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“Ha habido desequilibrio en la campaña. solo a mí me echan culpas. a los otros, no”

BOGOTÁ

“La izquierda no ha fracasado en Bogotá”: Clara López

La candidata habla con SEMANA sobre sus propuestas para la ciudad, la convergencia de todas las fuerzas de izquierda y sus relaciones con Juan Manuel Santos y Gustavo Petro.

10 de octubre de 2015

Semana: Todo el mundo le pregunta por su responsabilidad en la corrupción en el gobierno de Samuel Moreno. Ya sabemos su respuesta, pero ¿le molesta tener que contestar siempre lo mismo?

Clara López: No me molesta que me pregunten porque yo siempre respondo. Lo que me parece que sí ha sido muy insistente es el desequilibrio en endilgar culpas ajenas a una candidata. Deberían hacer lo propio con los demás. Por eso es que pienso que ha habido desequilibrio.

Semana: ¿Y a los otros no les han preguntado cosas también?

C.L.: Los han tratado de una manera muy benigna.

Semana: ¿Por qué no los ha cuestionado usted?

C.L.: Porque yo no hago la política echando agua sucia a mis contendores sino a través de las propuestas.

Semana: También le han preguntado mucho si es inconsistente ser una candidata de izquierda pero venir de un sector de la sociedad que no es de izquierda…

C.L.: Me lo explico por la manera tan libre como fui educada. En mi casa no había órdenes sino discusiones. Y el libre examen lo lleva a uno siempre a la crítica, sobre todo en una sociedad tan desigual y en la que el déficit de justicia y democracia es tan grande.

Semana: Ese discurso suena más liberal que de izquierda…

C.L.: El liberalismo colombiano tiene una corriente más amplia y avanzada que el Partido Liberal. No hay que confundir las ideas sociales con lo que se sostiene el partido, que más bien abandonó sus principales causas. Yo fui parte de ese gran equipo que con Hernando Agudelo Villa construimos el programa del Partido Liberal en los años noventa, pero justo en ese momento el partido empezó a dejar sus raíces y a adoptar posturas traídas de afuera, con un fundamentalismo de mercado, que desdibujaron su posición frente al país.

Semana: ¿Liberales de su familia, como López Pumarejo, representaban dentro del liberalismo ideas semejantes como las que usted hoy promueve en el Polo?

C.L.: Desde luego. López Pumarejo fue el presidente de la función social de la propiedad y de la ley de tierras, y le abrió el campo al sindicalismo, y generó debates fundamentales sobre la separación entre la Iglesia y el Estado. Fue el hombre más grande del siglo XX, pero lo que él planteó rápidamente se echó para atrás o quedó como una simple norma constitucional.

Semana: ¿Lo echó para atrás Eduardo Santos, el tío abuelo del actual presidente?


C.L.: Pues el gobierno de López Pumarejo se llamaba la ‘Revolución en Marcha’, y el de Santos, la ‘Pausa’.

Semana: ¿Y el Santos actual?

C.L.: Santos está reivindicando al país entero con el proceso de paz. De nosotros depende que esta paz no sea solo desarme, desmovilización y reintegración, sino ampliación de la democracia y de los cambios estructurales que necesita Colombia.

Semana: ¿Se arrepiente de la foto que se tomó con Juan Manuel Santos para apoyarlo en la segunda vuelta del año pasado?


C.L.: A uno le cobran todas las fotos. Pero no me arrepiento de esta. Uno tiene que tener valor civil para seguir sus principios y su conciencia, así no todo el mundo lo entienda. Los encuentros recientes en La Habana demuestran que no nos equivocamos.

Semana: ¿Cuál fue el punto en el que los liberales abandonaron sus ideas y entonces usted optó más bien por la militancia de izquierda?

C.L.: En el Nuevo Liberalismo. Yo entré esperanzada en el Nuevo Liberalismo y en la inconformidad de Galán. Pero cuando empezó la guerra sucia contra los dirigentes sociales y de la izquierda, yo me puse del lado de los que estaban siendo masacrados, por reacción en contra de una sociedad que era indolente frente a lo que estaba sucediendo. Por eso voté por Jaime Pardo Leal en 1986. En 1988 fui candidata a la Alcaldía de Bogotá, en una confluencia de candidatos de izquierda y alternativos. Fue una plataforma de denuncia, más que un intento real de llegar a la Alcaldía.

