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BETANCUR vs. REAGAN

Exito económico y fracaso político parece ser el balance del viaje de BB a Estados Unidos

6 de mayo de 1985

Mientras en Colombia la visita del presidente Belisario Betancur a los Estados Unidos, con gira previa por los países centroamericanos y de Contadora, se constituía en la noticia del momento y obligaba a las cadenas radiales a instalarse de lleno en Washington durante más de 120 horas, con todo su equipo de comentaristas--incluyendo los deportivos--como si se tratara de la transmisión, etapa por etapa, de la vuelta a Francia en bicicleta, los medios de comunicación norteamericanos tenían una reacción diferente.
La prensa y la televisión de los Estados Unidos apenas si tomaban en cuenta el acontecimiento, cuyo cubrimiento limitaban a algunas fotografías en las páginas interiores de los periódicos y a breves menciones en los noticieros de la noche. No podía haber sido de otra forma, dado el reducido interés que despierta entre los norteamericanos lo que pasa en Colombia--a excepción claro está, del narcotráfico--, pero de todos modos esas breves menciones no eran menos de la atención que se le había prestado en los Estados Unidos a anteriores visitas de mandatarios colombianos.
El viaje de Betancur había despertado inicialmente en Colombia una mini polémica en torno al carácter que tendría la visita a los Estados Unidos.
"Visita oficial" o "visita de trabajo' era la alternativa que, semanas antes, había planteado el gobierno norteamericano. "Sin dudarlo un solo instante, yo escogí la visita de trabajo", había dicho Betancur poco antes de partir, intuyendo quizá que, en términos de su imagen nacional, una visita de trabajo sería mejor vista. Pero es posible que el instinto le haya fallado al presidente, pues de cualquier forma, el hecho de que en una visita de trabajo, Betancur no fuera recibido personalmente por el presidente Ronald Reagan a su llegada a Washington, dejaba ciertas dudas en el país sobre si allá le iban a "poner bolas" al mandatario colombiano.
EL "CHARME" BB
Claro que, en el fondo, la diferencia entre "visita oficial" y "visita de trabajo" poco o nada alteró los resultados concretos del viaje. En términos generales, a Betancur le fue bien, pues además del logro de ciertos objetivos concretos en materia económica, el "charme" del presidente alcanzó a conquistar muchos auditorios, con discursos que siempre se ajustaban a éstos. Del mismo modo que, en sus charlas televisadas, Betancur se ubica siempre en la perspectiva de los televidentes, en los discursos de su visita a los Estados Unidos, se las arregló para agradar, beneficiándose del culto norteamericano a los triunfadores individuales, como sucedió en su discurso ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes. Allí se presentó con las siguientes palabras: "Soy Belisario Betancur, elegido popularmente la cuarta vez que pretendí serlo, Presidente de un país suramericano llamado Colombia, con un territorio equivalente al de Francia, Alemania Federal y Japón sumados; y con una población cercana a los 30 millones de habitantes, distribuidos en las Costas Caribe, la Costa Pacífica, la Zona Andina, la Orinoquia y la Amazonia.
Sin exagerar, podria tomárseme como expresión latinoamericana, pues soy el segundo hijo de una familia campesina semianalfabeta de 22 hijos de los mismos padre y madre, 17 de los cuales murieron de una grave enfermedad: el subdesarrollo. Luchando contra él, fuí el único de mi vereda que pudo estudiar, durmiendo en parques, haciendo toda clase de oficios desde coger café y trabajar en bares, hasta escribir en periódicos y ser profesor universitario".
También el humor rindió sus frutos a Betancur en su presentación ante la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, donde con un jocoso apunte, se acercó a los asistentes: "Me siento un poco en casa propia, porque durante muchos años y siempre en reñida y libre contienda popular, muchos colombianos votaron para hacerme congresista, desde que yo era muy joven. También muy joven me había casado con mi esposa de siempre, lo cual me hacia equivocar definiciones metafísicas, en el sentido de creer que el ser humano había sido hecho a imagen y semejanza de Dios, pero casado y senador".
EXITOS Y RESBALONES
Pero más allá de sus cautivadores discursos, es necesario diferenciar en que, si bien en general los resultados de su visita a los Estados Unidos fueron buenos, lo cierto es que fueron mucho más positivos en materia económica que en materia política. En efecto, la gran actividad desarrollada por Betancur para redondear la labor previamente llevada a cabo por su equipo económico para asegurar créditos y recuperar la confianza de la banca internacional en el país, convenciéndola al parecer de la viabilidad de la fórmula de la monitoría del Fondo Monetario Internacional en vez del acuerdo formal, se vio premiada según los primeros datos (ver recuadro). En cambio, en el campo politico y en especial en lo que tiene que ver con el proceso de paz en América Central, la maratónica gira previa por todos los países de la región y del grupo de Contadora pareció no haber servido de nada ante la respuesta general del gobierno norteamericano y particular del propio presidente Reagan.
