Castigan a extraditables por peleas clandestinas

El pabellón de extraditables de la nueva cárcel construida cerca de la vieja La Picota, denominada Establecimiento del Orden Nacional (ERON) y considerada una de las más severas del país, se convirtió en un dolor de cabeza para los responsables del penal.

Escándalo tras escándalo, se han encadenado en las últimas semanas. El primero de marzo, un recluso condenado a 60 años atentó contra el italo-venezolano Ernesto Maffi, quien espera su extradición a Estados Unidos. Allí, una corte de Pensilvania lo señala de haber lavado cerca de cinco millones de dólares. Los indicios apuntan a que buscaban silenciarlo porque es un hombre que en su cabeza guarda valiosa información del mundo de la mafia. Por el hecho se anunció una investigación interna de la que no han trascendido resultados.

Después, Semana.com reveló un video grabado en el séptimo piso en el cual funciona el patio 15 y en el donde convivían 150 extraditables. En este se mostró que en las noches, cuando se suponía que los detenidos debían estar en sus celdas,  disfrutaban de peleas de boxeo clandestinas. Allí se apostaban sumas de dinero con la anuencia de la guardia. Por si fuera poco, las peleas se grababan con teléfonos celulares que en teoría están prohibidos en los penales.

Ver nota: Las peleas clandestinas de La Picota.

Luego de esa revelación, las directivas del INPEC le dijeron a la prensa que el tema no era reciente. Y que en su momento, se habían tomado medidas ejemplarizantes como el cambio en la dirección del penal y del personal de guardia.

Sin embargo, esta semana, después del escándalo, las mismas directivas ordenaron cambiar a los extraditables de patio y reforzar el control de sus actividades. Pero las decisiones ahora son cuestionadas.

Los familiares de algunos extraditables que, según su testimonio, no tuvieron que ver con las peleas clandestinas, denuncian que los reclusos ahora soportan condiciones difíciles. Para ellos, incluso les estarían violando sus derechos. Pero ¿qué pasó? Según cuentan, hacia las 3 de la madrugada del martes anterior un pelotón de la guardia llegó al pabellón 15 y los despertaron mientras les anunciaban que los trasladarían de manera inmediata. Algunos fueron llevados a otros penales y la gran mayoría fueron reubicados en el último piso de la edificación.

Según las fuentes que se comunicaron con Semana.com, a los reclusos, la mayoría de los cuales espera por su extradición, tan solo les dejaron sacar dos juegos de ropa, más no las colchonetas ni los alimentos que pueden obtener en el caspete del penal.

En el nuevo lugar no hay habilitados baños y algunos de ellos están durmiendo en el suelo, según narraron. Los cambios también se dieron en los horarios. Antes, los extraditables estaban en sus celdas desde de las 5 de la tarde y ahora, dicen, les quitaron una hora de permanencia en un área común donde se movían durante el día.

Ese espacio, que era aprovechado para realizar ejercicios básicos, también les fue revocado. Aseguran que en el nuevo pabellón no tienen derecho a la ‘hora de sol’ a la que estaban acostumbrados y les limitaron las comunicaciones con el exterior. De acuerdo con la información suministrada, en el lugar tan sólo hay un teléfono público para 80 internos.
 
En las visitas conyugales también hubo un cambio radical. Ahora las esposas de los extraditables, algunas de las cuales se comunicaron con Semana.com, aseguran que las visitas dependen del denominado ‘pico y placa’, sistema atado al número final de la cédula del visitante.

Los familiares y abogados que denuncian esta situación han solicitado que se revise el tema que califican de irregular. Un nuevo problema para una crisis carcelaria que tal vez por ahora no tiene solución a la vista.

Semana.com intentó comunicarse con la nueva asesora de prensa del INPEC para conocer la posición de la entidad, pero no fue posible.

Una de las abogadas que han vivido de cerca la citación de los extraditables y que defiende los intereses de dos de ellos aseguró que al llegar a la puerta del penal para visitar a sus clientes, los guardias le dijeron: "Hoy está difícil y mañana va a ser peor, dígales a sus defendidos que sigan mandando videos a los medios”.