Home

Nación

Artículo

Carta abierta a la memoria de Orlando (Publicada el martes 5 de febrero en La Patria)

26 de febrero de 2002

Flavio Restrepo
Dr. Arturo Yepes Alzate
Licenciado Ferney Tapasco

Me dirijo a ustedes como los máximos representantes del poder político en la región y en el Departamento, y como los más connotados contradictores públicos de Orlando hasta el día de su muerte.

La muerte de Orlando tiene un profundo significado político, en una ciudad donde él se atrevió con valentía y nada más, a denunciar los desafueros de la clase dirigente. Hombre humilde en sus raíces, pero emperador en el sitial que se ganó cuando construyó su vida con independencia y sin ataduras. Era por supuesto, piedra en el zapato para aquellos a los que cuestionaba en su vida pública, que nunca pasó los límites que sirven de refugio a la vida privada de todo ciudadano, sin importar su condición o su poder.

Por eso, la muerte de Orlando con su profundo significado político, me hace dirigirme a ustedes para preguntarles: En este Caldas bellísimo donde una vez más la vida vale nada y la muerte vale menos, quisiera saber, lo que se preguntan muchos en silencio, acallados por el miedo.

¿Saben ustedes por casualidad quién en este Departamento tiene poder político-sicarial, para matar al contradictor?

Orlando fue un hombre transparente, directo, bueno en el más amplio sentido de la palabra. No aceptaba componendas ni se vendía a ningún postor. Decía su verdad a secas, como él creía en ella. Orlando era un filósofo profundo, de agudo sentido de análisis del acontecer de la región a la que quería como pocos, y en la que dejó su más profundo sentimiento: el valor de la verdad. Su valor estaba en lo que tenía como principios, no en lo que poseía, que fuera de no importarle, era poco.

Gozaba con lo simple y no escondía su origen, cumpliendo con el principio que ha determinado que lo que el árbol tiene de frondoso vive de lo que tiene sepultado. Y es que Orlando tenía raíces firmes en Caldas, en este Departamento al que amó con todo su corazón. Es posible que en la lista para acallar voces libres, me encuentre incluido yo. Sin embargo, las balas no podrán acallar las ideas de Orlando Sierra que son ahora más pesadas por cuenta del plomo con que le perforaron el cuerpo y le cercenaron la vida. Tampoco podrán acallar las mías. Pero sí podrán señalar pistas sobre los que tienen poder político-sicarial para hacerlo. ¿Sumisión o muerte? ¿Será esa la nueva consigna para una región tan sufrida? Por eso acudo a ustedes, para que con su poder que ha servido siempre para mantener de rodillas a la gente, sirvan para proteger la vida de las personas que viven en este terruño. ¿Quiénes como ustedes podrían defendernos?

En fin Orlando, te has ido en el tiempo que no era, pero aprendí de mi padre que nadie se muere la víspera con excepción del pavo y eso porque hay que prepararlo. Tu vida fue un ejemplo de rectitud y te mereces una estatua hecha esta vez, no con llaves, sino con lágrimas cristalizadas, derramadas por los que reconocíamos tu valor. Adiós amigo. Hasta siempre como el faro que nos sirva de guía en el devenir de los que como tú no creemos en la bondad de la política.



flaviorestrepo@hotmail.com