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En el Cesar muchos consideran que el nuevo gobernador Franco Ovalle representa los intereses de la familia Gnecco. Por su parte, Oneida Pinto fue electa gobernadora de La Guajira. | Foto: Periódico El Pilón

COSTA ATLÁNTICA

El Caribe tendrá más de lo mismo

Los equipos conformados por los nuevos alcaldes y gobernadores de la costa muestran que el continuismo será la regla durante los próximos años.

9 de enero de 2016

No han pasado diez días desde que los nuevos gobernadores y alcaldes del Caribe asumieron sus cargos y ya sus decisiones en cuanto a la conformación de los gabinetes arrojan la conclusión de que no habrá cambio, sino continuidad. Los nombramientos que han realizado parecen confirmar que mantendrán un alto compromiso con las viejas clientelas políticas. En Bolívar, Cesar, La Guajira, Magdalena y Córdoba es notable la presencia de funcionarios que representan a los clanes familiares que deben su poder al manejo indebido de recursos públicos.

En el departamento del Cesar, en un hecho sin precedentes en la política nacional, el gobernador saliente del departamento, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, le impuso la banda a su sucesor, Franco Ovalle. Para muchos este hecho fue un mensaje claro: la familia Gnecco seguirá mandando en el departamento. El gobernador Ovalle ratificó a los secretarios de Hacienda, Planeación e Infraestructura y un exfuncionario del anterior gobierno aspira a la Contraloría Departamental estando inhabilitado.

La gobernadora de La Guajira, Oneida Pinto, designó como secretario de Obras a Salustiano Solano Cerchar, primo del exgobernador Kiko Gómez, a pesar de que ella durante la campaña negó cualquier tipo de relación con él. En la ceremonia de posesión tenía a su izquierda al saliente exgobernador, José María Ballesteros, y a su padre Jorge Ballesteros, las sombras tutelares de su campaña y quienes aspiran a que un miembro de la familia sea el sucesor de Oneida.

En Bolívar, el gobernador Dumek Turbay designó un gabinete milimétrico en el que les dio participación a los exsenadores Juan José García Romero, William Montes, Javier Cáceres y Vicente Blel, condenados por paramilitarismo, a quienes entregó las secretarías de Salud, Interior, Educación, Privada y el plan departamental de aguas.

Por su parte, en el departamento del Magdalena, la gobernadora Rosa Cotes honró el apoyo que le brindó la familia Díaz Granados al nombrar al secretario de Hacienda de esa corriente política y como asesora del despacho a Manira Guerra de la Espriella, esposa de José Ignacio Díaz Granados Guido, miembros de una familia que tiene bajo su control Corpamag y el Hospital Fernando Troconis.

Esta situación se repite en las alcaldías. En Cartagena, el alcalde Manolo Duque entregó las carteras de Tránsito, Valorización, Desarrollo Urbano, Educación, Espacio Público e Interior a reconocidos seguidores del exsenador García Romero. Al grupo de William Montes le asignó la Secretaría de Salud, y Luz Estela Cáceres, hija del exsenador Cáceres, es la nueva secretaria general de la Alcaldía.

El continuismo es la marca indeleble de la mayoría de los gobiernos que comienzan; gobiernos que enfrentarán indicadores sociales mediocres en educación, salud y vivienda; baja cobertura de servicios públicos y viviendas inadecuadas; e ingresos por habitantes muy por debajo del promedio nacional.