Semana: Durante mucho tiempo se dijo que a la democracia le faltaba que la izquierda llegara al poder, pero llegó en Bogotá y el balance es negativo para la opinión pública…

C.L.: Ha habido muchos errores. El más doloroso, el de la corrupción, y otro preocupante, el de problemas de gestión. Pero también ha faltado un debate que deje ver que la percepción de seguridad debe tener en cuenta la inseguridad económica y sus repercusiones laborales. La respuesta no puede ser infundir miedo para que la gente renuncie a las libertades. Las últimas administraciones de la izquierda en Bogotá han hecho una política de seguridad fundamentada en las libertades. Buscamos una sociedad libre de miedo, pero también libre de carencias, y en eso en Bogotá se ha logrado un momento extraordinario que nadie quiere reconocer. No es cierto que la izquierda haya sido un fracaso en Bogotá.

Semana: Usted es una candidata de izquierda, que normalmente significa apoyar el cambio, en una ciudad que quiere cambio, pero contra la izquierda…


C.L.:
El verdadero cambio, en clave de paz, es que una mujer gobierne con una perspectiva de convivencia, de equidad, con la atención debida a la problemática urbana pero principalmente para afianzar una cultura de paz que reemplace la cultura de violencia y de enfrentamiento.

Semana: Pero la izquierda genera polarización.

C.L.:
Nunca es más oscuro que antes del amanecer. La polarización política, esta pugnacidad, está a punto de dar el cambio de tercio hacia la busca de objetivos comunes, que se necesita para sacar adelante el proceso de paz.

Semana: Pero el gobierno nacional maneja la paz. ¿Qué le corresponde a un alcalde en este tema?


C.L.: Ponerle nombres concretos: ampliación de la democracia. Manejar la movilización social y política con democracia y civilizadamente, como lo hice en los seis meses en que estuve encargada de la Alcaldía. La paz también es educación, salud, techo y trabajo.

Semana: ¿Se puede hacer una política contra la inseguridad, que todo el mundo pide, y al mismo tiempo tener un gobierno conciliador?


C.L.:
Es que se necesita una política de seguridad integral. Cambiar el paradigma de tratar duro a los débiles y débil a los duros. Lo que se está apoderando de Bogotá es un crimen organizado de altísima sofisticación, dedicado al microtráfico y a la extorsión, a los préstamos gota a gota y al robo de celulares. Hay que darles duro a los duros, pero a los demás darles la mano tendida con oportunidades, educación, salud y trabajo. Eso es una política integral.

Semana: ¿Cuál es su posición sobre el metro?

C.L.: El metro va, palabra de mujer. ¿A quién se le ocurre que una ciudad del tamaño de Bogotá siga hablando del metro sin hacerlo? Vamos a hacer un metro subterráneo, serio.

Semana: ¿Y sí hay plata para todo?


C.L.: Yo creo que sí. El metro es de enormes proporciones, pero el presupuesto de Bogotá es de 300.000 millones anuales, y la ciudad ha utilizado 280.000 millones para pagar el TransMilenio, de la sobretasa a la gasolina. Una parte de ella va a quedar libre, porque se termina de pagar el TransMilenio el año entrante, aunque hay otra con la que se paga la malla vial. Con ella, y con endeudamiento, el metro puede poner su parte. La parte de la nación es de 70 por ciento, recuerde.

Semana: ¿Cuál sería el mayor tema de continuidad con Petro?

C.L.: Uno central: lo social, en el sentido amplio de la palabra, que incluya el medioambiente. Es extraordinario lo que se ha venido haciendo en materia de cultura, la jornada única, el plan 40 X 40 con el enfoque de formación integral y no solo de acumulación de conocimientos. Hay que seguir en esa dirección. Y darle carta de ciudadanía a los animales: hay que proteger la vida en todas sus manifestaciones.

Semana: Petro fue elegido hace cuatro años en confrontación con un candidato del Polo. ¿Se está volviendo a unir la izquierda en torno a usted?

C.L.: En torno al programa común. En el proceso de convergencia democrática nos hemos encontrado todos los sectores de izquierda democrática: el Polo, la Unión Patriótica, el Mais, y han llegado liberales que no concuerdan con el modelo neoliberal, y dirigentes conservadores que creen en la doctrina social de la Iglesia. También han llegado los progresistas, con María Mercedes Maldonado a la cabeza, que era la candidata. Con ella firmamos un pacto de mujeres. Y un grupo de la Alianza Verde con Antonio Navarro, Luis Carlos Avellaneda y Ángela María Robledo.

Semana: Hace cuatro años, usted no votó por Petro. ¿Cree que él sí va a votar por usted?

C.L.: No puedo entrar en la conciencia de él, pero estoy convencida de que todo el progresismo que él lidera está aquí.