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El hospital Luis Ablanque de La Plata es la casa de salud más importante de Buenaventura. | Foto: Luis Ángel Murcia / SEMANA

DENUNCIA

Los penosos escándalos del hospital en Buenaventura

La increíble historia de cómo la entidad de salud más importante del puerto valluno sigue en medio de una puja política que ha causado muertes, amenazas y denuncias de presunta corrupción.

5 de abril de 2017

Los escándalos de corrupción alrededor del sistema de salud parecen no tener fin ni modalidad imposible en el país.

Cuando los colombianos creían que lo habían visto todo, como el penoso cartel de la hemofilia en Córdoba, las cirugías estéticas para funcionarios y sus familias en Antioquia o los sobrecostos de medicamentos en el Valle, ahora aparece una peculiar manera de amarrar el manejo y control de los hospitales y sus recursos.

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Esta vez sucedió en el hospital Luis Ablanque de La Plata, la casa de salud más importante de Buenaventura, puerto por donde se mueve la mitad de las exportaciones del país.

La revelación fue hecha por el propio exgerente, Pedro Pablo Cortés, quien estuvo al frente de ese hospital durante seis meses, pero renunció el pasado 21 de marzo debido a “asuntos de índole estrictamente personal”, según se leer en la carta de dimisión. (Ver documento)

Pero la sorpresa de los bonaverenses vino una semana después cuando en medios locales el señor Cortés aseguró que él nunca renunció y que la carta que presentó el alcalde Eliécer Arboleda, fue una de las 13 misivas que le hizo firmar antes de posesionarse como gerente.

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Dijo además, que junto a esas cartas también tuvo que firmar trece letras de cambio en blanco, y que luego de renunciar, él y su familia fueron objeto de seguimientos y amenazas de muerte, “porque yo estaba poniendo problemas”.

Cuando esta revista le preguntó al señor Cortés por qué firmó las cartas anticipadas de renuncia y las letras de cambio, explicó que lo hizo porque creía que “eso era una garantía para el alcalde por si uno hace las cosas mal”.

Agregó que un mes después de posesionarse como gerente, hizo una declaración juramentada en una notaría donde narró los hechos tanto de las cartas como las letras de cambio, por si algo malo ocurría, “ya que una vez entré como gerente me di cuenta que el alcalde solo me quería como un firmón, ya que él y su hijo lo manejan todo”, denunció.

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El escándalo de ese hospital ha escalado tanto que esta semana la senadora Susana Correa, del Centro Democrático, se refirió a lo que ella denominó como una “extorsión” contra el gerente Cortés, “en lo único que parece percibirse un avance en Buenaventura (…) es en las estrategias que se ingenian los corruptos para apoderarse de los dineros públicos de las entidades estatales”, dijo la congresista Correa el pasado martes durante la plenaria en el Senado.

A la polémica también se sumó la diputada uribista Juanita Cataño, porque el nuevo gerente del hospital Luis Ablanque, es de Guacarí, Valle, tierra natal de la gobernadora Dilian Francisca Toro. Por eso hay quienes creen que ese nombramiento es una cuota política de Toro, quien respaldó la elección del alcalde de Buenaventura.

Lo insólito, es que este no es el primer escándalo que surge alrededor del hospital Luis Ablanque de La Plata, de Buenaventura, una casa de salud que maneja un presupuesto cercano a los 40.000 millones de pesos y una nómina de 520 empleados. Es decir, después de la alcaldía es el mayor fortín burocrático del municipio y los corruptos han raspado tanto la olla que hoy esa casa de salud arrastra un déficit acumulado de 13.000 millones de pesos.

Y para tener una idea de las pujas políticas que ese hospital genera, basta recordar que en apenas 18 meses que lleva la administración del actual alcalde Eliécer Arboleda, por esa entidad han pasado cuatro gerentes.

Más penoso es que justamente en enero de 2013 fue asesinado el pastor y concejal liberal Stalin Ortiz, por denunciar otros hechos de presunta corrupción dentro del hospital, que iban desde nóminas paralelas, contratación irregular, ausencia de informes financieros y hasta nepotismo porque familiares de concejales y el entonces alcalde Bartolo Valencia, eran empelados de esa institución (Ver nota)

A juzgar por algunas denuncias, todo indicaría que algunas de esas irregularidades se siguen cometiendo. Por ejemplo, entre las revelaciones que hace el ex gerente Pedro Pablo Cortés, asegura que todo el manejo del personal lo controla el hijo del alcalde, “de hecho, Viviana Olaya, la compañera sentimental del hijo del alcalde, fue la gerente interina por más de tres meses, antes que yo me posesionara”, afirmó.

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Por su parte, Daniel Olave, quien representa a liga de usuarios ante la junta directiva del hospital, se quejó que en un año que lleva en ese cargo, solo han hecho una reunión ordinaria, “y a través de peticiones les exijo informes financieros y de nómina y me los niegan”, aseguró.

Este portal intentó hablar con el alcalde Arboleda para que responda por los señalamientos en su contra, pero no atendió nuestros llamados. Lo que sí hizo fue emitir un comunicado público de nueve puntos, en el que desmiente lo relacionado con las firmas anticipadas de las renuncias y las letras de cambio; además advierte que se defenderá en los estratos judiciales por lo que él considera una injuria y calumnia.

“Es ilusorio y constituye un despropósito, que tipifican los delitos de calumnia e injuria, afirmar que en forma previa se le solicitó la firma de cartas de renuncia y otros documentos para proceder a su nombramiento (…)”, dice el alcalde Arboleda en el escrito que hizo público. (Ver documento)

Por ahora solo queda esperar a que las investigaciones avancen y sean las propias autoridades quienes lleguen al fondo del escándalo y se descubra a los responsables del saqueo al hospital más importante de Buenaventura; y de paso evitar que al exgerente Cortés le ocurra lo mismo que al pastor Stalin: que lo silencien las balas.