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Sin dinero para pagar abogados, Luis Alejandro Eraza y María Alba Timaná esperan hoy en los calabozos de la antigua sede del DAS a que las autoridades les definan su situación.

INVESTIGACIÓN

Los narcos pobres

Cómo una pareja de humildes campesinos de las montañas de Nariño terminó capturada y pedida en extradición por el gobierno de Estados Unidos, que la acusa de narcotráfico.

25 de junio de 2016

El pasado 2 de junio, un mensaje de la Embajada de Estados Unidos en Colombia llegó al despacho del fiscal encargado Jorge Perdomo. La nota diplomática número 0908 contenía una solicitud de captura con fines de extradición, que una corte del Distrito Este de Texas había emitido contra dos temidos narcotraficantes colombianos. Las autoridades gringas habían estado investigándolos desde noviembre de 2015 por el cargo de concierto para fabricar, importar y distribuir cinco o más kilogramos de cocaína.

La Fiscalía procedió a hacer lo que establece el tratado de extradición: verificar que el caso cumpla los requisitos y, si esto fuere así, hacer efectiva la captura y el traspaso a las autoridades del país solicitante. Así, el 8 de junio, Perdomo procedió y emitió una orden de captura contra los supuestos capos.
Pero las autoridades se llevaron una sorpresa cuando, en medio del operativo el pasado 14 de junio, llegaron a Yacuanquer, un pueblo de 10.000 habitantes clavado en las montañas de Nariño, no muy lejos del volcán Galeras. Encontraron una casa humilde, y en ella, a Luis Alejandro Erazo y a María Alba Timaná, una pareja de campesinos, padres de seis hijos y abuelos de nueve nietos.

Él es albañil y caficultor, tiene 55 años y hasta 2015 tuvo un escaño en el Concejo del municipio. Ella, de 56, ha sido ama de casa toda su vida y dedica sus días a criar los marranos y las gallinas que tienen en una finca de una hectárea en la vereda El Placer.

La pareja es tan humilde que figura en el Sisbén y se beneficia de programas de asistencia social en salud y vivienda y de subsidios económicos. No tienen para un carro, por lo que se movilizan en una pequeña moto. Para sembrar café, debieron luchar por tres créditos ante el Banco Agrario para conseguir un total de 27 millones de pesos. Timaná, además, fue beneficiaria en 2013 del programa Familias en Acción, y su esposo recibió subsidios para el adulto mayor. Y para rematar, hace pocos meses se colgaron con dos cuotas de 200.000 pesos cada una.

Así y todo, el día en que llegaron con la orden de captura, las autoridades los arrestaron, y hoy, sin dinero para pagar un abogado, se encuentran en los calabozos de la antigua sede del DAS en Bogotá. Por ahora, mientras esperan a que les definan su situación, los dos humildes campesinos traen el título de los dos narcotraficantes más pobres de la historia nacional.

Este capítulo gris de la vida de los Erazo-Timaná arrancó en noviembre de 2015, cuando las autoridades encontraron 204 kilos de cocaína en un matorral de su finca. Nunca los procesaron judicialmente por el hallazgo, pero todo apunta a que, desde entonces, se convirtieron en objeto de seguimientos e interceptaciones telefónicas.

Los familiares consultados por SEMANA especulan que alguien escondió la droga en los potreros de la finca, pues esta queda muy cerca de la carretera que une a Pasto con Tumaco, una vía de uso frecuente para el tráfico de estupefacientes. Betty Erazo, una de las hijas, cree que a la confusión se sumó el lenguaje que su padre usa para referirse a los materiales de construcción. “Claro, cuando escuchan que mi padre habla de kilos de cemento, supongo que asumieron que lo hacía en clave”, dice.

Mientras tanto, en Yacuanquer, muchos están dispuestos a poner las manos en el fuego por Erazo y Timaná. Sin embargo, algunos son más reservados, especialmente cuando se les pregunta por las andanzas de los hijos de la pareja. Por su parte, la alcaldesa Libia Castillo abrió y dirige una comisión para analizar el caso y gestionar el apoyo de la Defensoría del Pueblo, según ella, “para que les brinden asesoría legal”.