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El último Gallup Poll muestra que la popularidad de Álvaro Uribe sigue cayendo, aunque todavía goza de un respaldo histórico.

10 de octubre de 2004

La última encuesta realizada a fines de septiembre por Gallup en las cuatro principales ciudades confirma una tendencia que ya se había avizorado desde mayo pasado: que la imagen favorable del presidente Álvaro Uribe ha comenzado a desgastarse y que sus críticos han empezado a aumentar. Después de haber estado a unas alturas de popularidad nunca antes vista hasta abril, la opinión favorable del Presidente ha caído 11 por ciento, y el bajón más pronunciado ha ocurrido en los últimos tres meses, cuando cayó de 75 por ciento a 67 por ciento. Y la desfavorable se trepó de 13 a 22 por ciento.

La tendencia coincide con el ánimo del país. Si bien éste no está en su punto más bajo desde que asumió Uribe, sí volvió a caer: 39 por ciento de los colombianos creen que las cosas están mejorando y 38 por ciento, que están empeorando.

Más colombianos, sin embargo, le reconocen al Presidente su buena gestión. Así, todavía 72 por ciento la aprueba, a pesar de que en diciembre de 2003, la aprobación llegaba al 80 por ciento.

Las preguntas sobre qué aspectos específicos de la gestión de Uribe aprobaban o desaprobaban explican en parte cuáles son las razones de que su popularidad esté cayendo. Lo que más desaprueba la gente es la forma cómo ha manejado 'el costo de vida' (62 por ciento), lo que los analistas interpretan no como una medición de la inflación, sino como una expresión de que la gente siente que el dinero no le alcanza; es decir, de la pobreza. Lo segundo que más desaprueba es su manejo del desempleo (60 por ciento) y de la economía (47 por ciento), ambos relacionados con lo anterior. Y de cuarto, lo que más desaprueban los ciudadanos es su manejo del problema paramilitar (34 por ciento). Esto último revela el daño que le han hecho a la imagen presidencial las críticas por el creciente poder de los paramilitares y los sinsabores de la mesa de negociación. De todos modos, una amplia mayoría sigue respaldando estas conversaciones.

En lo que mejor le va a Uribe es en la lucha contra la corrupción y en las relaciones internacionales. De todos modos, le va a quedar difícil a Uribe revertir esta tendencia -por cierto bastante frecuente por el desgaste de cualquier gobierno-, sobre todo si en unos meses se convierte en candidato a la Presidencia. Todos los consejeros de campaña saben que la peor de las situaciones en que se puede encontrar un candidato es con una imagen en bajada, aun cuando, como en este caso, la popularidad siga siendo históricamente alta.