Desde un principio se anticipaba que uno de los momentos más importantes del viaje de Betancur seria el de su discurso ante las cámaras del Congreso norteamericano, ya que en estos dias se define allí la aprobación de una ayuda de 14 millones de dólares, solicitada por el presidente Reagan con destino a los "contras" que luchan para derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua. Lo que no se sabía era que el departamento de Estado iba a sabotear esa presentación, impidiendo que Betancur pudiera presentarse ante el Congreso en pleno, como deseaba el gobierno colombiano. Para que esta presentación fuera posible, era necesario poner de acuerdo a cuatro personas: el líder de la mayoría en el Senado, el líder de la mayoría en la Cámara, el vocero de la Casa Blanca y el vocero del departamento de Estado. Según estableció SEMANA en Washington, este último fue quien más se opuso a que el presidente colombiano hablará ante las Cámaras en pleno, logrando imponer su criterio pese a que los líderes de las mayorias parlamentarias si deseaban que Betancur se dirigiera a todos los congresistas.
El móvil de la maniobra del departamento de Estado era simplemente el de impedir que el mandatario colombiano expusiera los puntos de vista de Contadora ante quienes deben definir la cuestión de la ayuda a los "contras". Una maniobra similar había sido desarrollada para evitar que, hace algunas semanas, el presidente argentino Raúl Alfonsín hablara ante el Congreso en pleno, durante su visita a los Estados Unidos. Pero a Alfonsin le salieron mejor las cosas, ya que logró que un centenar de congresistas norteamericanos respaldaran la solicitud que un grupo de demócratas habia hecho al gobierno de Reagan para que permitiera su presentación ante las cámaras. Betancur, en cambio, debió conformarse con leer un par de discursos ante las comisiones de relaciones exteriores de cada una de las Cámaras. Y ese es quizá uno de los "resbalones" del viaje del mandatario colombiano a Washington.
Pero este resbalón no fue tan grande como el que tuvo Betancur en su entrevista con el presidente Reagan.
En efecto, el presidente colombiano llegó a la Casa Blanca con su manojo de "noticias frescas" sobre Centroamérica y Reagan lo recibió con una propuesta de paz para Nicaragua, que muchos interpretaron más bien como un ultimátum. Se trata de congelar el proyecto de ayuda a los "contras" durante 60 días, para que en este lapso se inicie en Nicaragua un "diálogo nacional" entre éstos y el gobierno sandinista y se preparen nuevas elecciones generales.
Como es obvio, la propuesta fue inmediatamente rechazada por el gobierno nicaraguense, pues para éste, aceptarla significaba en forma automática desconocer las elecciones que lo llevaron al poder y que fueron respaldadas por el grupo de Contadora.
Betancur, en cambio, no podía rechazarla, pues mal que bien se trataba de una propuesta de paz y además ofrecía una fórmula que el propio presidente colombiano ha venido utilizando en su país: la del diálogo nacional.
La cascarita estaba puesta y Betancur, quien no tenía alternativa, pues lo habían cogido a "boca de jarro" y con las limitaciones que la cortesía, impone a un invitado, tuvo que calificar la oferta de "constructiva", durante la rueda de prensa que dio después de entrevistarse con Reagan y en la cual apareció con aire disgustado y sin poder ofrecer ninguna respuesta concreta ante la insistencia de los periodistas de que expresara su posición frente a la propuesta de Reagan.
Paradójicamente, este episodio en el cual Reagan le ganó la partida a Betancur significó para el mandatario colombiano la mayor "mojada de prensa" de todo el viaje. La propuesta de Reagan se convirtió al instante en la noticia del día el jueves y esto permitió que Betancur apareciera en todos los noticieros de las grandes cadenas de televisión esa noche. Otro tanto sucedió al día siguiente en los periódicos, que presentaron en primera página la propuesta de Reagan a los sandinistas y mencionaron que ésta había sido hecha con ocasión de la visita de Betancur a Washington.

PRODUCTORES Y CONSUMIDORES
Encajado el golazo de Reagan sobre Nicaragua, Betancur logró sin embargo salir airoso en el campo del narcotráfico. Así como en sus declaraciones sobre el problema de la deuda externa latinoamericana, el presidente colombiano había sido claro en señalar que "resulta injusto que los países en desarrollo carguen con las consecuencias de un proceso en que ellos no fueron actores exclusivos", frente a la cuestión del narcotráfico, había insistido en que los países consumidores debían asumir sus responsabilidades. En su discurso ante el Senado, Betancur había dicho: "No queremos sentirnos solos en esta lucha, que a ustedes también compete: está aquí el mayor centro de consumo de la droga; están aquí los grandes capitales procedentes de la misma; bancos norteamericanos apenas levemente sancionados, lavan aquí sumas fantásticas; viven aquí no pocos de los grandes traficantes norteamericanosy extranjeros". En los demás foros ante los cuales habló, el mandatario colombiano insistió en la misma tesis, que además le sirvió para responder ante una desafiante interpelación de un representante por Nueva York, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, quien le preguntó cuando iba a comenzar en Colombia la lucha contra el narcotráfico.
