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Buscando fórmulas

En sus 100 días de gobierno, el tamaño de los problemas que enfrenta el Alcalde de Medellín es proporcional a su popularidad.

11 de abril de 2004

Sergio Fajardo llegó a la Alcaldía con la votación más alta en la historia de Medellín, 208.000 votos. Y las expectativas frente a su gestión son proporcionales al entusiasmo con que fue elegido. Ser el primer alcalde independiente de la capital paisa y el más popular del país hacen que hacia Fajardo y su equipo se dirijan todas las miradas.

Las primeras acciones de Fajardo han estado orientadas a construir lo que él define como "las bases sólidas para levantar el edificio político y administrativo desde el cual se pueda manejar la ciudad". Por eso, en sus primeros tres meses se ha concentrado en renegociar contratos que venían de la alcaldía anterior, suspender otros y fortalecer las estrategias de control de desempeño de sus funcionarios.

Pero los problemas de Medellín hacen urgente acompañar la reorganización administrativa de la ciudad, del diseño de políticas de solución a sus problemas fundamentales. Al fin y al cabo, en Medellín convergen con especial fuerza los principales problemas del país, la guerra, el narcotráfico y el desplazamiento, entre otros. Por eso, los retos para Sergio Fajardo no son pocos.

Políticas para la seguridad

En Medellín, el número de homicidios ha disminuido desde 1995. La persecución a los carteles de drogas y los programas de desarme y reinserción de delincuentes, han contribuido al descenso continuo de los índices de criminalidad. Las operaciones Mariscal y Orión, realizadas en los últimos años por la Policía, el Ejército, el DAS y la Fiscalía, permitieron recuperar sectores de la ciudad históricamente vedados para las autoridades, como la Comuna 13.

Siguiendo esta tendencia, los índices de violencia en los dos primeros meses del gobierno de Fajardo han bajado. Este año ocurrieron 270 homicidios menos en comparación con el período enero-febrero de 2003, lo que significa una reducción del 50 por ciento en la tasa de comisión de este delito. Así, mientras en los primeros tres meses del año pasado murieron trágicamente 28 de cada 100.000 habitantes, en éste lo hicieron 14 de cada 100.000. Adicionalmente, y frente a los mismos meses, disminuyó el robo de vehículos en 30 por ciento.

En parte, estos logros se deben a una política liderada por el secretario de seguridad y convivencia Alonso Salazar, que ha concebido sus acciones desde un enfoque preventivo, basado en la formación de las autoridades y los ciudadanos, en una cultura de respeto a los derechos humanos y la legalidad.

No por los buenos resultados, la seguridad deja de ser otro de los retos para el Alcalde. El 90 por ciento de las muertes en la capital antioqueña son ocasionadas con armas de fuego y de estas el 53 por ciento son de niños y jóvenes. En parte, esto se debe a que Medellín es una de las ciudades de mayor impacto por la guerra. No sólo por ser estratégica para las economías ilegales, sino por su fuerte presencia de guerrilleros y paramilitares.

En la ciudad existen 164 grupos armados ilegales, y uno de cada cuatro muertes se deben a la violencia. Por eso, Fajardo tendrá que destinar recursos importantes para modernizar la Policía, a la que le faltan 3.000 agentes. También deberá articular programas de mejora de la justicia con una ampliación de los cupos del hoy saturado sistema carcelario. Por ejemplo, en la cárcel de Bellavista, que tiene 1.700 plazas, hay cerca de 5.000 presos.

El año pasado se desmovilizaron en Medellín 868 integrantes del Bloque Cacique Nutibara. Sin embargo, la administración de Luis Pérez adelantó poco en su reincorporación. Fajardo ya ha iniciado acciones en este sentido. Hoy 328 reinsertados están en procesos de formación escolar, universitaria, técnica o participando en talleres sicoafectivos. Pero de los casi 900 desmovilizados, aún falta ubicar a 600 que no tienen trabajo. El Alcalde deberá hacerlo con prontitud, tarea nada fácil ya que el desempleo en la ciudad es del 14 por ciento. De la efectividad de sus acciones dependerán, en gran medida, futuros procesos de desmovilización de otros grupos armados ilegales en la ciudad y en el país.

Otros desafíos

La principal tarea de Fajardo en estos tres meses ha sido ordenar la casa. De hecho, tuvo que dar línea a sus funcionarios para que diseñaran acciones que no implicaran gastos significativos. Con las finanzas que recibió era imposible cumplir el 43 por ciento de su Plan de Desarrollo. Por eso, ante un déficit presupuestal de 177.000 millones de pesos, cuentas por pagar por 91.000 millones y un castigo presupuestal de 63.000 millones, fue necesario poner a andar un plan acelerado de estabilización financiera y negociar la deuda del metro. Con un primer acuerdo con la Nación, la deuda se convirtió a pesos y se amplió el plazo de su pago a 60 años.

Con los recursos liberados, el Alcalde tendrá que dar vida a sus iniciativas. En educación se ha avanzado en el diseño de un plan de calidad, promoviendo entre las directivas de los colegios la realización de pruebas de evaluación en competencias básicas y ciudadanas. Junto a este programa se debe mejorar el 70 por ciento de los planteles oficiales, que tienen sus instalaciones en estado lamentable.

En otros aspectos del tema social, las cifras actuales tampoco son alentadoras. En el tema de vivienda, Fajardo deberá tomar acciones en aras de disminuir un déficit que hoy asciende a 50.000 hogares sin casa. En salud tendrá que apuntalar esfuerzos para cubrir 750.000 personas que debían ser cubiertas por el Sisbén y no lo están.

Otros dos temas frente a los cuales habrá fuertes reacciones sociales son el del espacio público y la movilidad. Mientras el promedio nacional exige 15 metros cuadrados de espacio público por habitante, el promedio de Medellín es de 4 metros cuadrados. Por eso, en el Plan de Desarrollo, la recuperación de plazas, parques y andenes aparece como una prioridad, que además está integrada al tema de seguridad. Los avances en esta materia dependerán del diseño de acciones concretas para dar soluciones a los problemas de desplazamiento y desempleo en la ciudad.

En cuanto a la movilidad, Fajardo se comprometió a impulsar la creación de un sistema alternativo de transporte, inspirado en TransMilenio, llamado Metrobus y complementario al metro. Para lograrlo tendrá que lidiar con los intereses de los transportadores tradicionales.

Mientras el Plan de Desarrollo pasa por el Concejo, Fajardo tendrá que acabar de organizar la administración de su ciudad. Sus esfuerzos han estado dirigidos en esa dirección y lo ha hecho bien. Acciones como la firma del Pacto de Transparencia con la Gobernación de Antioquia y el nombramiento de la junta de EPM por convocatoria pública reflejan compromiso con la transparencia y la meritocracia. En parte por esto, concejales, gremios económicos y ciudadanos tienen una imagen positiva del Alcalde. Así lo demuestra la última encuesta nacional de Invamer Gallup, según la cual 76 por ciento de los paisas creen en su gestión.

Por ahora el nuevo Alcalde de Medellín, como matemático que es, ha comprobado que gobernar también tiene fórmulas.