Sadismo, muerte y abuso en Buenaventura

En los últimos meses se han conocido algunos de los horrores que se viven en Buenaventura. Casas de pique, desparecidos y desplazados del principal puerto del país han estado en la mira de las autoridades y de los medios de comunicación. 

Pero además de estas, hay otra problemática que palpita en el centro de ese conflicto y de la que poco se ha oído. Las mujeres están en el foco de los grupos armados en Buenaventura.

En lo que va del 2014, en el puerto han sido asesinadas nueve mujeres según el portal investigativo sobre crimen organizado InSight Crime. Esta cifra representa casi el 20 % de los homicidios de este año en Buenaventura y tiende a superar la estadística anterior. De los 187 asesinatos del 2013 en el puerto, 13 fueron de mujeres, varias de ellas menores de edad. En el primer semestre de ese mismo año, hubo 514 feminicidios en todo el país según Medicina Legal, entidad que no ha consolidado la cifra de todo el 2013.

Si bien estos números parecen bajos, la violencia contra la mujer en Buenaventura va más allá de los asesinatos. El mayor problema es que la impunidad les dio a las bandas que allí operan una sensación de abusar sexualmente a las mujeres y de agredirlas sin tener ningún castigo. 

“(Las mujeres y las niñas) son como un pequeño juguete sexual que pueden tener en cualquier momento, porque es la chica más hermosa, la virgen del barrio o porque la chica se comporta de una manera que los grupos armados consideran antisocial”, expresó para InSight Crime una líder que lucha por los derechos de las mujeres y que prefirió no revelar su nombre.

Una muestra del trato como objeto es la sevicia. Cabezas, pechos y extremidades de mujeres en bolsas de basuras, en el mar o exhibidas públicamente; cuerpos femeninos que fueron violados y que al dejarlos tirados les insertaron cualquier objeto en la vagina, o partes íntimas como balón de fútbol. Esas son algunas de las tácticas que practican los grupos armados contra las mujeres, según el portal investigativo. 

Muchas veces, quienes las atacan son personas de la misma familia que pertenecen a grupos armados, bien sea de los Urabeños o de la Empresa, brazo armado de los Rastrojos. “Y la familia lo sabe, pero porque tienen el poder de las armas pueden ir a la casa y hacer lo que quieran”, expresó para el portal investigativo la mujer que promueve los derechos de ellas.

Esos grupos armados también utilizan a las mujeres, especialmente a las niñas, como informantes de sus redes criminales, las reclutan para “explotarlas como prostitutas o para abusar de ellas como ‘novias colectivas’, a disposición de cualquier miembro del grupo que las quiera”, según InSight Crime.

En el conflicto colombiano, la violencia contra la mujer ha sido un capítulo aparte, pues en la mayoría de las ocasiones son ellas quienes sobreviven a los asesinatos de los hombres de sus casas, lideran la familia entera y superan los flagelos de la violencia. Además, sus cuerpos han sido utilizados como botín de guerra. 

Buenaventura no es la excepción del país. Violencia y asesinatos de mujeres que también se enfrentan a las casas de pique y al desplazamiento por los enfrentamientos de los grupos armados.