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John Úber Hernández Santa | Foto: Archivo Particular

JUDICIAL

Así cayó John Úber, el “zar del oro”

En horas de la madrugada de este jueves fue legalizada la captura del representante legal de la empresa Goldex y de su esposa.

22 de enero de 2015

El martes pasado, John Úber Hernández Santa y su esposa, Gloria Patricia Álvarez Mejía, llegaron con maletas y caminando hasta la finca Hotel Cabañas Santa María, un complejo vacacional del corregimiento Pueblo Tapao, de Montenegro, en Quindío.

Al administrador de la unidad campestre se le hizo raro que una familia con el perfil que suelen ostentar los moradores, llegara a pie y no en vehículos de alta gama. John Úber se presentó en la recepción como Jairo Polo y dijo no llevar en ese momento consigo la cédula.

John Úber, vestido con una camisa a cuadros y jean, hizo algo que también resultó inusual: pagó tres meses de arriendo por adelantado. Para ese momento su nombre y su rostro inundaban los medios de comunicación. La Fiscalía y el Ministerio de Hacienda ya habían dado puntadas sobre lo que calificaron como la operación más importante de lavado de activos de los últimos años y en la que precisamente estaba involucrado John Úber como la principal cabeza. La hipótesis de la Fiscalía era que John Úber, como representante legal de la empresa comercializadora de oro Goldex, había logrado lavar 2,3 billones de pesos a través de unas 6.000 empresas que presentaban irregularidades contables de todo tipo.

Sin embargo, el 16 de enero pasado este hombre y su esposa lograron huir de una redada que llegó hasta la puerta de su residencia, en un condominio en el sur de Medellín. Según lo reportó la Fiscalía aquel día, John Úber salió de su residencia media hora antes de que los agentes llegaran. En ese mismo momento se estaban llevando a cabo 19 capturas más en Antioquia, Chocó, Santander, Huila y Córdoba.

Y entonces comenzaron las pesquisas y el rastreo a los teléfonos celulares de John Úber, quien hizo varias llamadas a familiares suyos y a abogados. No obstante, de tanto en tanto el hombre apagaba el teléfono. Su plan, infiere el CTI por las conversaciones, era trasladarse posiblemente a Panamá.

Aunque las llamadas terminaron por delatar su ubicación, la operación parecía frustrada pues los agentes del CTI no tenían una orden de allanamiento para entrar a las cabañas de Santa María. Sorpresivamente, el martes, John Íber y su esposa salieron caminando por el portón y tomaron un bus intermunicipal que minutos después hizo una parada. Fue ahí donde los agentes pudieron actuar.

Luego de que les fue permitido ir a recoger sus pertenencias, los indiciados fueron trasladados al Batallón Cisneros del Ejército. Allá fueron valorados por un médico que determinó que estaban en condiciones normales de salud. El destino siguiente era Medellín, donde se estaban llevando a cabo las audiencias de imputación de cargos para los demás implicados.

A eso de las 6:30 de la tarde del miércoles, John Úber y Gloria Patricia llegaron en una tanqueta blindada al palacio de Justicia José Félix de Restrepo, acompañados de su abogado y algunos de sus familiares. A las 7:30 John Úber –saco gris, camisa blanca, jean- apareció por los pasillos del piso 16, esposado, con el rostro atravesado por una aparente tranquilidad.

De inmediato el juez 17 penal municipal con funciones de control de garantías procedió con la audiencia programada. A John Úber y a su esposa les fue legalizada la orden de captura y les fueron imputados los presuntos delitos de lavado de activos agravado, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir.