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POLíTICA

Atajando infieles

El Partido Liberal enfila baterías para evitar una desbandada de sus filas hacia el uribismo.

15 de abril de 2006

El teléfono del concejal liberal paisa Fabio Estrada Chica, quien asistía a la cumbre de concejales del país realizada en Bogotá el 6 de abril, no paraba de sonar en medio de las conferencias. La insistente solicitante era Any Vásquez, secretaria de la campaña de Primero Colombia que lo buscaba con urgencia para invitarlo a una charla en la sede del candidato-Presidente Álvaro Uribe. Ese mismo día, el concejal dio a conocer la noticia del abandono de su partido y su arribo al uribismo.

Este miércoles, cuando el Partido Liberal en pleno se reúna para analizar los últimos acontecimientos de la política con el ex presidente César Gaviria a la cabeza, tratarán una agenda con tres temas fundamentales: la crisis del gobierno Uribe; los pasos a seguir para enfrentarla y, por último, el fortalecimiento del liberalismo y la disciplina del partido.

Sin que aún se sepa la dimensión política que tome en los próximos días el escándalo que vincula a los ex funcionarios del gobierno en actos de corrupción, eventual fraude electoral y lazos con los paramilitares, el Partido Liberal siente que debe ocuparse inevitablemente de sacar una espinita que está clavada en su pecho y, aunque parece invisible, duele al menor movimiento.

Se trata de la decisión estratégica de la campaña del candidato-Presidente de sonsacarle las bases liberales al Partido para llevárselos al uribismo. La orden está dada y es una orientación del propio Uribe. Ya instruyó a sus alfiles de campaña para que convenzan a diputados y concejales de que se salgan de las toldas rojas y encuentren tierra abonada en el conglomerado político que trabaja por la reelección. Cualquier voto adicional sirve, pero para él, los votos de los liberales tienen un significado adicional: no sólo suman, sino que debilitan a ese partido que hoy se le opone y con el que tiene una relación de amor y odio que lo inquieta.

César Gaviria presentará en la citada cumbre, un proyecto de directiva que, según el secretario general José Noe Ríos, será contundente. En ella les recordará a quienes ostentan el aval oficialista su compromiso de acogerse a los estatutos del partido y su lealtad a la candidatura oficial a la Presidencia de Horacio Serpa y que si desconocen la trascendencia de estos hechos en adelante, no contarán con las dignidades de la colectividad.

El director nacional único intentará que ese compromiso de fidelidad sea aun mayor en las actuales circunstancias políticas. Pero, aunque la situación podría cambiar dado que la campaña comienza en medio de la tensión del escándalo del DAS, no la tiene fácil. "No es que nosotros los llamemos, sino que ellos se quieren venir para acá", asegura Juan Manuel Santos, director del Partido de 'La U' y quien participa en la orientación política de la campaña. "Va a haber una desbandada". A juzgar por lo que ha pasado hasta ahora en Huila con la partida del presidente del directorio de Neiva, en Antioquia con los diputados y el concejal de Medellín que desertaron, y en el Valle con la salida de viejos uribistas arropados con banderas liberales, la cosa no es de menor calado.

Un liberal de toda la vida en Antioquia, Guillermo Gaviria, se deslindó del oficialismo en su editorial del periódico El Mundo de Medellín, argumentando que no puede acompañar a Serpa porque no comparte su mirada sobre la seguridad democrática y por eso apoyará al Presidente. Esta es la otra circunstancia grave para el liberalismo que no se puede desconocer, que dentro importantes sectores liberales pesa más el antiserpismo. El candidato oficial no cuenta con toda la simpatía dentro de la colectividad y eso es suficiente motivo para que muchos se vayan, incluso no sólo para el uribismo, sino para el Polo Democrático.

Ramón Elejalde, presidente del directorio liberal en el departamento paisa, dice que esta es una "jugada sucia de los uribistas para ejercer un efecto devastador sobre el Partido Liberal". Para él, la estrategia consiste en un coqueteo constante a los liberales, que llega hasta acoso. El senador Juan Fernando Cristo opina, por su parte, que el llamado del candidato-Presidente a la infidelidad no tendrá ningún efecto y que se trata más de un sonajero que pretende crear un ruido falso para asustar en la campaña.

De cualquier manera, para esta semana en la que arrancan de lleno las campañas y que coincide con la resurrección, le tocará al Partido Liberal y en especial a su director único, César Gaviria, dedicarse a atajar infieles que consideren mejor lugar un rincón en el 'paraíso' del poder que un puesto en el purgatorio de la oposición.