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| Foto: Archivo SEMANA

PROCESO

Fiscalía cuestiona posición de Procuraduría en caso Jaime Garzón

El procurador delegado Rubén Darío Escobar pidió absolución para el exsubdirector del DAS José Miguel Narváez, presunto instigador del crimen del periodista y humorista.

1 de diciembre de 2015

El fin de semana pasado, el columnista Daniel Coronell dedicó su columna al procurador delegado Rubén Darío Escobar. El periodista reveló que este servidor había hecho todo lo posible por dilatar el juicio contra el exsubdirector del DAS José Miguel Narváez por el crimen del humorista Jaime Garzón. El exservidor está procesado por, presuntamente, haber instigado ese homicidio.

“Lo más diciente es que ese procurador, llamado Rubén Darío Escobar Cardona, es un viejo amigo y compañero de causas ultraconservadoras del procurador general, Alejandro Ordóñez.

El doctor Escobar, además, es un conocido militarista que ha pedido absoluciones para procesados por falsos positivos y fue portador de una razón a un famoso sindicado a quien le dijo que con la Procuraduría podía contar”.

Dijo Coronell que en más de una ocasión el procurador delegado comenzó a dilatar el proceso desde mayo por varias razones: por no haber tenido tiempo para leer el expediente, por no acudir otro día a la audiencia y porque no había que apurarse “porque podían alterar la tranquilidad espiritual del procesado Narváez”.

“Rubén Darío Escobar, actuando como procurador, ha pedido la absolución de siete militares acusados de participar en falsos positivos”, remató Coronell.

Pues bien. Este martes, ante la jueza séptima especializada de Bogotá, el procurador Escobar manifestó que las pruebas aportadas por la Fiscalía no son claras para establecer la supuesta injerencia que habría ejercido Narváez para que Carlos Castaño, máximo comandante de las AUC, diera una orden directa para ejecutar el crimen.

“Considero a la luz de la verdad, que con las pruebas presentadas no se probó más allá de cualquier duda razonable la calidad de determinador. En consecuencia, la presunción de inocencia no fue quebrada por las pruebas presentadas por la Fiscalía”, precisó el procurador delegado.

Concluyó entonces que por estas razones el Ministerio Público “no encuentra prueba para condenarlo”. La Fiscalía no demoró en reaccionar. Un alto funcionario de la entidad le dijo a Semana.com que se mostraba extrañado por la actitud de la Procuraduría pues existen muchas pruebas en contra de Narváez. Además cuestionó la actitud del procurador Escobar por haber dilatado el proceso.

¿Quiénes acusan a Narváez? Varios exjefes paramilitares han confesado que Narváez era el encargado de entregar a Carlos Castaño Gil listas con los nombres de personas que eran cercanas a grupos guerrilleros, en ellas fueron incluidos Carlos Lozano (director del semanario Voz), el representante a la Cámara Wilson Borja, y algunos miembros del colectivo de abogados José Alvear Restrepo.

En el 2009 Salvatore Mancuso rindió versión libre desde una cárcel estadounidense. Aseguró que el exsubdirector del DAS dictó clases en varias oportunidades a miembros de las autodefensas. El exjefe paramilitar aseguró que entre 1998 y el 2002, Narváez, quien para ese entonces se desempeñaba como profesor de la Escuela Superior de Guerra, dictó una cátedra llamada “¿Por qué es lícito matar comunistas en Colombia?” a un grupo de paramilitares entre los que se encontraban él y Carlos Castaño.

Por otra parte, Diego Fernando Murillo, ‘Don Berna’, también habló desde una cárcel de Estados Unidos, reiteró sobre la relación de las autodefensas con Narváez y sostuvo que cometieron asesinatos de quienes consideraban tenían una opinión crítica, dentro de los que se encontraban investigadores, sindicalistas y periodistas.

Murillo señaló que “un día llegó Narváez a la finca La 21, en Valencia, Córdoba, con la información de que Jaime Garzón hacía parte de la estructura de las FARC. Dejó una carpeta con todos los datos y luego Carlos (Castaño) decidió darle de baja”.

También aseguró que los sicarios contratados fueron recibidos por miembros de Inteligencia Militar en Bogotá y empezaron a hacer seguimientos al humorista con el fin de conocer su rutina. Pero ahora la Procuraduría no ve nada extraño en el actuar de Narváez.