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Si bien Marta Lucía Ramírez les ganó la convención a los parlamentarios santistas, estos ratificaron su poder de votos en las elecciones del 9 de marzo. Los senadores atlanticenses Roberto Gerlein y Efraín Cepeda comandaron los casi 2 millones de votos azules.

POLÍTICA

Bancada conservadora vivita y coleando

Los conservadores quedaron en el mejor de los mundos: ganaron los congresistas cercanos a Santos y su cotización subirá para conformar las nuevas mayorías.

15 de marzo de 2014

Para ser un partido que los analistas desahuciaron para las elecciones legislativas del pasado domingo, los conservadores están vivos y coleando. Casi todas las predicciones previas a los comicios pintaban un escenario de debacle para los azules con la eventual pérdida de la mitad de sus curules y una concentración electoral en un puñado de regiones. Si bien el último pronóstico resultó acertado, el segundo no podía estar más equivocado.

Con casi 2 millones de votos, la lista conservadora obtendría 19 escaños en el Senado y es la tercera más votada de la Cámara alta detrás del Partido de la U y del Centro Democrático. Incluso superó a su tradicional contendor, el liberalismo, por 200.000 votos. Para la Cámara de Representantes el escenario es parecido. Ganó el tercer lugar de las preferencias nacionales y el primer lugar en seis departamentos: Atlántico, Norte de Santander, Tolima, Risaralda, Nariño y Putumayo.

La irrupción del uribismo solo le costó a los azules tres escaños en el Senado en comparación con sus resultados en las legislativas de 2010 cuando ganaron 22. Un castigo mucho menor del que calculaban los expertos y la propia dirigencia. Una mirada más detallada a la nueva bancada azul a la Cámara alta muestra que la tendencia santista del partido salió fortalecida. Las dos votaciones más altas, las de los senadores atlanticenses Roberto Gerlein y Efraín Cepeda, son representativas de los conservadores a favor de la reelección presidencial. Y prácticamente todos los demás elegidos.

La jornada del 9 de marzo ratificó que Marta Lucía Ramírez no la tiene fácil dentro de su propio partido. Su victoria en la convención, cuando enfrentó militantes contra parlamentarios, difícilmente se iba a repetir en las elecciones al Congreso. Pero la ‘quemada’ del senador Juan Mario Laserna, uno de los congresistas más destacados en el área económica, dio el golpe de gracia. En un escenario similar al de Noemí Sanín hace cuatro años, la campaña de Ramírez no contará con el respaldo de la bancada conservadora, la tercera fuerza del país, y deberá apostarle a los votos de militantes de base, de opinión y de uribistas.

La tensión azul es tal que llevó a congresistas como Arturo Yepes, hermano del director del partido Omar Yepes, a pedir a Ramírez que renuncie a la aspiración presidencial. Esto no solo evidencia un claro oportunismo político sino que desconoce su propia convención. A esto se suma que el Consejo Nacional Electoral sigue pendiente de fallar la demanda contra legalidad de la candidatura, presentada por la tendencia santista de los azules. Más allá de lo jurídico, tumbar la aspiración de Marta Lucía sería una cachetada a la democracia.

Los resultados electorales ponen a los congresistas conservadores en el mejor de los mundos. Sumadas las curules de La U, liberales y Cambio Radical, la coalición que apoya al presidente Santos llegaría en el nuevo Senado a 47. Esto eleva la cotización de los senadores conservadores y del antiguo PIN con quienes Santos, si gana la reelección, se vería forzado a negociar las mayorías.

Por 12 años los conservadores se han convertido en un partido de parlamentarios sin una clara vocación de búsqueda del poder Ejecutivo. Por esto son adictos a la burocracia que provee el gobierno. El tercer lugar en las elecciones del 9 de marzo refuerza esa estrategia y les crea un beneficio adicional de poder exigir más a la Casa de Nariño en un eventual segundo mandato de Santos. Mientras Marta Lucía Ramírez sea candidata inscrita por el conservatismo, el apoyo de los gamonales azules no será abierto ante el miedo a demandas de doble militancia. De no pasar Ramírez a la segunda vuelta y enfrentar Santos a un contendor competitivo, el lunes 26 de mayo, día después de la primera vuelta, la ‘cotización azul’ en la bolsa política se disparará.