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| Foto: Archivo particular

CASO

Sicario con arresto domiciliario se paseaba por Barranquilla

‘Ñeco’ fue señalado de participar en el asesinato del director de Medicina Legal en Atlántico. El Inpec se declaró incapaz de vigilar a presos con casa por cárcel.

7 de julio de 2016

El crimen del director de Medicina Legal de Barraquilla, Eduardo Enrique Pinto, sigue arrojando detalles macabros. En primer lugar, y como lo determinó la rápida acción de las autoridades, la esposa del funcionario, Dayana Hassim, habría participado activamente en el homicidio.

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Según las investigaciones, Hassim, que pasó a la cárcel El Buen Pastor de Barranquilla, fue la "determinadora" del crimen perpetrado el pasado 4 de mayo en el barrio Cevillar de la capital de Atlántico.

"El juez de garantías estableció que la procesada constituye un peligro para la sociedad y acogió los argumentos de la Fiscalía, que le imputó cargos por los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir agravado".

Con ese hecho sobrevino otro que ha dejado al descubierto la fragilidad del sistema carcelario en el país. Un tema recurrente al que no se le ve solución pronta. Uno de los copartícipes del asesinato, según la información judicial, es Alberto Mario Cabrera Barrios, alias ‘Ñeco’, quien se encuentra prófugo de la justicia.

Su nombre se comenzó a oír por cuenta de un frustrado robo que protagonizó en diciembre pasado en una peluquería de Barranquilla. Tras su captura por hurto y porte ilegal de armas, un juez lo envió a detención domiciliaria, pendiente de un juicio.

Quedó bajo custodia de la cárcel El Bosque, una institución con una sobrepoblación carcelaria que además, tiene tres funcionarios para controlar cerca de 4.387 internos enviados a prisión domiciliaria. ‘Ñeco‘ era uno de ellos, y ante las fallas del sistema, nadie lo controlaba.

Fuentes del Inpec en Barranquilla advierten que es casi imposible que los enviados a prisión domiciliaria sean controlados y que si, así fuera, no había garantías suficientes para que los detenidos cumplan lo ordenado por los jueces y no trasgredan las normas.

Nadie supo nada de ‘Ñeco‘ en estos seis meses. Nadie supo de sus andanzas, entre otras cosas porque, como lo dice el jefe regional del Inpec en el Caribe, coronel Carlos Julio Pineda, era considerado un detenido de bajo perfil.

Ello quedó en duda desde hace pocas semanas, cuando fue asesinado el director de Medicina Legal. En una rápida acción policial fueron capturados  Jesús Gutiérrez Arrieta, alias ‘Chucho’; Miguel González Reales, y Johan Beltrán Ulloque, hoy detenidos en la Penitenciaría de El Bosque, de Barranquilla. Y con las capturas se supo que ‘Ñeco‘ participó en el crimen, pero logró escapar.

Fue allí donde las autoridades penitenciarias vieron su nombre en los medios de comunicación y revisaron sus expedientes. Determinaron que era el mismo que se encontraba en arresto domiciliario y fueron a inspeccionar su residencia el 25, el 27 y el 28 de junio, en la calle 119 11K-03, barrio El Campito, uno de los más populares de la capital de Atlántico.

Con la noticia el Inpec abrió una investigación por fuga de presos contra este presunto sicario y otra para determinar responsabilidades en la entidad. Aun cuando estas avanzan y el caso ha dejado mal parado al Inpec, allí consideran que estructuralmente es imposible ponerle un carcelero a cada recluso enviado a detención domiciliaria y advierten que la responsabilidad es del propio recluso que incumple la orden del juez.

Las excusas comienzan a florecer en un sistema carcelario plagado de fallas y en un país donde, en el sector oficial, muy pocos asumen responsabilidades. Por ahora ‘Ñeco‘ sigue prófugo y sobre su espalda pesa no sólo el hecho de haber evadido la detención domiciliaria, sino el haber participado en el asesinato de un directivo de una institución del Estado.