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ATENTADO CONTRA LA EMBAJADA DE ISRAEL

25 de octubre de 1982

Una fuerte e inesperada explosión, que siguió a un fugaz tableteo de ametralladoras sacudió el pasado jueves, al amanecer los cimientos de la residencia del Embajador de Israel en Colombia, señor JAIME ARON, situada en el lujoso y apacible sector de El Chicó, al Norte de Bogotá, sobre la calle 92 y entre las carreras 12 y 13.
Primero se oyó el ruido de una detonación fuerte y seca y los vecinos del sector pensaron de inmediato que una bomba había hecho explosión.
Pero inmediatamente después la detonación se hizo sentir en varias oportunidades, lo que aumentó el pánico en el sector. Desde las ventanas de los edificios que caracterizan la zona residencial, se alcanzaba a ver un Renault 12 de color gris y un taxi negro de la misma marca, desde donde vomitaban incesantemente las ametralladoras sus proyectiles.
Mientras la sede diplomática recibía el recio impacto del ataque, que derribó una pesada y gigante puerta metálica, a prueba de balas, y destruyó la sala y otros enseres de la residencia diplomática, aparecieron dos agentes de la policía y uno del DAS, de la escolta personal del Ministro de Gobierno, Rodrigo Escobar Navia, quien vive diagonal a la casa del Embajador Arón, y se enfrentaron a los autores del atentado. El abaleo prosiguió con caractéres cinematográficos y obligó a la retirada de los autores del atentado, mientras vecinos y transeúntes se lanzaban desesperadamente al suelo, huyéndole al tiroteo. Afortunadamente dentro de la sede diplomática no hubo víctimas que lamentar.
El atentado fue rápidamente reivindicado por el M-19, que invocaba así su solidaridad con la causa palestina. A su vez el señor Arón, quien se encontraba ausente en el momento del atentado, responsabilizó del mismo a "terroristas inspirados por la OLP, que desde hace veinte años nos han hecho vivir así dentro y fuera de Israel". El acto terrorista causó consternación en diversos estamentos por tratarse del primer acto violento contra la comunidad judía desde la polémica guerra del Líbano.
Colombia nunca ha tenido una tradición antisemita y es por ello que preocupa que un acto terrorista de naturaleza política pueda ser confundido con un acto motivado por factores sociales o religiosos. No ha contribuído a aclarar el asunto que el atentado haya coincidido con la semana del año nuevo judío. A esto se suma que la percepción mundial sobre los dos bandos involucrados en la guerra del Líbano ha dado un viraje de 180 grados en los últimos meses. La indignación generalizada por las acciones de la OLP en los días de la masacre de Munich, o la sangrienta balacera en el Aeropuerto de Lot, han quedado atrás frente al despliegue publicitario de la violencia israelí en la invasión al Líbano. En esto se ha confundido, injustamente, el Estado israelí y la raza judía, olvidándose que dentro del propio Israel ha habido fuertes movimientos de protesta contra la política oficial del Gobierno.