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CARCEL O PRESIDENCIA?

Estos son los elementos sobre los cuales tendrá que pronunciarse la Corte Suprema de Justicia para decidir si saca a Horacio Serpa de la contienda presidencial.

3 de marzo de 1997

Horacio Serpa, uno de los candidatos más opcionados a obtener la Presidencia de la República, la Fiscalía le acaba de confirmar una medida de aseguramiento por su participación en los hechos investigados en el proceso 8.000. En cualquier país del mundo esta noticia hubiera cambiado de la noche a la mañana el ajedrez político. En Colombia no pasó nada. Dos días después de la decisión, Serpa asumió las funciones de Ministro Delegatario, es decir de Presidente encargado. Que Serpa no hubiera renunciado para defenderse sin su investidura, y que el país haya tolerado esto no obedece al cinismo del Ministro. Obedece al hecho de que el nivel de politización del proceso 8.000 es tal, que para la opinión pública éste no puede ser definido en términos estrictamente jurídicos. No se trata de juzgar a una persona, sino de una lucha por el poder. Pero el caso de Horacio Serpa, además de político también es jurídico. Está acusado de delitos. Del pronunciamiento de la justicia sobre estas acusaciones dependerá la viabilidad de su candidatura. Por esto es conveniente que se ventilen exactamente cuáles son las señalamientos en su contra, para que la opinión pública tenga sus propios elementos de juicio sobre el fallo al cual llegue la justicia.
Horacio Serpa está acusado del delito de encubrimiento. Incurre en ese delito, según el Código Penal, el que tenga conocimiento de un hecho punible y ayude a eludir la acción de la justicia o a entorpecer la investigación. Esto, aplicado al proceso 8.000, significaría que Horacio Serpa, sabiendo que los Rodríguez Orejuela financiaron la campaña del Presidente, hizo todo lo posible para engañar a la opinión pública y evitar que los culpables cayeran en manos de la justicia. La decisión de la Fiscalía fue tomada principalmente con base en las denuncias del ex ministro de Defensa Fernando Botero, cuyo testimonio se ha convertido en una de las bases de la acusación contra el Ministro del Interior. Los elementos aportados por Botero fueron considerados por la Fiscalía como indicios suficientes para tomar la decisión de la semana pasada, que probablemente desembocará más tarde en una acusación formal ante la Corte. Vale la pena revisar uno a uno estos cargos para tratar de determinar cuáles son las posibilidades de que la Corte absuelva o condene a Horacio Serpa.

-La aceitada de la maquinaria

Según Botero, cuando la campaña estaba falta de recursos, él presionaba a Ernesto Samper para que el poco dinero disponible fuera gastado en medios de comunicación. Serpa, por su parte, presionaba al candidato para que la plata fuera destina a 'aceitar' la maquinaria. Es decir, para repartir dinero entre los caciques políticos con el objeto de que hicieran proselitismo en sus regiones. Aunque el dinero no alcanzaba para las dos cosas, Samper dijo que quería las dos estrategias simultáneamente. Como finalmente se pudo establecer que se repartió una suma muy grande de dinero a los caciques regionales, que era lo que le interesaba a Serpa, Botero deduce que éste tiene que haber estado al tanto de toda la operación.
Análisis
Esta acusación carece de fundamento. Botero considera los dineros gastados en cuñas de televisión más legítimos que los dineros destinados a la labor de campo de los jefes políticos en las provincias. Políticamente es tan válido y necesario lo uno como lo otro. Jurídicamente es un absurdo deducir el origen de los dineros por su destinación.

-La repartición del dinero

Botero afirma que Serpa elaboró una lista sobre cómo deberían distribuirse entre los tesoreros regionales 3.179 millones de pesos, la mayoría de los cuales habían sido girados por los hermanos Rodríguez a Santiago Medina. Considera que ordenar el reparto de ese monto en efectivo, en una campaña que estaba quebrada hasta hacía pocos días, hace imposible pensar que no se supiera el origen del dinero.

Análisis
Este cargo tiene lógica, y de ser verdad constituiría un indicio de peso contra el Ministro del Interior. Serpa lo niega, afirmando que nunca hizo ninguna lista definiendo el monto de lo que debería recibir cada departamento; que esos montos eran determinados por Botero y Medina, que eran los que sabían cuánto dinero había; que su papel se limitaba a recibir llamadas de algunos tesoreros, quienes se quejaban por la suma que Botero les había asignado y querían que el Ministro intercediera para que les dieran algo más. Reconoce haber hecho esto varias veces. Como siempre esto acabará siendo la palabra del uno contra el otro. Ninguna de las dos versiones convence del todo.