El gol de Betancur en este campo fue lograr que este concepto sobre la responsabilidad de los países consumidores fuera tenido en cuenta a la hora de la redacción de la declaración conjunta sobre el narcotráfico. En éste, los dos gobiernos se comprometieron a "combatir la producción, el tráfico, la demanda y el uso ilícito de estupefacientes" y se declararon conscientes de que "la gravedad del problema es una consecuencia tanto de la producción y distribución ilícita de estupefacientes, como de la demanda creciente. También comprendemos que estos factores están íntimamente relacionados y que será inútil todo esfuerzo encaminado a suprimir unos, sin tomar al mismo tiempo vigorosas medidas respecto al otro".
Simple como podía parecer a primera vista este logro, lo cierto es que las declaraciones anteriores se limitaban a condenar el tráfico en abstracto con lo cual la mayor responsabilidad recaía sobre las autoridades colombianas, mientras las norteamericanas se mantenían a la expectativa, para luego entrar a juzgar si Colombia estaba o no luchando decididamente contra el narcotráfico..
En resumidas cuentas, si se tienen en cuenta los logros en materia de crédito externo de los cuales dependía en buena parte el futuro de la economía colombiana, el reconocimiento de los Estados Unidos de su condición y de sus responsabilidades como gran consumidor de la droga en el mundo y lo bien librado que salió Betancur en sus declaraciones y discursos, ni siquiera la jugada de Reagan sobre Nicaragua alcanza a empañar el balance positivo del viaje. Betancur actuó en forma decorosa y lo que en un principio había sido criticado por ser "nada más" una visita de trabajo, podría considerarse un éxito por haber sido precisamente eso: una visita de trabajo.-
LOS MILLONES
Aparte del birrete y la toga que recibiera en la Universidad de Georgetown, al ser nombrado Doctor Honoris Causa, el presidente Belisario Betancur se trajo dentro de los resultados tangibles de su visita a Washington cerca de 400 millones de dólares en préstamos concedidos por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Confirmando que, así no le haya ido muy bien políticamente, el balance para la economía tiende a ser favorable debido al aparente desbloqueo en los préstamos de la banca internacional, el Presidente recibió numerosos elogios por la forma en que se ha venido enfrentando la crisis externa desde finales del año pasado. Y es que en verdad la lista de "cepillazos" generaría la envidia de cualquier jefe de Estado del tercer mundo. De Colombia hablaron bien Paul Volcker, jefe del Banco de la Reserva Federal, James Baker, secretario Tesoro norteamericano, Jacques De Larosiere, director del Fondo Monetario, Armand Hammer, presidente de la Occidental Petroleum, A.W. Clausen, presidente del Banco Mundial, y hasta el mismo Ronald Reagan. Tal como dijera un miembro de la misión que viajó a Washington "si hubiéramos cobrado el elogio, ya no necesitariamos créditos externos".
Lamentablemente, como bien se pudo comprobar la semana pasada, una cosa son las alabanzas y otra son los dólares. Al tiempo que el Presidente y el ministro de Hacienda eran felicitados por cuanta entidad multilateral tiene agencia en la capital norteamericana, los banqueros neoyorquinos se limitaban a seguir callados y esperar la llegada del 16 de abril, cuando se debe realizar una nueva mini cumbre entre los bancos privados, el FMI, el Banco Mundial y el gobierno colombiano, para fijar las políticas crediticias del futuro. En Washington quedó claro que la banca de fomento está con Colombia, pero que no hay nada definitivo sobre la banca privada.
Según las impresiones transmitidas desde la capital norteamericana, la hora de la definición para Colombia depende de la concreción de los mecanismos según los cuales el FMI va a adelantar la monitoría trimestral del desempeño de la economía del país.
Las informaciones de los técnicos que viajaron desde mediados de marzo a Washington revelaron que "las metas macroeconómicas ya están definidas", pero que no hay acuerdo sobre como se van a medir y qué castigos causa el incumplimiento.
Al parecer todo nace del "acuerdo de caballeros" que desea establecer Colombia con la banca internacional, según el cual el FMI no tendría un poder formal sobre la economía colombiana. De hecho, se teme que, una vez conseguidos los créditos, Colombia incumpla con las promesas hechas, ya que el FMI no tendría poder efectivo para castigar al país, lo cual se sucede bajo un acuerdo formal.
Por lo tanto, a finales de la semana se insistía en que "aún cuando hubo un espaldarazo político, todavía no hay nada concreto". Con todo, es necesario reconocer que la visita presidencial debe producir resultados favorables, así no implique resultados definitivos. Curiosamente, mucha de la atención se desvió hacia el ingreso de Colombia en la OPIC, una corporación que asesora y define los riesgos de las inversiones multinacionales en el extranjero. Al firmar el tratado de membresia Colombia aceptó que las disputas entre el país y los inversionistas norteamericanos sean decididas por la justicia de los Estados Unidos, con el objeto de atraer a posibles socios extranjeros. Sin embargo, es poco probable que la afiliación a la OPIC traiga grandes resultados, lo cual no se puede decir de lo sucedido con La banca de fomento que, con sus millones le endulzó el regreso a la comitiva presidencial. -