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Hernando Angarita 31%

cúcuta

Cabeza a cabeza

La competencia por la alcaldía de la ciudad fronteriza está al rojo vivo. Contra las expectativas, que favorecían a Hernando Angarita, hay, por ahora, un empate técnico.

15 de septiembre de 2007

La detención del alcalde Ramiro Suárez, popular como ningún otro en la historia reciente de esta calurosa ciudad, cayó como baldado de agua fría en plena época electoral. Suárez desempeña un papel decisivo en la contienda política de la región. Está por verse si su poder disminuye desde la cárcel, pero hasta la semana que pasó, su venia se consideraba fundamental para asegurar el triunfo. La encuesta de SEMANA con el Centro Nacional de Consultoría, realizada justo los días en que se hizo la captura del alcalde, refleja la incertidumbre y los cambios que se podrían empezar a dar en las campañas.

Hasta la semana pasada, el candidato del partido de La U, Luis Hernando Angarita Figueredo, abogado, ex viceministro y ex asesor de la Presidencia de la República, parecía tener todo ganado. Además de su trayectoria, el respaldo de Juan Fernando Cristo, del Partido Liberal y de ocho parlamentarios, más un guiño del popular alcalde, lo posicionaban como el ganador.

Sin embargo, la encuesta muestra que a Angarita se le creció el rival. Hoy María Eugenia Riascos, de la Alianza Social Indígena, una mujer ex policía, de extracción humilde y ex directora del Sisbén durante la administración de Suárez, lo iguala en la intención de voto, con el 31 por ciento.

El empate entre Angarita y Riascos no sólo se da en la intención del voto, sino en la imagen positiva y negativa que los cucuteños tienen de ambos. Pero lo que resulta aun más sorprendente es que esa igualdad en la percepción se da en todos los estratos sociales. Angarita es un candidato que gusta más en los altos. Y sin embargo, allí es donde hay más descontento con la administración de Suárez y con su estilo de gobierno. Y ella podría tener más aceptación en los bajos, sobre todo por su trabajo en el Sisbén, un asunto trascendental para los pobres y también fuente de todo tipo de clientelismo político.

Las otras dos candidatas son Beatriz Adriana Jaimes, de Apertura Liberal, y Doris Maturana, del Polo Democrático Alternativo. Maturana, una simpática morena abogada con varias especializaciones, está de última en las encuestas. Y Jaimes, una joven de 23 años, sin ninguna experiencia de trabajo, ni administrativa, y quien apenas ha cursado estudios de derecho, aparece en el tercer lugar.

Es cierto que en todas las ciudades del país la campaña electoral calienta los ánimos, pero el polvorín político que está armado en Cúcuta es para sentarse a llorar.

Se trata de la más importante ciudad de frontera que tiene el país. La magnitud económica de esta ciudad y la trascendencia política e histórica que representa como puerta de entrada y salida de Venezuela no se compadecen con el nivel de la disputa política que la atraviesan.

Una altísima tasa de homicidios, 215 van este año; el 62 por ciento de la población está por debajo de la línea de la pobreza; un complicadísimo problema de agua que amenaza con dejar la ciudad sin suministro; el bolívar a menos de 50 centavos, y ahora un nuevo problema fronterizo por el cobro de un peaje a los transportadores.

Pareciera que el calor sofocó el debate sobre los serios problemas sociales que la corroen y sobre los desafíos de futuro, que no son nada despreciables. Allí, esa agenda aparece en segundo o tercer plano. Lamentablemente, los temas que definen quién gana o quién pierde las elecciones son el dinero, la intimidación y el poder que emanan los verdaderos poderosos, que en Cúcuta pocos se atreven a mencionar por sus nombres y que sólo se invocan como 'los señores'.

Y si la temperatura de las campañas está en ascenso, los resultados de esta encuesta aumentarán hasta el tope la tensión que se vive en la política nortesantandereana. Pensando con el deseo, los cucuteños respiraban tranquilos de pensar que no sería necesario invertir mucho dinero en las campañas, porque todo estaba casi definido, pero este empate crecerá las expectativas de las campañas punteras, que desde ahora encenderán las alarmas y los dineros santos y no santos empezarán a buscar dónde llegar. En un reciente debate televisado con los cuatro candidatos a la Alcaldía todos afirmaron que tendrían las precauciones, auditorías, y controles para que a las finanzas de sus campañas no entraran dineros calientes.

Este empate refleja también la puja que hay entre los parlamentarios del departamento. El conservador Juan Manuel Corzo, el único que apoya a Riascos, demuestra que tiene poder. En estas elecciones se apartó de las decisiones de su partido y apoyó a una candidata con aval indígena y que tiene para pagar un cuerpo privado de seguridad que la cuida a donde quiera que va.

El mes y medio que resta para las elecciones está como para alquilar balcón y sentarse a ver y escuchar cómo se desempata este mano a mano en el portón de la frontera. Pero es fácil prever que con la degradación social que vive la ciudad, con corrupción, narcotráfico y paramilitarismo, la situación amerita extremo cuidado, atención y acción rápida y efectiva de los organismos de control y de la justicia.