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SALUD PÚBLICA

Usme y Engativá: la cara amarga de la crisis de la basura en Bogotá

En algunas calles de las localidades están represados los desechos desde hace ocho días. La preocupación de los habitantes crece con las horas, temen brotes de enfermedades. El Distrito avanza en la recolección, aunque le restan 3.766 toneladas.

7 de febrero de 2018

No se necesita un medidor de contaminación para saber que en Usme, al sur de Bogotá, hay una alta concentración. Allí está el botadero Doña Juana, donde van a parar las 6.300 toneladas de basura que se producen a diario en la ciudad. Pero en estos días el aire se siente más denso de lo normal. Las nubes se confunden con el smog. El aire con los lixiviados.

La ciudad ha estado en emergencia sanitaria, las 12 localidades que están a cargo de Aguas de Bogotá vieron durante el fin de semana sus calles atiborradas de basura, esas que, arrumadas, van generando un ambiente insano y un problema social. La situación está siendo atendida por el Distrito, según el último reporte ya se han recogido 8.810 toneladas, pero quedan 3.766 toneladas en las calles tras el paro de los trabajadores de la empresa pública.

Foto: Sergio Acero / SEMANA

En medio del tráfico pesado que se mueve por Usme son comunes los carros de basura, las volquetas y hasta los camiones llenos de bolsas con deshechos. Todos van para el relleno sanitario. Pero lo que sucede en algunos barrios que se encuentran después de Doña Juana es preocupante. Al caminar por las cuadras de estos barrios es sencillo tropezarse con un montón de residuos no solo en las esquinas, también en la mitad del camino. La situación no es normal. Los vecinos comentan entre sí que no aguantan más. Hay calles por las que los carros de basura no han pasado desde hace ocho días.

Consulte: ¿Qué hará el Distrito ante la crisis de las basuras que vive Bogotá?

Parece que quienes están más cerca del relleno sanitario ven más lejana la prestación del servicio que quienes habitan en el norte de la ciudad. "Nosotros también pagamos la factura, no entendemos por qué no nos atienden", comenta Luis, uno de los habitantes.

José Puerto lleva desde hace algunos días un tapabocas siempre que sale de su casa. Al menor descuido tose. Al frente de su tienda se concentra la basura de varias casas.

Foto: Sergio Acero / SEMANA

"Uno con este olor y esta basura no se puede comer ni un paquete de papas con gusto", dice José, quien pertenece a la Junta de Acción Comunal del barrio Brillantes.

(Ver el video)

La nomenclatura dicta la carrera 2b con calle 100 sur. Unas cuadras más abajo una volqueta pasa recogiendo la basura, pero esta no sube por las calles empinadas. Para donde se mire hay deshechos en los que hurgan los perros.

Foto: Sergio Acero / SEMANA

No ha llovido en Brillantes. Pero los vecinos temen que esto suceda y arrastre las bolsas, los olores y las enfermedades. Algunos de ellos cuentan que sus hijos tienen alergia, que les duele la garganta. Por la mañana caminan hacia el colegio con un tapabocas y la cabeza cubierta.

Foto: Sergio Acero / SEMANA

"Lo que puede suceder si no recogen la basura es que haya multiplicación de plagas. No se te haga raro que en unos días esto esté invadido de ratas, el olor las atrae. También que aumenten los insectos, los cuales producen ciertas bacterias que pueden generar brotes epidérmicos en la gente. Va a haber multiplicación de vectores", dijo Andrea del Pilar Rojas, ingeniera sanitaria, al ver la situación en las calles capitalinas.

Don José siente que la Alcaldía los dejó a su suerte y que no ha atendido el problema como se debe en el barrio. "Si usted viera todas las moscas que yo mato a diario con mi raqueta, parece un partido", ironiza.

El mapa de la calidad del aire en Bogotá representa la interpolación espacial de los datos de concentración de contaminantes de la ultima hora registrados por la Red de Monitoreo de Calidad del Aire de Bogotá (RMCAB). Este es un registro del día 6 de febrero en el que se muestra alta concentración en Usme y San Cristobal.

Basura al occidente

En Engativá la basura también está acumulada en las calles. Las principales están limpias, pero al entrar a los barrios el panorama cambia. En Santa Cecilia el camión de la basura no pasa desde hace ocho días. Algunas personas han optado por guardar en su casa las bolsas para no contribuir al desastre en las aceras, pero para otras esto es insostenible. No aguantan el olor ni al frente de sus puertas, así que las llevan unas cuadras más adelante. “La gente de las casas del fondo bota la basura ahí. Los carros que van pasando también. No sé por qué les parece bonito hacer eso, pero no les importa”, explica Margarita.

Foto: Sergio Acero / SEMANA

A lo largo de la avenida calle 53 con carrera 78 se pueden ver las bolsas de basura acumuladas, justo al frente de algunos locales de venta de comida. En uno de estos se venden carnes. Su dueño, Martín Calderón, ve con preocupación la situación, teme que los insectos lleguen, que los olores se expandan y que un día no pueda abrir su local. “Si nos llegan a sellar por salubridad, qué hacemos, si esto no es nuestra culpa”, se pregunta Sonia, habitante de Santa Cecilia.

Puede leer: Procuraduría pide a la Alcaldía de Bogotá que informe de acciones frente a la crisis de basuras

La crisis de basura en la ciudad ha hecho que sus habitantes vean la importancia del servicio de recolección. En la urbe normalmente se da por sentado que la basura se saca de la cocina directo al posta más cercano o al contenedor del edificio. Allí acaba la responsabilidad. Sin embargo, ahora que miles de los que prestan este servicio están protestando precisamente porque se van a quedar sin trabajo hay alarma. El esquema funciona con personas que en este momento pasan por una situación difícil.

Foto: Sergio Acero / SEMANA

Los otros que sufren son los trabajadores de Aguas de Bogotá. Nayibe León, quien lleva cinco años trabajando con esta empresa pública, está preocupada no solo por ella, sino por las demás madres cabeza de familia, personas que estaban a punto de pensionarse, de la tercera edad o personas que en otro tiempo eran habitantes de calle, pero que se rehabilitaron y consiguieron este empleo que están a punto de perder. Pero si antes la situación era difícil, después de la protesta en la que se afectaron más del 50 por ciento de los vehículos recolectores, el Distrito no asegura la vida laboral de 3.200 personas que están en la misma situación de Nayibe. (Vea el análisis sobre lo que ha pasado)

Lo que es cierto es que los bogotanos no paran de generar deshechos. Si hace unos días el Distrito tenía el objetivo de recoger 9.600 toneladas, hoy contabilizan más de 12.000. Alcanzan una meta, pero cada día 3.000 toneladas que eran las que a diario recogía Aguas Bogotá, salen a las calles nuevamente. Faltan seis días para que se venza el plazo que fijó el Distrito para atender la emergencia, y el 12 de febrero los nuevos operadores tendrán que ponerle la cara a esta crisis. Mientras tanto, hay personal las 24 horas del día trabajando para superar esta emergencia sanitaria, según ha dicho Guillermo Herrera, secretario de Hábitat. Aun así el problema persiste, no en toda la ciudad, pero sí en algunos barrios.

Si se supera este estado de emergencia ambiental, se tendrá que pensar en cómo mitigar la generación de residuos sólidos y cómo se aprovecharán mejor. El nuevo esquema de aseo depende en gran medida de que esto se logre. ¿Bogotá está preparada?