-Las caras raras

Botero afirma que Serpa era perfectamente consciente de que la sede de la campaña era frecuentada por el periodista Alberto Giraldo y el ex contralor Manuel Francisco Becerra, hoy detenidos . Para el ex ministro de Defensa, la presencia de esas personas en ese momento eran un indicio clarísimo de lo que estaba pasando.

Análisis
El ministro está aplicando un criterio retroactivo para llegar a esa conclusión. Alberto Giraldo y Manuel Francisco Becerra, antes de este escándalo, habían sido durante muchos años personajes absolutamente rutinarios en cualquier campaña. Su presencia en ese momento carecía de todo significado

-La plata de Víctor Patiño

Fernando Botero señala que Serpa invitó al narcotraficante Víctor Patiño Fómeque a una comida celebrada en el hotel Casa Medina. Patiño, quien hoy está detenido, hizo importantes aportes a la campaña, y esos recursos fueron destinados a la Costa.
Análisis
Los hechos denunciados por Botero han sido confirmados en su totalidad. Serpa afirma que no tenía conocimiento de que Patiño Fómeque fuera narcotraficante.

-La plata de San Andrés

Serpa está acusado también de haber llevado 15 millones de pesos en efectivo para la campaña a San Andrés en el avión del hoy conocido narcotraficante Chucho Sarria. En esa ciudad, fue a una reunión política en el Hotel Mar Azul, propiedad del matrimonio Sarria. En esa reunión estaba presente Elizabeth Montoya de Sarria.

Análisis
Llevar 15 millones de pesos en efectivo de la tesorería central a una regional para hacer proselitismo político no tiene ninguna gravedad. Eso se hace en todas las campañas cuando se acerca el día de elecciones. El avión privado y la fiesta con la 'Monita retrechera' en el hotel de ella, tienen muy mala presentación.

-La carta de los Rodríguez

En octubre de 1994, Botero relata que los Rodríguez le enviaron una carta a él a través de Santiago Medina, en la cual se quejaban de la ofensiva que se había desatado en contra de sus familiares. En esa carta los hermanos hacían referencia a la "generosa pero desinteresada vinculación financiera a la causa". Botero se negó a recibir la carta de manos de Medina, pero apuntó el contenido y se lo contó durante un viaje a San Andrés a Ernesto Samper y a Horacio Serpa. El Presidente y el Ministro del Interior decidieron que no iban a aceptar el chantaje pero que tocaba 'arreglar' el problema del acoso a los familiares de los Rodríguez como efectivamente se hizo.

Análisis
Este es el cargo más grave de los que formula Botero. A pesar de que no se cedió al chantaje, la carta demostraría en forma absolutamente clara que el Presidente y Serpa tenían conocimiento de la financiación de los Rodríguez. Es la única vez en que Botero, en su confesión, reconoce haber hablado abiertamente del tema con cualquier persona. En ese momento Medina no había hablado todavía. La carta no ha aparecido, pero la versión suena convincente.

-'Niñereando' en la cárcel

Botero señala que mientras él estaba preso, Serpa y varios funcionarios del alto gobierno lo 'niñereaban' para garantizar su silencio. Según él, estando en la cárcel le ofrecieron desde cuotas burocráticas hasta influencias sobre el estamento militar. Por la Escuela de Caballería desfilaba medio Consejo de Ministros con esa consigna.
Análisis
Estos hechos han sido demostrados y también tienen muy mala presentación. Después de la confesión de Medina, para todo el mundo quedó claro que Fernando Botero había jugado un papel clave en la narcofinanciación de la campaña. Ni el Presidente ni Horacio Serpa tenían por qué estar haciéndole atenciones ante la gravedad de las acusaciones que recaían sobre él. La disculpa esgrimida por ellos de que creían que era inocente y que las consideraciones no eran más que un acto de solidaridad con un colega, no convence. El hecho de que Botero, estando en la cárcel, se hubiera convertido en uno de los hombres más poderosos del país, demuestra que le tenían miedo.

-El silencio de Medina

Botero aclara que antes de silenciarlo a él, trataron de silenciar a Medina y que Horacio Serpa jugó un papel clave en esta operación. Serpa era amigo cercano de Ernesto Amézquita, el abogado que habían escogido para asesorar a Medina. Con frecuencia se reunían los tres para tranquilizar al ex tesorero, quien comenzaba a ponerse nervioso por las investigaciones de la Fiscalía.

