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Carta del Gobernador de Bolívar

12 de diciembre de 2004

Por infames y denigrantes, rechazo categóricamente los términos falaces, injuriosos e irrespetuosos como se refieren al Gobernador de Bolívar en la edición 1.180 de su revista. Considero que sus lectores y las autoridades legítimamente constituidas merecen el homenaje de una información responsable y veraz, y que los periodistas deben rendirles tributo a los sagrados principios de su profesión.

La verdad ha sido ultrajada en dicho artículo, como lo evidencian las notorias imprecisiones y suposiciones que consigna, sin sustento alguno en la realidad, y que como habitual suscriptor de SEMANA me dejan defraudado.

En los aspectos de fondo, me permito ilustrarlos sobre el proceso político que me llevó a la Gobernación de Bolívar, y que seguramente por tratarse de un proceso regional escapó a su cubrimiento periodístico oportuno.

Desde un principio mi candidatura contó con el respaldo de bases comunitarias, dirigencia cívica, política y empresarial de la región, conocedores de mi trayectoria independiente dentro del Partido Liberal, de mis 20 años de cátedra universitaria, de mi carrera pública y de mi propuesta política "Por el Bolívar que todos queremos". Dicha candidatura siempre evidenció ser la más fuerte en el departamento (gané la consulta interna del Partido Liberal e impuse la más alta votación jamás registrada por candidato alguno), lo que deja sin sustento las afirmaciones: "semanas antes del día de la votación, Libardo Samancas iba perdiendo las elecciones para la Gobernación de Bolívar y además se había quedado sin plata" o "y se convirtió en el palo de los comicios".

Tales frases carentes de verdad desencadenan otra serie de falacias, lo que desdice del rigor periodístico y seriedad que se supone ha consolidado SEMANA a lo largo de varios años.

El artículo se diluye en otras afirmaciones infundadas. Ustedes sostienen que, respecto a la adjudicación del chance, cambié un gerente de la Lotería de Bolívar, cuando la fecha en que se registró tal situación -29 de septiembre de 2003- ni siquiera había sido elegido gobernador.

El resultado de fundar versiones periodísticas en rumores es la desinformación a que es sometido el lector y el ataque a la integridad moral de personas con hojas de vida intachables, como sucede en este caso.

Prueba de ello es el constante empleo de facilismos periodísticos como "supuestamente", "dicen" o acudir a pospretéritos como "habría", lo que conduce a sembrar prevenciones infundadas en los lectores. "Por un lado ella le habría prestado dinero -7.000 millones de pesos- y por otro habría conseguido que los paramilitares dejaran a la gente votar en libertad". Acudir a tales artificios no solo desdice de la investigación periodística, sino que tipifica una injuria, tal como lo contempla el Código Penal y la jurisprudencia vigente. No hay asomo en todo lo dicho de la más mínima prueba y no se cita ninguna fuente que lo acredite.

Por mi formación académica y cultural, siempre he estado alejado de altercados personales. La infamia de la bofetada no solo desborda la imaginación macondiana sino que alcanza la dosis venenosa del pasquín. El gobernador de Bolívar es Libardo Simancas Torres, y nadie le ha faltado al respeto, salvo SEMANA.

Por todo lo anterior, solicito se sirvan retomar los principios del buen periodismo y le concedan al Gobernador del Bolívar el derecho a rectificar estas infundadas aseveraciones, con la publicación íntegra de esta carta.

Libardo Simancas Torres, gobernador de Bolívar
Cartagena