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A Benito Osorio Villadiego el sueño de ser gobernador de Córdoba sólo le duró 17 días. Sus vínculos con paramilitares lo obligaron a renunciar a su cargo la semana pasada

renuncia

Benito el breve

Es increíble que con los antecedentes políticos de Córdoba, el gobierno no se haya tomado el trabajo de escoger con lupa al gobernador encargado. SEMANA revela detalles visibles que lo comprometen.

19 de enero de 2008

Cuando muchos cordobeses se enteraron del nombramiento de Benito Osorio Villadiego como gobernador encargado, se sorprendieron pues para ninguno de ellos era un secreto su amistad con Salvatore Mancuso. Por eso en círculos políticos y empresariales de Montería la gente se preguntaba si el gobierno nacional había utilizado bien la lupa a la hora de escogerlo.

"Era una especie de mandadero", le dijo a SEMANA un veterano dirigente gremial. Y no era un simple comentario callejero. Cuando recién estaba comenzando el proceso de Justicia y Paz, Benito Osorio visitó a dirigentes de la región para proponerles hacer una marcha de respaldo a Mancuso como un reconocimiento "al salvador" de Córdoba. La propuesta finalmente no cuajó, pero sí quedó en la memoria de varias de las personalidades a las que Osorio visitó, entre ellas el Obispo de Montería.

¿Cómo lo escogieron? En el Ministerio del Interior no dan razón. Y personas bien enteradas en Montería cuentan que el presidente Álvaro Uribe le preguntó a Julio Enrique Botero, un prestigioso ganadero antioqueño que lleva 25 años en la región, quien le habría recomendado tener en cuenta a Benito Osorio. El nombre no debía ser extraño para el mandatario si se tiene en cuenta que Osorio fue presidente del Fondo de Ganaderos durante nueve años, en Córdoba, departamento en el que Uribe tiene su finca 'El Ubérrimo'. Y luego el Presidente, según esa versión, le consultó a William Salleg, director del diario El Meridiano, quien le sugirió nombrar a Benito Osorio con el argumento de que "no le va a gustar a ninguno de los políticos. Como no aspira y no lo apoya nadie, eso los une". Salleg no quiso confirmar ni negar si en efecto había tenido el diálogo con el Presidente.

Otro de los sorprendidos con el nombramiento fue el propio Benito Osorio, al que el sueño de ser gobernador le duró 17 días: fue relevado de su cargo el pasado jueves, luego de que la revista Cambio publicó que en una grabación entre Salvatore Mancuso y una funcionaria se mencionaba un "Benito" que gestionaba citas con paramilitares.

Además de los detalles ya mencionados que lo comprometen, SEMANA encontró otros dos casos en los cuales estaría involucrado el ex gobernador y que incomodan a muchos cordobeses.

El primero de ellos tiene que ver con la compra de decenas de fincas en Urabá, que llevó a cabo como presidente del Fondo Ganadero. Hasta ahí nada raro. Las dudas comienzan cuando se observa que en 52 de las fincas aparece como apoderada Sor Teresa Gómez, cuñada de Carlos Castaño Gil, y quien hoy se encuentra prófuga, señalada de estar relacionada con la muerte de Yolanda Izquierdo, la líder de víctimas de los paramilitares. Osorio, en su defensa, dice que compró las tierras siguiendo una decisión de su junta directiva, que Sor Teresa no era la dueña de las tierras sino la apoderada, que se hizo a través de ella para facilitar la negociación porque la gente vivía en zonas muy lejanas y que en últimas era una ciudadana más que tenía su oficina al frente del Comando de Policía en Montería.

El otro elemento por aclarar en este caso es hasta qué punto se trataba de una legalización de tierras apropiadas por los paramilitares luego de desplazar a sus propietarios. En la mayoría de los casos se trataba de baldíos adjudicados por el Incora en 1998 y 1999, y la negociación se llevó a cabo entre 1998 y 2001 -años en los que ya las AUC ejercían un fuerte control territorial sobre Córdoba y el Urabá antioqueño- a muy bajo precio (entre 40.000 y 300.000 por hectárea). En total, Osorio compró cerca de 4.000 hectáreas en jurisdicción de San Pedro de Urabá, Necoclí y Turbo.

El segundo caso que despierta suspicacias tiene que ver con la compra que Benito Osorio hizo en diciembre pasado de cuatro fincas en la vereda Tierralta (Tierralta) al ganadero Aram Assias Solar. Se cree que en una de las fincas que compró, conocida como 'El Cairo', los comandantes de las AUC realizaban sus reuniones. Las cuatro propiedades tienen una extensión de 606 hectáreas y su valor puede estar cercano a los 3.000 millones de pesos. La compra fue registrada el 19 de diciembre en la notaría única de Tierralta. Osorio le dijo a SEMANA que antes de cerrar el negocio, le consultó a la Fiscalía sobre los antecedentes del propietario y que no encontró nada irregular. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es si la compra de estas tierras tuvo algo que ver con la visita que Osorio le hizo a Mancuso en la cárcel, justamente en el mes de diciembre.

Otro hecho que podría comprometer al ahora ex gobernador tiene que ver con las controvertidas campañas al Congreso en 2002. Osorio apoyó a Miguel Alfonso De la Espriella y a Eleonora Pineda, quienes ya han reconocido ante la justicia que para esa época hacían parte del proyecto político de los paramilitares. Tan comprometido estuvo Benito Osorio con los dos congresistas, que en la sede del Fondo Ganadero funcionaba una "tesorería informal" de la campaña. Él, sin embargo, dice que estas versiones sólo buscan desprestigiarlo.

Lo que resulta más increíble es que en un departamento donde media clase política está en la cárcel o investigada por sus nexos con los paramilitares, el gobierno haya nombrado a alguien cuyos antecedentes son más de lo mismo. Que no se nombre a un líder social o político con una tradición diferente no quiere decir que no exista, sino, posiblemente, que el gobierno nacional les está consultando los nombramientos a las personas equivocadas.