Análisis
Igual que en el caso anterior, Serpa no tenía por qué estar cuidando a Medina después de lo que habían revelado los narcocasetes. La impresión es más bien que el propósito era evitar que hablara. La defensa de Serpa es la misma de la Escuela de Caballería: solidaridad con el colega emproblemado. Tampoco convence. Más lógico quu buscarle embajadas hubiera sido botarlo o denunciarlo.

-Soborno al Congreso

Botero acusa a Serpa de haber repartido puestos y contratos a todos los congresistas con el propósito de conseguir el voto favorable de ellos para la absolución del Presidente.

Análisis
Aunque la información anterior es de conocimiento público, como acusación es ridícula. Una de las principales funciones del Ministro del Interior es el manejo de la burocracia para obtener la mayoría en las votaciones del Congreso. Así se pasan en Colombia las reformas tributarias, las reformas constitucionales y hasta las leyes de televisión. Sería ingenuo pensar que en un juicio en el cual se define la supervivencia del gobierno, no se hiciera lo mismo.

Conclusión

Las anteriores son las denuncias hechas por Fernando Botero. Muchas de ellas han sido corroboradas por Santiago Medina. En la mayoría de los casos lo que hay que determinar no es si las cosas son ciertas, sino si son delito. Lo que la Fiscalía considera encubrimiento, Horacio Serpa lo considera el manejo de una crisis política. Sin embargo, se le puede dañar el caminado a Serpa por razones diferentes de las denuncias conocidas hasta ahora. Dos elementos nuevos están a punto de ingresar al expediente. Por un lado, el juez Baltazar Garzón, de España, el héroe de la lucha anticorrupción en ese país, le ha informado a la Fiscalía en Colombia que en medio de sus investigaciones sobre narcotráfico en España, ha surgido un colombiano que está dispuesto a atestiguar contra el Ministro del Interior. El hombre ha confesado tener conocimiento de que años antes de la elección de Ernesto Samper, Horacio Serpa habría participado en campañas políticas en las cuales hubo algunos aportes económicos del narcotráfico. No se tienen aún detalles sobre a qué campañas se refiere. En todo caso la información le pareció al juez Baltazar Garzón, el Valdivieso de España, suficientemente importante como para informar a la Fiscalía en Colombia.
El segundo elemento que podría afectar el caso, está relacionado con la investigación preliminar sobre el espía alemán Werner Mauss. Esta investigación apunta hacia Jorge Serpa, primo del Ministro del Interior, quien podría haber estado involucrado un posible tráfico de influencias en relación con el contrato de la Siemens con la Registraduría. Jorge Serpa, quien se desempeñó como consultor de esa entidad, aparece mencionado en la carta de Eduardo Mestre, que le encontraron a Mauss cuando fue arrestado. La Fiscalía está determinando si es verdad que el alto gobierno tomó algunas decisiones que favorecían a la Siemens. La inferencia de esto sería la de darle una 'manito' al binomio Jorge Serpa-Eduardo Mestre para tener callado a este último.Hasta ahora la información de Mauss sobre un presunto tráfico de influencias no involucra directamente a Horacio Serpa, sino a Jorge Serpa. Ellos son primos terceros y no muy cercanos. A favor de Horacio Serpa está el hecho de que nadie puede responder por la conducta de primos terceros. Jorge Serpa es considerado más amigo de Eduardo Mestre que de Horacio Serpa. Todo esto estaría bien de no ser porque el protagonista del escándalo, Werner Mauss, estaba en contacto con ambos simultánemente. El interrogante de todo esto es si hubo tráfico de influencias, y de ser así, si fue con fines puramente económicos o también políticos. Todos estos elementos probablemente llevarán a la Fiscalía a la conclusión de acusar a Horacio Serpa formalmente ante la Corte Suprema de Justicia. Será ésta a quien le corresponderá dentro de unos meses decidir si esta sumatoria de indicios constituyen un delito o simplemente una serie de coincidencias desagradables. De ser lo primero, Serpa quedaría inhabilitado jurídicamente para ser candidato a la Presidencia de la República. Serpa es considerado por todos quienes lo conocen como un hombre incorruptible en su vida personal. Lo que se está definiendo es si también era incorruptible en su vida política. Lo grave de todo esto es que cuando se llegue a una decisión al respecto, Horacio Serpa ya será candidato a la Presidencia de la República. Y no se sabe cuáles serán las implicaciones que podría tener cualquier fallo sobre un candidato popular o populista, que pueda en ese momento estar llenando las plazas públicas de Colombia.