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CARTA SECRETA DEL M-19 AL PAPA

Desde París, Heber Bustamante, secretario internacional del movimiento, analiza la situación del proceso de paz y entrega a SEMANA la carta de la organización al Papa

1 de julio de 1985

SEMANA: ¿Cómo ve usted el momento político colombiano?
HEBER BUSTAMANTE: La situación política está cambiando muy rápidamente en todo el país. El presidente Betancur en la clausura de las sesiones extraordinarias del Congreso, el 24 de mayo, vuelve a hacer el diagnóstico sobre la necesidad de que se hagan reformas en lo político, económico y social. Al mismo tiempo declara su impotencia para avanzar en las reformas. El gobierno empieza a reconocer su incapacidad para llevar a cabo la política que le ha prometido al pueblo colombiano de producir la reconciliación nacional.
S.: ¿La aprobación del indulto no es acaso un paso positivo dentro de ese proceso de reconciliación nacional?
H.B.: El indulto no ha sido un paso de importancia. No beneficia a más de 20 personas. El problema en Colombia no es de una simple amnistía o de un indulto para los guerrilleros. El problema es de fondo. La situación social y económica del país se deteriora todos los días.
S.: ¿Cuáles son en su opinión los pasos a dar?
H.B.: Hay que tomar medidas elementales y rápidas para evitar que el proceso de diálogo nacional se pierda. El país viene comprobando que en el gabinete del presidente Betancur hay un grupo de ministros que estan saboteando la política de paz del presidente. El de Defensa, el de Gobierno, el de Agricultura. El general Vega Uribe, por ejemplo con los hechos que se presentaron en La Magdalena en los días anteriores al 14 de mayo, con los obstáculos que ha venido creando para que la Cruz Roja Internacional pueda recibir el soldado que mantenemos dentro de la columna del comandante Oscar. Ese soldado es testigo de lo que sucedió allí con sus compañeros heridos que fueron entregados a los campesinos. El Ejército tiene en este momento un cerco sobre la Cruz Roja en Bogotá y sobre la columna de Oscar para impedir que la opinión pública pueda conocer los hechos.
S.: ¿Qué pasó concretamente con los soldados que fueron abatidos en un helicóptero en cercanías de Buga?
H.B.: Allí se presentó un combate. Hubo heridos y muertos. Los heridos que quedaron en poder del M-19, y a quienes no se les podía suministrar atención médica, fueron entregados a campesinos de la zona. El Ejército no se hizo presente oportunamente para darles atención médica. Los encontró muertos. Prácticamente los remató desfigurándolos en algunos casos para impulsar una campaña de propaganda negra diciendo que el M-19 emplea métodos inhumanos que violan las convenciones internacionales sobre la guerra.
S.: ¿Cuántos soldados murieron en esa acción?
H.B.: No tengo el dato exacto. El Ejército ha hablado de cuatro. Pero fueron cerca de ocho los soldados que se dejaron con los campesinos. Cuatro de ellos aparecieron masacrados.
S.: ¿Cuál es el estado del soldado que está en poder de ustedes? H.B.: Justamente Antonio Navarro es detenido en la brigada cuando el día anterior al atentado trataba de llegar a la zona de combates con algunos periodistas para entregarles a éstos el soldado. Este soldado está herido pero se le-ha podido auxiliar.
Ante la dificultad en que se encuentra la propia Cruz Roja colombiana para obtener los salvoconductos del gobierno nacional para ir a la zona y garantizar la vida de este soldado, nos estamos dirigiendo a la Cruz Roja en Ginebra para que uno de sus representantes vaya al Valle y garantice la vida de este soldado. Tememos que el Ejército atente contra la vida de él pues él puede testimoniar lo que pasó con sus compañeros heridos.
S.: ¿Cuál es la situación de Antonio Navarro?
H.B.: El hospital departamental de Cali donde él se encuentra está militarizado y centenares de militantes del M-19 han conformado un campamento político allí para mantener la vigilancia y evitar que se presente un nuevo atentado contra la vida de Antonio Navarro. Sin embargo, el mayor peligro radica en el riesgo que corren los demás campamentos políticos del M-19 de Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Bogotá, Ibagué, Palmira, Armenia y varios municipios del Cauca. Tememos que sean objeto de una gran agresión del Ejército. El Ministro de Defensa, a su regreso de Caracas, coincidió con el ministro Jaime Castro al anunciar que no se podía permitir la aparición de un "nuevo estilo político", el de los campamentos que se están organizando.
S.: La palabra "campamento" de hecho tiene una connotación militar. ¿Cuál es el objetivo último de estos campamentos?
