Home

Nación

Artículo

polemica

Batalla por la corona

Una acción popular, que pretende demostrar que el Reinado Nacional de la Belleza y todos sus bienes fueron privatizados, abre un enfrentamiento legal por el control de este importante evento.

20 de octubre de 2002

Para darle un mayor realce a las fiestas de Cartagena, que se celebrarán en noviembre, el director del Instituto Distrital de la Cultura de Cartagena, Angel Torrens, propuso que si la nueva reina popular cumplía con suficientes requisitos culturales y de belleza debería ser la candidata oficial de la ciudad para el Reinado Nacional de Belleza.

La propuesta generó una polémica que algunos medios locales llevaron hasta un supuesto enfrentamiento entre el alcalde de la ciudad, Carlos Díaz Redondo, y el director del evento, Raimundo Angulo, hoy desvirtuado por los dos. Y todo el asunto puso en primer plano que la Alcaldía, que mantuvo el control del reinado por más de 50 años, lo había perdido.

Precisamente este hecho llevó al abogado Norberto Gari García a interponer una acción popular en la que busca demostrar que entre 1994 y 1998 el reinado, con todos sus activos, fue privatizado ilegalmente en favor de nueve personas, en detrimento de la ciudad, del departamento y demás entidades públicas y privadas que lo habían creado y manejado por más de medio siglo, y solicitó se ordene su devolución al Distrito de Cartagena.

El pleito no hubiera tenido mayor trascendencia si los demandados no fueran Raimundo Angulo y otras siete personas, en su mayoría miembros de la sociedad bolivarense pero, en especial, si no estuviera de por medio el control del evento social más importante del país que maneja miles de millones de pesos en acuerdos publicitarios, derechos, recursos oficiales y bienes intangibles, como la franquicia de Miss Universo, entre otros.

La demanda

La demanda argumenta que desde su creación formal en 1947 (pues comenzó en 1919 pero sin continuidad) el concurso de belleza estuvo bajo el control de la Alcaldía y fue financiado por fondos públicos. Frente al éxito que cada año iba tomando, en 1958 la Alcaldía de Cartagena creó por medio del decreto 98 la entidad Concurso Nacional de Belleza como una persona jurídica descentralizada, con fines de interés cívico, social y público, y con un patrimonio de capital público.

Para regir esta entidad se creó una junta directiva, conformada por el alcalde de Cartagena, quien la presidía por derecho propio, y sendos representantes del gobernador de Bolívar, el comando de la Fuerza Naval del Atlántico, de la Empresa Nacional de Turismo, del Concejo Municipal, de los clubes sociales de la ciudad, de la prensa y de la Asociación Bancaria de Cartagena. El alcalde de la ciudad, como máxima autoridad de la junta del concurso, era quien escogía a la mayoría de estos miembros de ternas que cada una de las entidades representadas le enviaban. Incluso tenía la potestad, tal y como lo hizo en un par de oportunidades, de cancelar o aplazar la realización del reinado.

Todo funcionó igual hasta 1994 cuando la junta directiva estaba conformada por la pionera del certamen, la señora Teresa Pizarro de Angulo, como representante de la Promotora de Turismo; Elizabeth Noero de Lemaitre, delegada del gobernador de Bolívar; el vicealmirante Hugo Sánchez, por la Armada Nacional; Antonio Lozano Pareja, de los clubes sociales; Jaime Méndez Galindo, en representación de los periodistas; Luis Bustamante del Valle, en calidad de secretario, y como invitado Raimundo Angulo Pizarro, como director ejecutivo del concurso.

En ese año la junta decidió hacer un cambio en los estatutos del certamen. Si bien prácticamente se mantuvieron los propósitos originales y su espíritu cívico, se determinó que a partir de entonces el concurso debía regirse por el derecho privado. La decisión fue aprobada por el alcalde del momento, Gabriel García Romero, quien, según el acta, llegó 45 minutos tarde y fue informado verbalmente de las decisiones que ya se habían tomado.

Pero el cambio más importante se dio en 1998, cuando nuevamente la junta directiva modificó los estatutos y estableció que todo el control del reinado sería asumido por una asamblea general, integrada por nueve miembros, pero ya no en representación de ninguna entidad pública o privada. Esta fue conformada por Teresa Pizarro de Angulo (q.e.p.d.), Raimundo Angulo Pizarro, Elizabeth Noero de Lemaitre, Socorro Covo de Rodríguez, Luis Bustamante del Valle, Jaime Méndez Galindo, Antonio Lozano Pareja, Lupe Yidios de Lemus y Asunción Amado de Concaleano.

Si bien esta reforma mantuvo una junta directiva ad honorem, conformada por nueve miembros y presidida por el alcalde, se determinó que los seis miembros restantes serían designados por la asamblea general.

"En conclusión, en cuatro años y mediante dos reformas internas, nueve personas se apropiaron no sólo del reinado, un patrimonio cultural del Distrito de Cartagena cuyo valor es incalculable, sino del patrimonio tangible, como es la casa donde funciona el concurso, y otra en la Plaza de Bolívar, los recursos y activos importantes", afirma Gari García en su demanda.

El abogado solicita además al Tribunal obligar a los ocho miembros sobrevivientes a responder por el uso de todos los bienes y recursos del concurso desde 1994.

Raimundo Angulo, director del certamen y quien ha sido su alma desde el fallecimiento de la recordada doña Tera, no se mostró sorprendido por la demanda. Dijo a SEMANA que ya estaba extrañado de que no lo hubieran demandado a él y al Reinado, sobre todo cuando se acerca noviembre. Y frente a la acción popular advirtió que "aunque no me he notificado, espero hacerlo para hablar con los abogados. Respetamos la justicia y aportaremos todo lo que se necesite en el juicio en defensa de la verdad."

Frente a la demanda el alcalde de la ciudad advirtió que "si después de estudiarla y conocer todos los antecedentes consideramos que el patrimonio de la ciudad ha sido vulnerado, nos sumaremos a la demanda, sin que esto quiera decir que estamos inconformes con la forma eficiente como Raimundo Angulo y su señora madre manejaron y han manejado el concurso. De todas formas esta es una oportunidad para que se replantee su organización y se transforme, para que el Distrito y los ciudadanos sepan lo que se hace y se beneficien de las acciones del concurso".

Si bien esta no es ni la primera ni la última demanda que el reinado recibe, ni se sabe sobre la posibilidad de que prospere, sí ha llevado a importantes sectores de la ciudad a replantearse sobre la propiedad y el sentido que debe tener el concurso. Todo indica que en pocas semanas, cuando comience el Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena, habrá más de una corona en juego.