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| Foto: Bomberos

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Las bombas de tiempo que tiene Bogotá

La empresa donde se presentó una explosión este lunes no tenía el permiso de Bomberos. En la Alcaldía de Teusaquillo, donde ocurrió el hecho, hay 4.000 procesos contra negocios.

3 de noviembre de 2015

¿Por qué una empresa que maneja químicos, como el óxido de etileno, está situada en una zona escolar y residencial de Bogotá? Este es uno de los cuestionamientos que dejó la explosión en una empresa oftalmológica en el barrio San Luis en la tarde del lunes festivo, que dejó 27 heridos y 76 viviendas averiadas.

El hecho sacudió  la capital. No solo por las escandalosas llamas en el edificio donde se originó el incendio, sino porque, según las autoridades, la conflagración se produjo por un químico llamado óxido de etileno, un gas que puede explotar cuando está sometido a altas temperaturas.

Aunque afortunadamente no hubo víctimas mortales, preocupa que una empresa que maneje este tipo de químicos opere en una zona residencial y escolar.

Para que estas entidades puedan funcionar necesitan una serie de permisos de autoridades como la Secretaría de Salud, el Invima y los Bomberos. En este caso, la oftalmológica Opharm Ltda, donde se produjo la conflagración, no contaba con el concepto técnico de seguridad y protección contra incendios que entrega el Cuerpo de Bomberos de Bogotá.

“Este laboratorio no aparece en nuestras bases de datos. No hemos dado ningún permiso, pero tampoco se lo hemos negado. Aunque el permiso es un requisito, en ningún momento lo han solicitado”, dijo a Semana.com Jorge Arturo Lemus, director del Cuerpo de Bomberos de Bogotá.

Lemus aseguró que, al no ser los Bomberos un órgano de control, no tienen la obligación de exigir los permisos a las empresas. “A nosotros nos llaman (las empresas) y nos piden un concepto, y lo damos”, resaltó.

Pero entonces, ¿quién tenía la obligación de vigilar que los papeles de esta empresa estuvieran en regla? La responsabilidad es de los alcaldes locales de la capital. Según han afirmado habitantes del barrio San Luis a varios medios de comunicación, la comunidad presentó quejas a la Alcaldía sobre el funcionamiento de la oftalmológica y sobre los supuestos químicos que manejan en ese inmueble. Según ellos, el caos se veía venir.

Sin embargo, el alcalde de la localidad de Teusaquillo, Iván Marcell Fresneda, aseguró a este portal que las denuncias no solo giraban en torno al uso del químico, sino también a unas adecuaciones urbanísticas que estaba realizando la empresa. Este último tema se abordó y, por ello, Opharm Ltda tuvo una multa de nueve millones de pesos.

“Según nos dijo el propietario, en ese inmueble no manejan productos químicos y solo está la parte administrativa de la empresa, es decir, las oficinas. Hicimos una visita y eso fue lo que encontramos”, comentó. Agregó, que desde hace varios días él solicitó los permisos a la firma, pero debían ser entregados este miércoles.

Lo cierto es que entre el papeleo y las solicitudes ocurrió un hecho que deja al descubierto una falla estructural en el funcionamiento de decenas de empresas que operan en sectores de alto flujo ciudadano.

Otro hecho que ahora ha salido a relucir, es que las alcaldías colapsan con el número de quejas e investigaciones que interponen ciudadanos por lo que consideran irregular en su localidad. Tan solo en la localidad de Teusaquillo, donde ocurrió esta explosión, hay cerca de 4.000 procesos en curso contra inmuebles de este sector. Las investigaciones van desde el uso del suelo, licencias, invasión del espacio público, entre otros.

“Este es un tema muy movido en la localidad y no es fácil de controlar. Por ser una zona céntrica, todas las empresas quisieran tener un local en este sector. Es así como compran un terreno, montan un negocio y listo”, explicó.

Este desorden a la hora de montar negocios en Bogotá tiene una razón lógica. Según explicó Fresneda, hasta antes de 1995 las empresas tenían que llevar todos los permisos a la alcaldía local para obtener la licencia de funcionamiento. Sin embargo, eso cambió. Un decreto que pretendía evitar tanto trámite “innecesario” decidió que las empresas podían empezar a funcionar y, poco a poco, completar la documentación. “Ya no se hace un control previo de, sino después de”, dijo el alcalde.

Las bombas de tiempo

El accidente de este lunes no es el primero que se presenta en Bogotá. El pasado 16 de agosto, en la localidad de Kennedy, una explosión ocasionó la muerte de dos personas, Alexis de la Hoz, de 37 años, y Johan, de 17 años. Según afirmaron las autoridades en ese momento, el accidente se produjo por una acumulación de gases o una manipulación de un químico en un taller de mecánica que está en la zona.

Un mes después, el pasado 18 de septiembre, hubo otra explosión en una empresa metal-mecánica ubicada en la calle 182ª con carrera séptima en la localidad de Usaquén. El episodio dejó tres personas heridas que fueron trasladadas a centros asistenciales. Según las autoridades, el accidente se produjo por concentración de gas en un horno.

Estos son sólo tres casos de muchos que podrían ocurrir la capital y de otros que no se registran a diario y que desnudan una realidad: la falta de control de las instituciones en el montaje de cualquier empresa en sectores residenciales.