H.B.: No sólo tiene una connotación militar. Las multinacionales del petróleo montan sus "campamentos" donde extraen petróleo. La Anapo organizaba "comandos populares" que no tenían nada de militar. Es lo mismo que en su época se dijo de los "directorios políticos" liberales, que tenían para algunos una connotación subversiva pues era una forma distinta de organizarse durante el siglo pasado.
S.: Eran organizaciones políticas desarmadas que, además, no estaban en guerra.
H.B.: En Colombia casi ningún directorio político estuvo desarmado.
Los partidos tenían sus propias organizaciones militares y fueron éstas las que protagonizaron las innumerables guerras civiles del siglo pasado. No es extraño por eso que hoy con la palabra "campamento" nuestro pueblo quiera significar una nueva forma de organización política comunitaria que busca la participación en la toma de decisiones que afectan a las comunidades.
S.: No ha contestado cuál es la finalidad última de los campamentos.
H.B.: Estos campamentos no tienen únicamente una finalidad electoral. Si se producen las modificaciones que garanticen una participación democrática, nosotros iremos a elecciones. Tenemos tan buenas intenciones que le estamos pidiendo al Presidente que reestructure su propio gabinete. Incluso estamos dispuestos a hacer parte de él, si es necesario para llegar a un gran acuerdo nacional que vincule a los diversos sectores del país. En relación con los campamentos, éstos van más allá de la coyuntura electoral. Son un mecanismo organizativo para preservar a largo plazo la continuidad del proceso político hacia las reformas. También servirán para preparar la protesta y obligar a quienes tienen que tomar las decisiones.
S.: Algunos sostienen que en los campamentos se da entrenamiento militar a las gentes, que por ende se están convirtiendo en una provocación para el gobierno.
H.B.: De ninguna manera. Cuando establecimos campamentos en Cali la primera respuesta del Ejército fue irreflexiva: se lanzó contra ellos y amenazó a la población que los constituía. Pero han tenido que retroceder ante el hecho comprobado de que no hay una sola arma allí.
S.: ¿La exigencia de ustedes de destituir a tres ministros no se constituye en un bloqueo mayor del gobierno en el manejo de la situación?
H.B.: No. El mismo Presidente dice que es necesario realizar un gran acuerdo nacional para revitalizar el proceso. Para ello se requieren hechos y no declaraciones de buena voluntad. Hay que empezar por reestructurar el gabinete, y llamar a las grandes fuerzas del país a participar y tomar posición en este proceso: al Partido Liberal, al Partido Conservador, a las organizaciones insurgentes, a las organizaciones populares. Esas son las fuerzas que hoy están determinando la vida política del país. Hay que comprometer la voluntad política de los ex presidentes, de las direcciones nacionales de los partidos, de las organizaciones guerrilleras, de las organizaciones de masas, del Ejército y de la Iglesia. Hay que formar un gabinete que tenga autoridad ante el Ejército. Cuando pedimos la renuncia del ministro de Defensa es para que si el señor Presidente así lo considera, un civil, como lo ha pedido en algunas oportunidades el ex presidente Lleras, sea nombrado en ese cargo.
S.: ¿Los desarrollos militares actuales se frenarían si se nombra un ministro de Defensa civil?
H.B.: Si se trata de una persona representativa, que tenga el respaldo de las fuerzas que concurren a este gran acuerdo nacional de que habla el Presidente, yo creo que sí. Por qué no pensar en pedirle tal cosa a un ex presidente, pedirle que sea Ministro de Defensa, con todo el respaldo del país para controlar las acciones que está adelantando el Ejército por orden de la cúpula militar.
S.: Un ex presidente como ministro de Defensa. Llegar a eso supondría una declaratoria presidencial de que el país esta en grave emergencia, una sacudida política notable.
H.B.: Bueno, todos los sectores políticos reconocen que el país se halla en una grave crisis. Hay que llamar a los ex presidentes, a todas las fuerzas, romper con los criterios tradicionales de participación institucional para darle legitimidad a las decisiones del gobierno. Se requiere de un consenso nacional que incruya a todos los sectores y sobre todo a las nuevas formaciones políticas, que se expresan a través de las organizaciones guerrilleras y de masas hoy muy desarrolladas.
Los análisis del ex presidente López la visión misma del candidato liberai Virgilio Barco, los enfoques recientes del candidato conservador Alvaro Gómez y la posición del presidente Betancur en la clausura de sesiones del Congreso muestran que el país está en una situación de emergencia.
S.: ¿El país va entonces hacia una guerra, en lugar de avanzar hacia la conciliación nacional?
H.B.: Quienes están llevando el país a la guerra son los sectores que están saboteando el proceso de paz, que no entienden que todavía es posible encontrar una salida política negociada a este conflicto interno. -