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El acusado de violación salió con la cara tapada tras presentarse en la Fiscalía. Se trata de un abogado de 29 años, que tuvo una relación sexual con una mujer de 19 en el parqueadero del restaurante.

ESCÁNDALO

Rumba y sexo en Andrés Carne de Res

SEMANA revela los detalles del episodio que terminó como una supuesta violación en el restaurante en Chía.

16 de noviembre de 2013

Andrés Carne de Res es de lejos el restaurante más famoso del país. Lo que su dueño, Andrés Jaramillo, nunca imaginó es que iba a saltar a los titulares por un sórdido incidente sexual. SEMANA investigó y pudo reconstruir lo que sucedió en la madrugada del 2 de noviembre entre Camilo Enrique Ramírez y una joven de 19 años, cuyo nombre no se revela por respeto a su privacidad.

Ramírez, un abogado de 29 años de la Universidad de La Sabana con posgrados en Inglaterra y España, llegó al restaurante en Chía en compañía de un profesor suyo español que había venido al país para asistir a un congreso. Los dos contrataron a un conductor que los llevó al lugar y se comprometió a recogerlos después de la rumba. 

Los amigos entraron al recinto, pidieron picadas y una botella de aguardiente. Poco tiempo después, se sentaron en una mesa cercana a tres atractivas jóvenes, que habían llegado sin parejos. Se cruzaron miradas y una simpatía espontánea se generó entre las dos mesas.

El español, más extrovertido y entrador que Ramírez, se desplazó solo hacia la mesa de las chicas y empezó a conversar con ellas. Ramírez se quedó un rato solo, pero pronto decidió unirse al grupo. Hubo carcajadas, aguardiente y mucho baile. Al principio parecía que había más empatía entre la joven y el español, quienes parecían alegres y encarretados. En un momento dado, sin embargo, la joven cambió de sitio y comenzó a hablar con Ramírez. Siguieron las carcajadas y una botella de tequila reemplazó al aguardiente. La velada continuó en medio de alcohol y coquetería. 

Alrededor de las 2 de la mañana, Ramírez le propuso que buscaran un lugar donde pudieran estar solos. Ella aceptó y cogidos de la mano salieron del recinto; ella llevaba sus zapatos en una mano. Llegaron a un prado en la parte posterior del parqueadero del restaurante. Y allí, donde nadie los podía ver, se besaron y tuvieron una relación sexual. Después de esta Ramírez la abandonó en el parqueadero y regresó solo al restaurante, donde recogió al español para volver a Bogotá. 

La muchacha quedó prácticamente inconsciente por el exceso de alcohol, y cuando la encontraron llamaron a su padre. Al llegar, este se aterró del estado de su hija y la llevó a la clínica Teletón, a pocos kilómetros de ahí, con el propósito no de certificar una violación, sino de reanimar a una mujer inconsciente.

Días después, el padre de la joven interpuso una denuncia ante la estación de Policía de Chía con el argumento de que su hija había sido violada. La joven también hizo dos declaraciones con su versión sobre lo sucedido. Durante esos días, la Policía procedió a hacer su propia investigación y recogió videos e interrogó testigos. Diez días después del incidente, el escándalo explotó en los medios, y solo en ese momento la Policía de Chía le entregó a la Fiscalía el material que había recopilado. 

Técnicamente, el plazo máximo para este procedimiento no puede ser superior a 36 horas. Por esta razón, la Fiscalía anunció que a los policías que investigaron el caso les abriría un proceso por presunta obstrucción a la Justicia y que les formulará cargos similares a algunos meseros, que habrían tenido conocimiento de los hechos y no los denunciaron. 

Alrededor de los anteriores hechos no hay discusión. Las diferencias comienzan a aparecer, como en gran parte de las acusaciones de violación, al cotejar la versión de él con la de ella. Para Ramírez se trató de un encuentro sexual casual estimulado por el exceso de alcohol y con el consentimiento de las dos partes. Para la joven, en cambio, se trató de un abuso sexual, y no se conocen los detalles de su declaración. Como había varias cámaras de vídeo en el recinto y múltiples testigos, las autoridades tienen en sus manos los elementos suficientes para concluir la investigación.
 
En todo caso, mientras se llega al final de este episodio le ha caído más agua sucia a Andrés Jaramillo, el dueño del restaurante, que al acusado de la violación. El propietario, un personaje muy popular y apreciado en la sociedad bogotana, se convirtió en el centro de la polémica por cuenta de unas desafortunadas declaraciones en las que dijo: 

“Estudiemos qué pasa con una niña de 20 años que llega con sus amigas, que es dejada por su padre a la buena de Dios. Llega vestida con un sobretodo y debajo tiene una minifalda, pues a qué está jugando. Para que ella después de excomulgar pecados con el padre diga que la violaron”.

Esta salida tan políticamente incorrecta generó una ola de indignación que no ha mermado, a pesar de que él ofreció disculpas por distintos medios. Como en Colombia cada día aparece una nueva noticia espectacular, el escándalo del parqueadero de Andrés Carne de Res acabó opacando la revelación de que las Farc pensaban atentar contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez.