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La alcaldesa de Florencia, Susana Portela, fue capturada en un operativo espectacular. La ciudad quedó en el limbo y no parece que pueda mejorar con las próximas elecciones.

REGIÓN

¿Por qué importa la corrupción en Caquetá?

La captura de la alcaldesa de Florencia, dos secretarios y 11 concejales demuestra hasta dónde ha llegado la corrupción en Caquetá, un territorio clave para el posconflicto.

15 de agosto de 2015

En un departamento como Caquetá, que históricamente ha sido uno de los más afectados por la violencia, el posconflicto se pondrá a prueba. La capacidad de las instituciones  será fundamental para tramitar lo complejo de una competencia entre quienes han permanecido en las estructuras legales y tradicionales, y los partidos y fuerzas que incluyan a quienes han estado alzados en armas en las Farc. Incorporar a nuevos actores que dejan la violencia para entrar en el juego institucional será el gran desafío y, en buena medida, se jugará en los territorios y no en las capitales.

Por eso llamó tanto la atención la cinematográfica captura de la alcaldesa de Florencia, María Susana Portela, su esposo, dos secretarios de la administración municipal y 11 de los 17 concejales del departamento. La Fiscalía y la Policía Nacional llegaron a la casa de la alcaldesa, treparon las rejas de la entrada y la sacaron esposada. A pocas cuadras, el operativo se repitió con los concejales: tres del Partido de la U, tres liberales, un conservador, otro de Alianza Verde y uno más del Partido de Integración Nacional (PIN). Curiosamente, el único que logró escapar fue César Cárdenas Almario, sobrino del excongresista conservador Luis Fernando Almario, quien actualmente está en la cárcel.

La Fiscalía llevaba varias semanas siguiéndole la pista al caso. Gracias a las denuncias del concejal del Polo Andrés Felipe Cabrera, se supo que la alcaldesa del Partido de la U compró a más de la mitad del Concejo para que aprobara un cupo de endeudamiento por 20.000 millones de pesos, cuando el máximo es 12.000. El trato era darles 800 millones en tres cuotas: 200 millones antes de que se radicara el proyecto, los cuales fueron pagados a los jefes de las bancadas, otros 200 que también alcanzaron a repartir, y el resto, se supone, se les entregaría cuando se ampliara el cupo de la deuda.

No deja de sorprender que los concejales, que se supone están para hacerles control político a las administraciones, también sean protagonistas del escándalo. En el fondo eso demuestra la falta de independencia entre las instituciones.

El panorama para las elecciones de octubre  es de pronóstico reservado. Casi todos los favoritos para llegar a la Gobernación tienen serios cuestionamientos. Arnulfo Gasca, el Patrón de Patrones, es hoy candidato a ese cargo por el Partido Conservador, cuando hace cuatro años los azules le negaron el aval a raíz de que se hizo público un video en el que aparece armado. El exrepresentante Álvaro Pacheco, que acaba de salir de La Picota por tener nexos con paras, tiene la bendición del Partido Liberal. Luis Antonio Serrano, el Falcao de la Unidad Nacional según el senador Roy Barreras, viene de ser gobernador, alcalde de Florencia y tres veces representante, y es muy cercano a la protagonista de esta historia, la alcaldesa. Y el único que no tiene investigaciones es el candidato de Alianza Verde, Antonio Ruiz Ciceri, que ya hizo una alianza con el Frente Amplio por la Paz, y es la única opción de izquierda.

El drama de Caquetá, en el fondo, es el espejo de lo que viven muchas regiones del país. Las instituciones son débiles para enfrentar la corrupción, el Estado no se siente y los grupos armados ilegales aprovechan el vacío. Un escenario sin esperanza para la competencia electoral que se avecina.