEGO CON DINAMITA
Curiosamente, la señal de largada de la campaña no la dio un discurso de plaza pública. Fue el resultado de una decisión de la Procuraduría delegada para la contratación administrativa, que resolvió elevar pliego de cargos, entre otros funcionarios, al exsecretario general de la Presidencia y actual ministro de Gobierno, Fabio Villegas, y a los miembros de las juntas directivas de Ecopetrol y de la Financiera Eléctrica Nacional.
La Procuraduría consideró que la entrega de fondos por cerca de 10 mil millones de pesos de los presupuestos de la Presidencia Ecopetrol y la FEN, para la fundación Colfuturo, es inconstitucional porque se trata de una fundación privada que, según la Carta, no puede recibir fondos públicos.
Pero más allá del análisis meramente jurídico, el pronunciamiento del Ministerio Público contenía venenosas insinuaciones sobre el papel que podría haber desempeñado la esposa del Presidente en todo esto. Sin citar mayores pruebas de ello, el informe aseguró que "todo parece indicar que las autorizaciones (...) no tenían funndamento distinto al de complacer apresuradamente la solicitud formulada por el despachco de la primera dama ".
La Procuraduría delegada lanzó así una piedra que no duró mucho tiempo en el suelo. A las pocas horas ya la habían recogido varios comentaristas de prensa y sobre todo los candidatos presidenciales, Lemos, Jaramillo y Marín.

LA RIPOSTA
Pero las críticas fueron más allá del propio pronunciamiento del Ministerio Público. De allí a las insinuaciones sobre el hecho de que las becas de Colfuturo se estuvieran utilizando con fines electorales, sólo había que dar un paso. Y los acusadores lo dieron.
Pero fue un paso en falso. Cuestionar la forma como se asignan las becas de Colfuturo chocó con una evidencia: la pulcritud de quienes integran la junta directiva encargada de analizar las postulaciones. En dicha junta tienen asiento los más importantes empresarios del país como Carlos Ardila Lulle, Luis Carlos Sarmiento Angulo, Augusto López Valencia y Carlos Pacheco Devia.
Ellos fueron los encargados de responder a los ataques. Con un contundente comunicado conjunto y varias declaraciones individuales a los medios, Ardila, Sarmiento, López, Pacheco y sus compañeros de junta rechazaron "de la manera más enérgica aquellas declaraciones en que se pretenden asociar a Colfilturo con actividades electorales, corrupción o malversación defondos".salieron,además, en defensa de la esposa del Presidente: "No aceptamos acusaciones según las cuales Colfuturo sería una entidad de la primera dama. No lo es, a pesar de que Colfuturo es también el resultado de su capacidad de trabajo y su esfuerzo".
Pero los empresarios privados no sólo respondieron a los ataques de orden político. También le enviaron un mensaje a la Proeuraduría: "La interpretación sobre el alcance de la nueva Constitución no debe, en nuestra opinion, terminar con los esfuerzos mancomunados entre el sector público y el privado...".
Y es que si se deja a un lado el contenido político-electoral de la discusión, en ese punto se centra todo el debate jurídico: saber si la Presidencia, Ecopetrol y la FEN podían girarle aportes a una entidad de caracter mixto. La Procuraduría delegada piensa que no, porque según ese despacho Colfuturo no es mixta sino privada. El Gobierno y los empresarios creen lo contrario, pues aseguran que por ser mixta no está cobijada por la prohibición constitucional.
Pero los empresarios no fueron los únicos que salieron en defensa de Colfuturo y de la primera dama. Con una carta que le envió el senador conservador Roberto Gerlein, quien en numerosas ocasiones ha sido duro crítico del Gohierno, terció en el debate . En ella no sólo elogió su tarea en Colfuturo, sino que la comparó, en el muy elocuente estilo del senador costeño, con "doña Soledad Román Nuñez, esposa del presidente Rafael Nuñez, mujer ejemplar por mil títulos, a quien sele quisieron conocer sus virtudes éticas. Y la historia apenas recuerda a sus detractores para criticarlos con dureza por la falta de estatura de su comportamiento".
Al final de la semana, el propio procurador general Carlos Gustavo Arrieta, intervino con el fin de aclarar que nunca cuestionó ni la bondad de los fines de Colfuturo, ni el manejo de sus recursos, sino las autorizaciones de los aportes de la Precidencia, Ecopetrol y la FEN. Una fuente del Miniterio Público le dijo a SEMANA que "al Procurador le molestó lo mucho que se estuviera ulilizando políticamente el pronunclamiento de la delegada, en el que hubo eso sí una frase desafortunada con respecto a la primera dama, en algo que nada tiene que ver con la discusión jurídica sobre la validez de los aportes a Colfuturo".

SOLO EL COMIENZO
En cuanto a los otros dos casos en discusión -los contratos del constructor Juan Carlos Gaviria, hermano del Presidente, y los negocios de Jorge Hernán Munoz, hermano de la primera dama- el asunto no avanzó tanto. Un editorial de El Espectador criticó el silencio del primer mandatario en ambos asuntos y le exigió el jueves que se pronunciara. Gaviria lo hizo ese misíno día. En cuanto al caso de su hermano, dijo que cuando surgieron las denuncias pidió a la Procuraduría que investigara el asunto, y desde entonces "he creído que mi mayor contribución a dicha investigación es la de mantener un silencio respetuoso".En cuanto al caso de su cuñado, expresó que en las primeras averiguaciones que ha hecho, no ha encontrado evidencia de los contratos de este corredor de seguros con el Estado. Y advirtió, para cubrir cualquier eventualidad, que si dichos contratos existieran merecerían "la más firme condena de mi parte, mi más vehemente censura".
Pero independientemente de dónde vayan a parar estas investigaciones, lo que ha quedado en claro es que esta campaña no va a estar caracterizada por la altura, ni mucho menos por la cordialidad. Del mismo modo que se dió a mediados del siglo, cuando las acusaciones entre liberales y conservadores en más de una oportunidad carecían de sustento y se extendían hasta el territorio de la calumnia, el país parece haber entrado en una difícil etapa: la del uso político de los cuestionamientos, válidos o no, sobre corrupción. Se trata de un terreno sin duda pantanso, pues la batalla contra la corrupción, cuyas virtudes son indiscutibles.puede ser utilizada para propósitos nada loables. Basta con mirar que se ha conver tido en excusa para golpes de Estado como el que se produjo en el Perú el año pasado, o en Guatemala hace pocos días. De ahí que, tal y como lo señalo el editorialista de El Tiempo el jueves pasado, parece llegada la hora "de dar a los debates sus justas dimensiones. Fiscalizar obliga a la seriedad y a la investigación acuciosa. Y sobre todo, a lainvestigación serena y sobria".